

Óscar Picardo
El periodismo: Entre la certeza del papel y la verdad digital
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“La mejor noticia no es siempre la que se da primero, sino muchas veces la que se da mejor”.
Gabriel García Márquez
La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) finalizó la semana pasada su Reunión de Medio Año de dos días, y entre las principales conclusiones se afirmó: “La creciente hostilidad, el acoso y la retórica estigmatizante contra periodistas y medios informativos desde el poder se ha extendido en las Américas” (sobre todo con la llegada Donald Trump) y se ha intensificado en todos los rincones del hemisferio, vemos cómo periodistas y medios enfrentan una realidad hostil.
Pero eso no es todo, la prensa y los medios enfrentan otras tormentas: La incertidumbre económica, los grandes cambios políticos hacia el modelo de “Ejecutivo unitario” o autoritario y la transformación digital sin precedentes, que incluye el auge de la Inteligencia Artificial y un sinfín de canales de comunicación atomizados; un escenario bastante complejo. Pero podríamos reflexionar y llegar a una conclusión: No es la primera vez que los medios están en contextos hostiles y hay resiliencia…
La certeza del papel…
Gumersindo Lafuente (España), Eduardo Huchín (México) y Santiago Erazo (Colombia) desarrollaron una reflexión para la Fundación Gabo sobre la convivencia entre las pantallas y el papel: “Mencionar la muerte del periodismo impreso resulta sensacionalista en un mundo que está marcado por lo cíclico, dónde todos los días se mueren cosas que después resulta que seguían vivas. El papel ha mostrado una consistencia enorme en una profesión llena de desafíos y sigue siendo un soporte para este oficio que aun demanda trabajo humano y físico”.
Y agrega Santiago Erazo, editor de El Malpensante: “En medio de la precariedad actual de los medios que siguen publicando en papel, los vaticinios de principio del siglo XXI sobre la muerte del libro y de los medios impresos no se cumplieron, pues lo impreso ha logrado convivir con lo digital. Existe una cierta condición anfibia que todavía no desaparece. En un mundo saturado de inmediatez, el papel nos recuerda que vale la pena pensar antes de publicar. Los grandes problemas globales exigen reflexión pausada”
Con la inteligencia artificial (IA) todos los productos digitales -fotos, videos, podcast, hipertexto, etcétera- son muy ágiles, pero también vulnerables y sospechosos de ser alterados, cambiados a conveniencia o de ser una Fake news.
Según Statista, en una encuesta realizada en 2022, la población de Filipinas fue la que más consumió noticias falsas o engañosas. En concreto, aproximadamente el 90% de los filipinos afirmó haber estado expuesto a este tipo de información en la semana previa a la elaboración del estudio. Peruanos y mexicanos, con una penetración del 87%, empataron en la segunda posición, mientras que Rumanía completó el podio.
Nic Newman al presentar la 13ª edición del Digital News Report (Oxford, 2024) señala: “Este año, nuestro informe documenta la escala y el impacto de este “reseteo de las plataformas”. Con TikTok, Instagram Reels y YouTube creciendo, analizamos por qué se consumen más videos y qué cuentas convencionales y alternativas (incluidos creadores e influencers) reciben más atención cuando se trata de noticias (…) El consumo de noticias en las plataformas online se fragmenta: seis redes alcanzan al 10% de nuestros encuestados, en comparación con apenas dos hace una década. Casi un tercio de la muestra global (31%) recurre a YouTube para informarse cada semana y alrededor de una quinta parte lo hace en WhatsApp (21%), mientras que por primera vez TikTok (13%) ha superado a Twitter (la red ahora denominada X tiene 10%) (…) Al examinar las fuentes de noticias a las que el público presta más atención en las plataformas, observamos un foco cada vez mayor en comentaristas partidistas, influencers y jóvenes creadores, especialmente en YouTube y TikTok. No obstante, las marcas tradicionales y los periodistas todavía tienden a desempeñar el papel más destacado en redes como Facebook y X (…) La preocupación en torno a qué es real y qué es falso en internet cuando se trata de noticias ha aumentado 3 puntos porcentuales en el último año, y alrededor de seis de cada diez (59%) muestran inquietud.”.
Las noticias falsas –Fake news o el trastorno de la información- es la comunicación falsa o engañosa, incluyendo desinformación y propaganda, frente a la estética y la legitimidad de las noticias. Las noticias falsas a menudo tienen el objetivo de dañar la reputación de una persona o entidad, o ganar dinero a través de los ingresos publicitarios. Las noticias falsas siempre se han difundido a lo largo de la historia, el término noticias falsas se utilizó por primera vez a finales del siglo XIX.
Hoy por hoy, el papel o el print es de las pocas garantías de verdad, sujeta al escrutinio de la razón humana, constatable y verificable. En efecto, lo impreso es la evidencia ética de lo constatable o corregible; no es escurridizo. Los periódicos siguen presentando lo que sucedió, lo que es o lo que puede llegar a suceder, frente a las encrespadas aguas de la mentira, la probabilidad y la posibilidad.
La velocidad y versatilidad de lo digital da la premisa, pero no la verdad. ¿Qué prefiere…?, ¿ser el primero en saber o ser engañado?, o ¿esperar -con polo a tierra- para constatar la verdad? ¿Tanta es la urgencia de la primicia…? La transformación digital tiene demasiadas ventajas, pero nos está deshumanizando.
La otra cara de la moneda…
Pero también hay medios digitales, generando noticias, crónicas, investigaciones y entretenimiento basado en criterios informativos serios y en respuestas a las necesidades de los ciudadanos. Por ejemplo elsalvador.com nació en 1994, antes que llegara internet a El Salvador, y desde entonces es una referencia para la audiencia nacional y la diáspora. El Faro lo hace de manera sostenida e impactante desde 1997, presentando investigaciones periodísticas y crónicas de alta calidad periodística.
El desafío de los nuevos portales digitales es integrar a los creadores de contenido y periodistas, trabajando para informar con honestidad y practicidad, es decir contar historias veraces y dignas de ser contadas. Asimismo, se cuidar que el contenido digital se base en fuentes confiables y sin dejarse influenciar por el sensacionalismo, el amarillismo o los contenidos alterados con inteligencia artificial.
La idea es hacer información, noticias y entretenimiento responsable acordé a los desafíos de la transformación digital, pero con ética. También contar las historias que las audiencias necesitan para un mayor bienestar y para tomar las mejores decisiones de modo informado.
Finalmente: Lo digital no mata lo impreso, lo complementa…
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