

Susana Joma
Fotografías: Johanna Segovia
El dólar de mar, el erizo que predomina en los playones de El Tamarindo
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- , Ciencias del mar
Las costas salvadoreñas son ricas en diversidad de organismos marinos, aunque la gran mayoría son poco conocidos. Este es el caso de un erizo que habita en los playones del estero de la playa El Tamarindo, en el departamento de La Unión, conocido popularmente como dólar de mar.
Una investigación realizada en diciembre 2021 por las biólogas Johanna Segovia y María Fernanda Ramos Cáceres, parte del equipo del Centro de Investigaciones Marinas (CIMARyL), de la Universidad Francisco Gavidia (UFG), demostró que en esos playones predomina el equinodermo de mar de la especie Mellitella stokesii, que pertenece a la familia Mellitedae, grupo de los equinodermos irregulares. Es debido a su peculiar forma de disco por la que se le ha dado en llamar comúnmente dólar de mar o también dólar de arena.
El playón es un ecosistema de sustrato blando, generalmente una mezcla de limo y arena que queda expuesto entre mareas.
Segovia, quien es coordinadora del CIMARyL, expuso en una entrevista con Disruptiva Media que, si bien esta especie ya estaba reportada para El Salvador, lo que no se conocía del Mellitella stokesii, y que ellas tomaron como objetivo de su investigación, era que tanto abundan en el ecosistema, las estructuras de tallas (tamaños) que alcanzan y si era dominante en esos sitios.
“Los playones en El Salvador son muy poco conocidos, se ha estudiado poco sobre los organismos que dependen de ellos, que se desarrollan en ellos, y eso es lo que a nosotros nos llevó a estudiar qué organismos se encontraban ahí, para nuestra sorpresa cuando llegamos al playón de El Tamarindo, al bajar la marea inmediatamente se empezaban a ver un montón de dólar de mar”, explica.
La también ecóloga comenta que durante los viajes de campo que realizaron, como parte de la investigación, lograron registrar, cerca de la bocana y el canal de cada playón, unos diez individuos por metro cuadrado, alcanzando unos 1,000 en cada área.
El Mellitella stokesii, según dijo, también habita en los playones de la Bahía de Jiquilisco. Es una especie que se puede encontrar en el Pacífico Oriental, su distribución va desde México hasta Ecuador, y se caracteriza por su simetría pentarradial, tiene su cuerpo lleno de espinitas que le ayudan a movilizarse.
El Mellitella en el sustrato blando de estos playones convive con otros organismos como sipúnculos, caracoles, cangrejos ermitaños, entre otros, que también son importantes para este ecosistema.
La investigadora detalla que esta especie aprovecha alimentarse entre las mareas y come una película de diatomeas que queda ahí, estos son microorganismos que quedan entre el sedimento y el aire.
El equipo del CIMARyL logró documentar cómo este dólar de mar, en marea baja, aprovecha para movilizarse hacia el canal que queda sumergido, debido a que el playón tiende a secarse por acción de la luz del sol.
“Eran alrededor de un kilómetro lo que migraban, pero claro el cambio de marea (eso) se da entre 6 y 12 horas. En todo ese tiempo pareciera que van lento, pero considerando que es un organismo que solo utiliza unas pequeñas espinas para poder movilizarse, (se puede considerar que) van muy rápido», agrega la bióloga.
Las diminutas espinas que le ayudan a moverse también le sirven para mandar sedimento hasta la boca; lo hace a través de los podios, que son unas estructuras tipo canales dispuestas en la parte de abajo.
Los hallazgos de esta investigación ya fueron publicados en la Revista de Biología Tropical, bajo el título “Abundancia, densidad y estructura de tallas de Mellitella stokesii (Echinolampadacea: Mellitidae) en playones del estero El Tamarindo, El Salvador«; como parte de un suplemento especial sobre equinodermos.
En el país hay identificadas alrededor de siete especies de erizos irregulares, entre ellas está la Lanthonia longifissa (Michelin, 1858) que habita en las arenas de la playa Costa del Sol, ubicada en el departamento de La Paz, pero es distinta de la de los playones de El Tamarindo.
