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 2706-5421

creencias
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Óscar Picardo

Condicionados…

“Deberían de dar premios de resistencia por ser salvadoreño”.

Las investigaciones sobre Humor social y político que hemos realizado desde hace cinco años, a través de preguntas complejas y profundas -que algunos políticos, analistas y comunicadores no entienden- en encuestas nacionales, reflejan que siempre estamos condicionados por algo…

El conflicto armado; los escuadrones, secuestros y masacres; el anti-comunismo de los gobiernos de ARENA; la privatización de los servicios públicos; las pandillas; la dolarización; los terremotos; las redes sociales -democratización e idiotización-; la izquierda al poder y el gobierno con el FMLN; la corrupción; las Nuevas Ideas; la pandemia de Covid-19; el bitcóin; el régimen de excepción; la minería; y últimamente las medidas del gobierno de Trump.

¿Qué significa estar condicionado…? Desde el punto de vista psicológico el condicionamiento es un tipo de aprendizaje que se basa en la asociación entre un estímulo y una respuesta. Existen dos tipos de condicionamiento: el clásico y el operante.

El condicionamiento clásico se produce cuando un estímulo condicionado se empareja con un estímulo incondicionado. Pavlov descubrió el condicionamiento clásico en sus experimentos con perros. El condicionamiento operante se produce cuando un comportamiento se asocia con un refuerzo o un castigo. Skinner descubrió que los comportamientos reforzados tienen más probabilidades de repetirse.

En resumidas cuentas, los vectores condicionantes nos educan, nos enseñan y nos disciplinan a ser y a actuar de un determinado modo. Cada una de las experiencias descritas de nuestra historia contemporánea, desde el conflicto armado hasta la minería y Trump han incidido en nuestra cosmovisión, ideologías y sistema axiológico.

Parece que no podemos ser soberanos, independientes, plenamente libres o autónomos y que siempre hay algo afectando nuestra realidad cultural y educativa. Siempre estamos divididos en bandos o tenemos que tomar partida. Por si fuera poco, en medio de esta complejidad aparece en escena el pensamiento religioso exacerbado, infantilizado o fanático.

Por lo que observamos en el IX Estudio de Humor Social y Político el sistema educativo ha fallado; el pensamiento religioso ha ahogado al pensamiento científico. Los encuestados, 9 de cada 10, no sólo son creyentes y muy religiosos -47% evangélicos y 36% católicos-: sino que, además, 9 de cada 10 opta por el creacionismo más que por la evolución; 87% confía más en la justicia divina que en la terrenal; 89% se apegan al criterio de la providencia o la predestinación; entre otros factores.

Francisco Caijao nos explica el rol de la “sociedad educadora”: “la capacidad de influencia de la escuela formal en el proceso educativo se ha debilitado de manera ostensible. Esto obedece a tres factores: el desarrollo de los medios de comunicación; la urbanización acelerada de la población; y la transformación de los procesos de socialización de niños y jóvenes de ambos sexos en el espacio escolar.

Al fallar el sistema educativo -de lo cual hay demasiada evidencia- la religión, la política y las redes sociales están asumiendo el rol de influencia y condicionamiento en la opinión pública; y dado que no hay “tiempos” de calma, sosiego o estabilidad emocional, la gente responde a estímulos a través de diversos fenómenos: satisfacción vicariante, radicalización, fanatismo, fenómeno de culto, entre otras respuestas.

Este condicionamiento probablemente también sea hereditario y/o contagioso, no se diluye, sino que se amplifica, sobre todo a través de la influencia de las redes sociales y sus algoritmos, los cuales alimentan los hábitos de consumo digital.  

Mucha gente ha optado por huir de los factores condicionantes, migrar, buscar nuevos espacios de oportunidades; la violencia, la falta de empleo, el autoritarismo, el miedo, las necesidades básicas, el estar con su familia, entre otros elementos están a la base de los fenómenos de desplazamiento y migración.

Cada cinco años se inicia un ciclo de incertidumbres, de promesas y desgracias, mientras unos pocos se enriquecen a costas del Estado; cada cinco años aparece la esperanza de un cambio y pronto desaparece; cada cinco años aparece el inventario de problemas que se van a solucionar y luego se mimetizan u ocultan con publicidad, propaganda, información reservada o populismo; cada cinco años aparece un mesías que nos va a salvar y sólo se salva él y sus amigos; y hoy se quebró el ciclo hacia una realidad indefinida en dónde la incertidumbre será mayor y más intensa.

Mucha gente pobre nace en condiciones desfavorables y muere pobre, no aparecen las oportunidades o el sistema no les brinda las herramientas para romper los círculos de miseria; y son la mayoría, los que reproducen la experiencia infame. Al final: 7 de cada 10 ganan menos US$ 500 al mes, y sólo 1 de cada 10 llegará a la universidad… Efectivamente están condicionados, y sólo podrían salvarse si les tocara la varita mágica de la corrupción, si pudieran ingresar a ese mágico mundo de la política y hacerse de un cargo con influencias para ejercer el clientelismo. Pero es un privilegio de pocos, de muy pocos.

La meritocracia, el esfuerzo, el estudiar, el trabajar duro o el ahorrar es cuesta arriba; la Tasa Interna de Retorno Educativa es negativa en casi todos los niveles; nuestro mercado laboral es muy limitado. Afortunadamente mejoró la seguridad, pero el bienestar está lejos y las soluciones propuestas no son funcionales -Bitcóin y Minería-.

No olvidemos que la mayoría de los salvadoreños y las salvadoreñas nacieron, crecieron y se educaron en el contexto de la guerra civil y de la violencia; primero 12 años de guerra entre 1980 y 1992; luego las pandillas, de 1992 a 2019; 39 años de dolor y sufrimiento. Y mientras se adaptaron a la violencia, trabajaron, migraron y normalizaron una forma de sobrevivir en condiciones extremas. Hoy logramos una importante cuota de seguridad, pero aparece en escena otros temores y preocupaciones: hay miedo a opinar, miedo a los nuevos sistemas punitivos, miedo al Estado de Excepción y al nuevo Estado implacable centralizado en una figura de carácter omnipotente; esto sucede en varios países…  

Seguimos condicionados, siempre hay un algo o un alguien que está moviendo los hilos de nuestras vidas por comisión u omisión; la libertad se ha ido deteriorando, mientras la estupidez y el miedo campean en las redes sociales, el nuevo lugar distópico de nuestras vidas. 

Disclaimer: Somos responsables de lo que escribimos, no de lo que el lector puede interpretar. A través de este material no apoyamos pandillas, criminales, políticos, grupos terroristas, yihadistas, partidos políticos, sectas ni equipos de fútbol… Las ideas vertidas en este material son de carácter académico o periodístico y no forman parte de un movimiento opositor. Nos disculpamos por las posibles e involuntarias erratas cometidas, sean estas relacionadas con lo educativo, lo científico o lo editorial.  

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