

Susana Joma
El Salvador necesita un modelo de desarrollo con igualdad de oportunidades, señala el economista Óscar Cabrera
El Salvador enfrenta un panorama económico complejo y un futuro poco alentador. Según el economista Óscar Cabrera Melgar, bajo un modelo de neoliberalismo radical, el país se perfila como el que menos crecerá en la región durante los próximos cinco años, mientras persisten altos niveles de pobreza. Esta situación plantea el reto urgente de replantear el rumbo económico y social.
Cabrera Melgar considera que es necesario establecer un nuevo modelo alternativo de desarrollo enfocado en mejorar los indicadores económicos, pero más humano en función de favorecer a la población vulnerable.
El economista, como parte de una investigación que ha plasmado en el libro “Hacia un nuevo modelo de desarrollo con igualdad de oportunidades para El Salvador”, plantea que este debe garantizar que haya equidad, también que debe surgir de un pacto social o acuerdo nacional, tras un diálogo y negociación intenso en el que participen todos los sectores.
El autor, quien lanza su obra el 22 de marzo en el Colegio de Profesionales de las Ciencias Económicas (COLPROCE), en un primer momento presenta a los lectores un análisis sobre tres periodos económicos, empezando por el que define como Neoliberalismo radical y diversificación de exportaciones vigente entre 1990 – 2009; el Neoliberalismo mitigado y transformaciones productivas sociales que va de 2010 –2019; y el Neoliberalismo radical ruptura del Estado de Derecho del 2020 –2021, los cuales, según expone, no han favorecido el crecimiento productivo, ni garantizado una vida digna, por el contrario han marcado la desigualdad.
En una entrevista con Disruptiva Media el profesional detalló que desarrollar esta investigación, en la que muestra la evolución económica del país, le tomó cerca de un año, y el proceso de producción del libro que estuvo a cargo de UFG Editores llevó alrededor de seis meses.
Al explicar cómo surge su proyecto de investigación expuso como antecedente que en el año 2020, en plena pandemia, trabajó con la CEPAL de México un proyecto en el que se abordaban diferentes modelos de desarrollo de El Salvador desde una perspectiva estructuralista, pero tras finalizarlo él había quedado insatisfecho, porque a su criterio los principales problemas de El Salvador y de la región centroamericana requieren analizarse bajo otros enfoques, por ejemplo el heterodoxo, feminismo y ecologismo, tras ello decidió plantear a la Universidad Francisco Gavidia (UFG) este nuevo trabajo de investigación.
El economista, quien fungió como presidente del Banco Central de Reserva (BCR) entre junio 2014 y el 31 de mayo de 2019, precisó que en el estudio que hizo con la CEPAL no se había definido hacia donde debíamos ir como El Salvador, algo que en su nuevo trabajo investigativo sí lo contempla.
¿Qué caracteriza a los modelos económicos de las últimas tres décadas?
Cabrera Melgar detalla que, durante el modelo denominado Neoliberalismo radical y diversificación de exportaciones (1990 – 2009), “se dieron un conjunto de políticas, como la apertura comercial y financiera indiscriminada, las privatizaciones de empresas públicas, de la banca, del sistema de pensiones; y cuando observamos los principales datos macroeconómicos, (nos damos cuenta de que) el crecimiento económico apenas fue de 2.6 %, los niveles de productividad son casi nulos, de 0.6 %”, esto pese a que la productividad laboral es el principal determinante del crecimiento y desarrollo de país. Además, expone que en este periodo el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita fue de apenas 1.8 % y la ampliación del déficit comercial de casi 19 puntos.
En su trabajo explica como en el periodo del Neoliberalismo mitigado y transformaciones productivas y sociales (2010 – 2019) hubo un cambio de enfoque hacia la planificación de actividades económicas y sociales, en donde se desarrollan un conjunto de políticas sociales; sin embargo, advierte que como el ADN neoliberal no fue eliminado y se mantuvieron los mismos marcos legales el crecimiento casi fue similar, 2.5 %; la productividad de 0.4 %, mientras el déficit comercial se amplió hasta casi 22 puntos del PIB.
Sobre el tercer periodo económico Neoliberalismo radical ruptura del Estado de Derecho (que abarcó de 2019 hasta el 2021, año en que termina el estudio), el investigador expone que este se ha caracterizado por “la falta de un programa de gobierno, lo cual ha provocado decisiones políticas que se dan sobre la marcha”, por ejemplo, a través de (la red social) X o de otras; se estableció el bitcoin como moneda de curso legal, misma que el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha pedido desmantelar: “El crecimiento económico es muy bajo en este periodo, apenas creció 1 %; los déficit comerciales llegaron casi al 26 % del PIB, vemos el crecimiento de la productividad, eso sí, del 4.3 %, pero eso se debe más por un efecto estadístico por la caída del PIB en el 2020, que cayó menos, 7.9 %; y luego se dispara el crecimiento a más del 10 %. Entonces es una insatisfacción en cuanto a cómo marcha la economía en El Salvador”.
El economista señaló que “somos una economía que se encuentra en una trampa, con bajo crecimiento económico, una falta de transformación productiva, (en la) que estamos especializados en servicios de bajo valor agregado y esto explica por qué los niveles de productividad son tan bajos entre el 90 hasta la fecha”.
Su análisis sobre la realidad económica aborda también como El Salvador es un país que, además, presenta los mayores costos derivados de los desastres naturales; al respecto apunta que entre el 2000 y 2023 se perdieron casi 5,400 millones de dólares como resultado de esas situaciones adversas.
El doctor Cabrera Melgar externa que en ese contexto de vulnerabilidad “somos la economía que menos va a crecer a futuro entre 2024 y 2029, y las desigualdades han venido creciendo” porque el 50 % de la población más pobre apenas obtiene el 5 % de la riqueza, mientras que el 1 % más rico obtiene el 25 % de la riqueza.
