Susana Joma
Fotografías cortesía: Johanna Segovia y Néstor Herrera
Biólogos esperan avances tras protección oficial de la playa Maculís como Área Natural Marina
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La declaratoria de la playa Maculís, en La Unión, como Área Natural Protegida Costero – Marina, anunciada por el Ministerio de Medio Ambiente (MARN) el pasado 5 de diciembre de 2024, ha sido celebrada por biólogos marinos, ecologistas y biólogos en general.
Es este contexto algunos de estos profesionales, como Johanna Segovia, Néstor Herrera, Ricardo Ibarra y Ricardo Navarro posterior al anuncio hablaron con Disruptiva Media sobre lo que representa el sitio y también reflexionaron sobre como esto impone un reto al gobierno, a las comunidades aledañas y a la sociedad sobre el cuido de esta zona y en general el medio ambiente.
“Me genera muchas expectativas. Maculís-Punta Amapala se convierte en la segunda Área Marina Protegida para el país. Un país costero, pero con muy poca cultura oceánica”, comenta la bióloga marina Johanna Segovia, consultada al respecto.
La declaratoria fue publicada en el Diario Oficial del lunes 23 de septiembre de este año. En donde se lee que esa cartera de Estado, bajo decreto No. 13, establece como “Área Natural Protegida Marino Costera Punta – Amapala», ubicada en el Distrito de Conchagua.
El MARN en distintos mensajes ha informado que Maculís- Punta Amapala se ha convertido en el Área Natural Protegida número 209 en el país y también la promociona como santuario. “Era una deuda que se tenía para con nuestro patrimonio marino”, expresa la también ecóloga.
Segovia, coordinadora del Centro de Investigación Marina y Limnológica (CIMARyL), del Instituto de Investigación, Ciencia, Tecnología e Innovación (ICTI), de la Universidad Francisco Gavidia (UFG), comentó que el trabajo para declarar esta zona como Área Natural Marina Costera viene desde hace muchos años, incluso ella participó en algunas de las etapas.
“En el período en que participé como Representante académica y científica en el Fondo de Inversión Ambiental de El Salvador (FIAES) se creó un financiamiento TFCCA, que está dirigido para la Conservación de Bosques Tropicales y Arrecifes de Coral. Este acuerdo, entre Estados Unidos y El Salvador, fue posible por la reciente investigación científica generada en los ecosistemas de arrecifes, la cual ha sido clave para sustentar la importancia de realizar acciones de conservación”, según Segovia.
El FIAES, en una nota publicada el 6 de diciembre en su sitio web, menciona que la firma del acuerdo entre Estados Unidos y El Salvador, que se dio en el 2021, para la conservación de bosques tropicales y arrecifes de coral consideró el direccionamiento de $20 millones de dólares para el mencionado fin.
La bióloga marina del CIMARyL insistió en que el proceso ha llevado su tiempo, pero luego de que se acordaron acciones y de que se hizo un llamado a las instituciones aliadas a ejecutar las actividades necesarias con los fondos del TFCCA la gestión ya quedó en manos del MARN.
“La ruta administrativa y legal fue recorrida y finalizada con esta importante noticia. Así que los que hemos estado vinculados a este esfuerzo nos lo esperábamos, sin embargo, es grato escuchar que el país cuenta con una nueva área protegida, y más, si es marina”, indica.
Riqueza ambiental
La coordinadora del CIMARyL, centro desde donde se llevan adelante una serie de investigaciones sobre la diversidad de especies marinas que habitan en las costas salvadoreña, explicó que Maculís – Amapala es la segunda área más importante de arrecifes en el país, y de esos ecosistemas depende la economía local.
Según detalles brindados por la investigadora en este punto costero hay una diversidad de hábitats, por ejemplo, manglar, playas arenosas, intermareal rocos, arrecifes, fondos blandos, entre otros.
“Esta gama de ecosistemas hace que la biodiversidad marina presente gran riqueza. Por ejemplo, podemos encontrar corales, gorgonias, esponjas, ascidias, anémonas de mar, nudibranquios, algas, cangrejos, mantarrayas, rayas, tiburones, peces, entre muchos más”, apunta.