Segovia afirma que ese proceso de movilización del Mellitella stokesii es bastante interesante, porque, si bien cuando la marea baja los playones se ven secos y se puede pensar que ahí no viven organismos, en realidad sí los hay, pero no se los vemos en ese momento debido a que se da este proceso de migración.
Según detalla no todos los equinodermos irregulares tienen una migración dentro del sedimento como lo hace este, sino que se mantienen en la zona bentónica, o sea el fondo marino.
Expone que no solo registraron las tallas de los ejemplares en general, sino también el tamaño que alcanzaban según el lugar donde se encontraban, y en ese ejercicio lograron ubicar individuos que medían desde uno hasta siete centímetros, aunque predominaban los de entre tres y cuatro.
Esta especie tiene depredadores, entre ellos los cangrejos.
Sobre el color de este organismo la bióloga marina dice que la mayoría de dólar de mar son entre verde y café, pero este (Mellitella stokesii) tiene un color más verdoso, ya que el que se encuentra en la zona de de la Costa del Sol es más claro.
Segovia explica que, si bien los dólares de mar de El Tamarindo no tienen tanta presión como los de la Costa del Sol, que son extraídos por la gente, colectados y desechados en otros lugares, de igual forma existe el reto de protegerlos porque si en los playones se llega a dar un turismo masivo podrían verse muy afectados porque el sustrato tiende a compactarse y los organismos no podrían hacer ese proceso de migración y morir.
Al ahondar sobre la importancia de este proyecto la bióloga externa que este esfuerzo investigativo que realizan como CIMARyL es con el fin de conocer la biodiversidad y su estado en los ecosistemas costeros marinos de la zona oriental del país, porque es de donde al respecto menos información se tiene disponible.
“Entonces parte de nuestro quehacer ha sido dedicar esfuerzos de investigación científica en esa área porque tiene gran potencial; ahí se encuentran, por ejemplo, los arrecifes rocosos de Punta Amapala, que es un sitio que alberga mucha biodiversidad, y que conocemos que entre los ecosistemas hay una vinculación, manglares, arrecifes, playones y mantener la dinámica en que se encuentre es importante para conservarlo”, comenta.
Señala que como el Mellitella stokesii tiene una estructura carbonatada si el agua del océano se vuelve ácida su cuerpo puede tornarse débil, frágil, como cuando al ser humano se ve afectado por la osteoporosis. “Cuando el océano absorbe todo el Dióxido de Carbono se va haciendo más ácida el agua, esa es como la mayor fuente, pero también puede haber variaciones locales, en donde haya una acidificación costera por dinámicas industriales en la zona”, detalla.
Segovia deja ver que la actividad industrial que se está dando en El Salvador, en el afán de buscar el desarrollo costero, estaría incidiendo en los ecosistemas que habitan esos organismos, por lo que considera que es necesario mantener un monitoreo constante. En este contexto dice que tienen contemplado realizar nuevas investigaciones en esos playones.
“Muchos organismos no tienen a primera vista algo que nos haga mover nuestras emociones, unos ojitos que nos hagan una carita bonita, pero son sumamente funcionales e importantes para el sistema, por ejemplo, esos dólares de mar lo que hacen es reciclar los nutrientes, como se alimentan de materia orgánica equilibran el contenido de materia orgánica en el sistema”, apunta.
La bióloga Fernanda Ramos coincide con su colega Segovia sobre el valor ecológico que tiene esta especie de equinodermo para estos ecosistemas de los playones, dado que por hoy son organismos abundantes y atractivos que ejercen una función en esos ecosistemas de playones, misma que beneficia a otros grupos como crustáceos y moluscos que son de importancia comercial.
“Es importante cuidar los ecosistemas de playa, porque al mantener su estructura y procesos naturales permiten que las funciones de atenuación y disipación de olas, estabilización sedimentaria y retención de arena se desarrollen en óptimas condiciones, proporcionando un servicio de absorción de la energía marina; permite, además, el desarrollo de comunidades de organismos con importancia comercial”, insiste Ramos.
La coordinadora del CIMARyL destacó que además de publicar en las revistas científicas, en la que sus pares tienen oportunidad de conocer nueva información sobre los organismos que viven en los ecosistemas marinos de la región centroamericana, de igual forma es importante que la población conozca sobre estas especies para que tomen conciencia sobre la necesidad de realizar acciones para su conservación.