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 2706-5421

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LOS ENCUESTADOS NO OPINAN, ENVÍAN MENSAJES

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El conjunto de opiniones y mensajes reflejan en cierta medida el estado emocional de la sociedad; pero, para el hermeneuta del estudio son simples “percepciones”, volátiles y cambiantes. Las campañas y sus mensajes pueden hacer cambiar la opinión y el mensaje –también los memes y las fake-news-.

Como se ha dicho en muchas ocasiones los resultados de las encuestas o estudios de opinión son “fotografías de un momento” en donde los ciudadanos entrevistados –según las muestras- no sólo opinan sino envían mensajes.

El conjunto de opiniones y mensajes reflejan en cierta medida el estado emocional de la sociedad; pero, para el hermeneuta del estudio son simples “percepciones”, volátiles y cambiantes. Las campañas y sus mensajes pueden hacer cambiar la opinión y el mensaje –también los memes y las fake-news-.

Por otro lado, el día de las votaciones se despliegan maquinarias logísticas para movilizar a los votantes; y ahí se dan estocadas y chantajes; desde una caja de pollo, pasando por una camiseta hasta US$10 dólares pueden hacer cambiar la intención de voto.

La encuesta que presenta el Centro de Estudios Ciudadanos (CEC) de la Universidad Francisco Gavidia (UFG) en Noviembre de 2018 permite ciertas conclusiones apriori: a) Bukele crece, Calleja Estático y Hugo baja, pero considerando el margen de error podríamos concluir que todo está inmóvil; b) producto de lo anterior, la campaña no está afectando a los electores, su impacto es mínimo; y c) La ciudadanía está expresando un mensaje “emocional” –y menos racional- a los partidos políticos tradicionales; hay una especie de “enojo” con Arena y el FMLN.

En este escenario de campañas hay espectros: primero, “modas” en la cual se involucran los más jóvenes; segundo, los “ganadores”, muchos quieren asegurar que no van a desperdiciar su voto; tercero, “tradiciones” o los etiquetados como voto duro por su lealtad; cuarto “indecisos” los que aún no saben por quién votar y esperan señales claras de la campaña; quinto, “mercaderes” quienes ponen a disposición su voto al mejor postor; y sexto, “apáticos” los que no irán a votar.

Votar es tomar una postura, delegar y/o confiar una vez más en la desprestigiada clase política; puede ser un acto democrático o darle la varita mágica de los millones a los sinvergüenzas de la clase política, para que tengan todos los privilegios posibles, poder o roben lo que puedan en cinco años. Sólo bastan 5 años para que les cambie la vida. A pesar de ello, votar sigue siendo un acto de esperanza o de fe, supone seguir creyendo en la democracia y que el país y su economía puede mejorar.

En la campaña surgen mensajes, debates, rumores y mentiras; también aparecen las encuestas que intentan proyectar dos realidades: a) qué espera y demanda la ciudadanía; y b) dónde está cada quién en la carrera política. Los que tienen buenos resultados alaban a la casa encuestadora, los que salen mal la atacan y acusan de estar comprada o ser parte de la campaña.

Hay casas de encuestas serias y otras que son parte de la campaña; consideramos en este análisis sólo las encuestadoras académicas: Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” (IUDOP), Universidad Tecnológica de El Salvador (CIOPS) y Universidad Francisco Gavidia (CEC).

Digamos en primer lugar que los resultados de estas casas encuestadoras no son para adivinar el futuro ni predecir resultados; son estudios científicos basados en fichas técnicas estadísticamente serias y con metodologías de relevamiento rigurosas para realizar mediciones e inferencias de un momento político, social, cultural o económico del país; y los resultados se pueden utilizar para tomar decisiones. Muchos políticos solo leen las gráficas y ya, otros más inteligentes hurgan en las bases de datos, interpretan con mayor profundidad y comparan con estudios anteriores para sacar conclusiones.

La encuesta no es sinónimo simplista de lo que sucederá el día de las elecciones; es un ejercicio o simulacro del “hoy”, de un presente que puede cambiar, pero también quedarse estático si no se hacen cosas diferentes. 

Ciertos elementos de la campaña –sobre todo errores o desaciertos- son los que circulan con mayor versatilidad en las redes sociales y conversaciones de la gente; también se incorpora al tráfico del marketing la historia inmediata u hoja de vida del candidato y del partido (buenas y malas prácticas).