¿Cuál es la importancia de la declaratoria?
Segovia externó que el tener una herramienta de gestión pública permite la participación incluyente en el buen uso del recurso y la conservación de la salud del ecosistema para el resguardo de los servicios ecosistémicos: esto llama a ordenar las actividades que se realizan en la zona considerando lo valiosa que es para el país; también llama a que desde la academia se realice monitoreo e investigaciones que contribuyan a mejorar la comprensión de la dinámica de los hábitats, a valorar las acciones positivas y a sensibilizar a la población sobre cómo nos vinculamos a ecosistemas tan importantes como los arrecifes.
La bióloga expone que si bien Maculís – Punta Amapala es un área con gran riqueza de especies, muy similar a los arrecifes de Los Cóbanos, sin embargo, aclaró que hay especies de Maculís que no están en Los Cóbanos y las cuales aún están en descubrimiento.
Comentó que en la actualidad el CIMARyL lleva adelante un proyecto de Monitoreo de intermareal y arrecifes rocosos, así como de especies invasoras y basura marina.
“Nosotros desde el CIMARyL, en estos últimos dos años, hemos publicado en revistas indexadas sobre un poco más de 30 especies descubiertas para los arrecifes y litorales rocosos de esta nueva AMP. Entre ellos se encuentran: gorgonias, anémonas, estrellas frágiles, esponjas, cirrípedos, entre otros”, detalla.
El doctor Enrique Barraza, biólogo marino del MARN, en uno de los videos publicados en redes sociales oficiales de esa cartera de Estado, resalta que el sitio tiene formaciones rocosas volcánicas que permiten una gran cantidad de vida, albergan peces, invertebrados y algas,
Barraza, siempre en el marco de hacer promoción de la declaratoria, explica, en el material audiovisual, que las corrientes en esa zona oxigenan los fondos, además de que “existen ahí especies amenazadas y en peligro de extinción como el caracol cambute, las tortugas marinas y el caballito de mar”.
De las letras a las acciones
Sobre los retos que esta declaratoria impone, Segovia dice que “el nombramiento trae responsabilidades, a cada uno como ciudadanos, ya que los salvadoreños estamos llamados a conservar nuestro patrimonio natural, a las instituciones que según su naturaleza participen también en asegurar procesos y acciones de conservación, en el caso de la academia a generar información para la toma de decisión basada en evidencia científica. Hay mucho por hacer, ordenarnos puede ser un reto, pero creo que si entablamos un diálogo genuino y participativo saldrán acuerdos que potencien la salud de los ecosistemas”.
La especialista, quien se muestra confiada de que otros puntos de la costa también reciba una declaratoria de Área Natural Marina Protegida (AMP), sostiene que una vez que un sitio ha recibido esta designación se pueden llevar a cabo diversas acciones para asegurar su conservación y manejo adecuado, por ejemplo, hacer con las visitantes jornadas de educación y sensibilización sobre la importancia de la zona, así como dar recomendaciones sobre cómo disfrutar de ella sin dañarla.
Otras medidas que se pueden aplicar en Maculís – Punta Amapala son: llevar un monitoreo de la biodiversidad, pues se necesitarán estudios y monitoreos para evaluar la salud del ecosistema y la biodiversidad presente, con lo cual se pueden identificar amenazas e implementar medidas de conservación efectivas: también realizar actividades de conservación, entre ellas establecer programas de restauración ecológica, control de especies invasoras y protección de hábitats críticos para la fauna y flora locales.
En palabras de Segovia una vez dada la declaratoria se puede regular el acceso al sitio, establecer normas para el uso de los recursos naturales, asegurando que las actividades humanas no comprometan la integridad del área; fomentar el ecoturismo sostenible en aras de beneficiar a las comunidades locales con la generación de ingresos al mismo tiempo que se promueve la conservación; y, además, se debe involucrar a las comunidades locales en la gestión y conservación de la Área Natural Marina tomando en cuenta sus conocimientos y necesidades.
La bióloga marina asevera que la declaratoria de un Área Marina Protegida es un paso fundamental para la conservación, pero no es una medida suficiente por sí sola. Es necesario implementar una serie de medidas complementarias, no solo las arriba descritas sino también se debe buscar financiamiento con organizaciones no gubernamentales; además, se debe contar con recursos humanos para poner en marcha esas acciones de conservación, a lo que suma fomentar la investigación para comprender mejor los ecosistemas y las especies, dado que esto puede ayudar a desarrollar estrategias de conservación más efectivas.
El biólogo Néstor Herrera dice que, en principio, considera que la medida de declaratoria es muy buena, teniendo en cuenta que los biólogos marinos, desde hace años, venían hablando de la importancia de este recurso debido la presencia de corales, de algas marinas. Él recuerda que allá por el 93 ya se hablaba del tema y desde 2012 ya se había planteado una propuesta técnica seria, incluso con levantamiento de batimetría y la caracterización del sitio.
Herrera, coincidiendo con Segovia, destaca que al convertirse Maculís en área marina protegida se complementa con Los Cóbanos, sitio que ostenta esa categoría desde años atrás y eso es de gran trascendencia porque ambos sitios tienen algunas especies diferentes.
El biólogo también es de la opinión que se debería extender la declaratoria hacia otros lugares de la costa, por ejemplo, a las islas del Golfo de Fonseca (Martin Pérez, Pirigallo, Conchagüita y Meanguera); y señala estar sorprendido porque en el caso de Maculís ha sido bastante rápida en comparación de lo que ocurrió en Los Cóbanos, en donde según cita hubo mucho proceso político involucrado, pero “aquí fue algo mucho más exprés”. Más allá de ver positiva la medida, Herrera subraya que “todo eso representa un reto para la sociedad, en el tema del aprovechamiento de los recursos pesqueros de ese sitio, de la capacidad del Ministerio del Medio Ambiente para la administración de estos recursos, etc., que deberá de atenderse”.
El biólogo afirma que la nueva situación legal de la zona, que básicamente le pone sello verde, favorecerá a los negocios de la zona, como ejemplo a grandes hoteles y restaurantes, porque se pueden dar a conocer como parte de un sistema de conservación de arrecifes, de especies, de las tortugas, pero también existe el reto de que lo manejen diferente de Los Cóbanos, en donde ese tipo de negocios está desasociado de los arrecifes y lo que ofrecen son el turismo básico de playa, sol y piscina.
Los retos para la nueva área protegida
Herrera, al analizar lo que significa este anuncio en el contexto de protección real del medio ambiente, externa que en esto “los retos para el gobierno están un poco extraños, porque esta declaración de Maculís se da en el marco de que el presidente está anunciando el regreso de la minería. Entonces suena como un lavado de cara. La misma declaratoria suena como una cortina para distraernos o para hacer ver que el gobierno está preocupado por el medio ambiente, por la diversidad, pero por otra parte están abriendo una gran caja de pandora de destrucción en la zona de la cuenca del Lempa, que obviamente Maculís no estaría afectado de manera directa porque no está en la cuenca, pero sí de manera indirecta a través de los materiales pesados que podrían llegar desde la desembocadura del Río Grande, con las corrientes, hasta el Golfo de Fonseca”.
En el actual contexto el especialista insiste en que el gobierno tendría que demostrar que no es un lavado de cara, sino que realmente es una preocupación por la conservación, como parte del cumplimiento de los convenios internacionales que demandan que El Salvador tenga más áreas protegidas. Mientras el reto para la ciudadanía, sobre todo de la zona, será el de entender o participar del proceso de los planes de manejo.
Agrega que debería trabajarse más el tema de aprovechamiento pesquero, porque la actual regulación pesquera de los recursos costero – marino riñe con las estrategias de conservación, protección de los recursos naturales y de las especies en peligro de extinción.
Además, señala que el gobierno debe ser coincidente en apostar con fondos, recurso humano para proteger y gestionar esta Área Natural Marina Protegida, dado que en el caso de Los Cóbanos el personal que usualmente se ha destinado es muy limitado: “La última vez que yo fuí no tenían recursos, no tenían botes, no tenían equipo acuático. Habían fortalecido la vigilancia en el ambiente terrestre, pero en el ambiente marino no”.
Ricardo Ibarra, otro biólogo salvadoreño, aprueba la decisión, ya que cree que esta designación es mejor tenerla a que “no se tenga nada”. Ibarra, además, resalta que Maculís es un lugar muy bonito, bien interesante, que tiene mucha riqueza, no solo marina sino también terrestre, incluso porque es un sitio de descanso y alimentación de aves.
“Yo siempre he considerado a Maculís como un hermano menor de Los Cóbanos, la arena es similar, tiene vegetación similar, tiene condiciones muy parecidas. Es un equivalente a Los Cóbanos solo que allá. Entonces eso lo hace bastante relevante. Ojalá y se hagan todos los procesos necesarios para que la categoría se implemente, se aplique y esto resguarde los recursos naturales que ahí están, para bien del país, para bien de las comunidades, para bien de todos, y que esto sea un ejemplo por replicar en otros espacios a lo largo de la costa que tienen bastante potencial y que pueden fungir como áreas naturales protegidas”, agrega el especialista.
Mientras, el doctor Ricardo Navarro, presidente del Centro Salvadoreño de Tecnología Apropiada (CESTA), al igual que Segovia y Herrera tiene una apreciación inicial positiva sobre la declaratoria; sin embargo, también subrayó que, tomando en cuenta que al MARN le han bajado presupuesto, no se deben limitar a hacer el anuncio para ganar imagen sino poner manos a la obra destinando financiamiento y recursos.
“Ellos me dan la impresión a mí (de) que lo que andan buscando es como imagen, porque eso sí, en eso sí gastan dinero, en videos y en cosas que hacen queriéndose ver como bien, pero el asunto no es eso, el asunto es llevar eso a la realidad. Y un Área Natural Protegida lo menos que puede tener es una persona que esté vigilando que eso se proteja como tal”, propone el ecologista.
Navarro comenta que algunas de las acciones que se necesita realizar tras la declaratoria es asegurar que no se esté llevando ahí contaminación, por lo que hay que identificar si hay empresas que tiren desechos en la zona; en segundo lugar, concuerda con Segovia en que se deben normar las visitas de personas al sitio, porque por ejemplo en otros países cuando visitan áreas de cabañas que están en los bosques incluso estipulan qué tipo de jabón no se debe utilizar para no afectar el medioambiente; tercero, garantizar que las personas no lleguen a extraer recursos, sino que se mantenga el respeto, la armonía con la naturaleza.
“Yo creo que a las playas hay que darles especial atención, sobre todo con esto de las tortugas que se están reduciendo tan dramáticamente, por ejemplo, hay zonas en donde hay anidación en algunos periodos del año y eso hay que respetarlo, hay que cuidarlo. Entonces hay que meterle recursos, pero es que aquí hacen cosas y no les meten recursos”, declara Navarro aludiendo que tiempo atrás el gobierno hizo anuncios alusivos a realizar acciones para frenar la llegada de basura a ríos y al mar, incluso surgió una normativa en donde se multaría a quienes lanzaran desechos, pero solo quedó en eso.
El presidente del CESTA asegura que la situación de la costa salvadoreña tiene una tendencia hacia el deterioro; esto producto de algunas prácticas como la conducción de cuadrimotos en las playas, que no solo afecta a las especies, sino también pone en riesgo de atropellamiento a los niños, además de los plásticos desechables de un solo uso y botellas quebradas que dejan los visitantes; a esto suma que se siguen vertiendo aguas negras en los cauces de la mayoría de ríos, entre ellos los que desembocan en el Lempa.
“Creo que las declaraciones deben de ser consecuentes con las acciones, por una parte, se vio una iniciativa de las boyas (que destruyen cianobacterias en el lago de Coatepeque), pero por otra parte hay (una apuesta a la) minería. ¿Cree que eso es para distraer del tema de la minería?, insiste Navarro con preocupación recordando que la reactivación de la minería, por más verde que se quiera presentar, siempre requerirá en su proceso la utilización de químicos que contaminarán los ríos, el entorno en donde vive mucha gente.
* La fotografía que encabeza este artículo es cortesía de Néstor Herrera.