“La pobreza ha venido creciendo desde 2019, de un 22.8 % hasta casi un 30.3 % en 2023. (En) 2023 nos enfrentamos a que más de 1.9 millones de salvadoreños están en pobreza, y esto lo que está diciendo es que hay una violación a los derechos humanos de los salvadoreños. Esta falta de movilidad hace que la población salvadoreña esté frustrada con la forma en que ha venido funcionando la política pública”, sostiene.
Impacto en la situación de pobreza
El investigador señaló que en el modelo que estuvo del 1990 a 2009 los indicadores de pobreza y desigualdad crecieron, mientras que durante el modelo Neoliberalismo mitigado y transformaciones productivas y sociales que va de 2010 a 2019 esos indicadores empezaron a reducirse de manera sostenida, gracias a las políticas sociales, y obviamente también a que los niveles de concentración de ingreso y la riqueza se redujeran.
Según detalló, entre las cosas que marcan diferencia positiva hacia el modelo de 2010 a 2019, con respecto a los otros, por ejemplo, es el hecho de planificar la economía, incorporar políticas públicas a partir de dos planes quinquenales de desarrollo, como el diseño de políticas industriales que ayudaron a acelerar la transformación y diversificación de la economía. En este modelo también destaca que hubo una reducción de la pobreza total relativa y extrema, se dio el fortalecimiento de un sistema de protección universal, en donde se aumentó la cobertura en los servicios de salud, alimentación, la alfabetización y seguridad de los ingresos.
El doctor Cabrera subrayó que, al entrar el tercer modelo de desarrollo que el cita como Neoliberalismo radical ruptura del Estado de Derecho (2019 – 2021) y atañe al actual gobierno, “lo que hemos observado es el desmantelamiento de estos programas sociales del modelo anterior, unas condiciones donde el Estado ha venido saliendo de la planificación del mercado y al mismo tiempo políticas fiscales que en lugar de mejorar las condiciones de vida de la población a través de un gasto social pues lo hemos visto reducir”. Muestra de ello, dice, son los recortes aplicados el año pasado a los presupuestos de áreas como educación, salud, agricultura. “No es fortuito que el crecimiento económico en el actual modelo sea de los más bajos”.
Según expone Cabrera Melgar en su libro, basado en datos, la vuelta al neoliberalismo radical ha implicado que de 2020 al 2023 la deuda del sector público no financiero ha llegado a niveles de 84 % y el déficit comercial a 20 puntos, en ambos casos con respecto al PIB.
En el espacio con Disruptiva, señaló que a esta situación se suma el hecho de que en este modelo se rompió la institución que se derivó de los acuerdos de paz, como la independencia de poderes, la eliminación de las funciones de transparencia y la rendición de cuentas, así como los problemas con las adquisiciones y contrataciones.
En su libro, además, analiza el rol que han tenido las élites para favorecer más el crecimiento y acumulación de su riqueza, lo cual han logrado a través de normativas que han llegado a la Asamblea Legislativa; también profundiza en el texto sobre el impacto de dolarización del país, algo que vino a afectar el poder adquisitivo de las familias.
El doctor Cabrera Melgar insiste en que precisamente deben desmantelarse esas leyes que propiciaron que una pequeña elite millonaria siga creciendo. Sobre el tema de la dolarización detalló que “dentro del libro nosotros proponemos restituir las funciones al Banco Central, de la emisión monetaria, pero también crear lo que es dinero electrónico emitido por el Banco Central para acelerar la inclusión financiera”.
Apuesta al desarrollo humano
Indica que el nuevo modelo de desarrollo que nazca del consenso de todas las fuerzas del país debe conllevar una economía más humana.
Es así como en su libro propone trabajar siete áreas claves para alcanzar ese acuerdo nacional por un modelo de desarrollo con igualdad de oportunidades: 1) Un sistema de protección social universal; 2) transformación y diversificación productiva y crecimiento inclusivo; 3) seguridad ciudadana y cultura de paz; 4) participación ciudadana y transparencia; 5) Inclusión financiera y democratización del dinero y sistemas de pago; 6) resiliencia ante el cambio climático; y 7) justicia fiscal.
Estos puntos son importantes con miras a que la población disponga, entre otras cosas, de mejores oportunidades de acceder a empleo digno; que la Pequeña y Mediana Empresa tenga un real apoyo, que haya acceso a salud y educación gratuitas y de calidad, que se cumplan con la inclusión social y la protección del empleo básico, que haya fortalecimiento de la seguridad alimentaria y acceso a la vivienda digna.
El economista insiste en que también dentro de ese modelo de desarrollo se requiere retomar una nueva política de participación ciudadana, hacer reformas a la Ley de la Juventud, la creación de espacios de diálogo y concertación con el Estado y la ciudadanía, seguridad ciudadana y cultura de paz que ponga fin a todas las formas de violencia, que haya acceso a una justicia para toda la población, erradicar la discriminación y violencia de género, combatir la corrupción y la impunidad.
“Necesitamos una justicia fiscal en la financiación del Estado. Es decir (actualmente) dos terceras partes de los ingresos que recauda del Ministerio de Hacienda provienen de fuentes indirectas como el IVA (Impuesto al Valor Agregado), hay que darle vuelta (a eso), donde (mejor) las dos terceras partes provengan de impuestos directos, es decir de aquellos hogares y empresas que más ingreso y riqueza tienen, que sean los que paguen más”, subrayó.
Según plantea el investigador hay que pensar una política de transparencia fiscal y participación ciudadana, dado que los indicadores de transparencia que tenemos son los más bajos del mundo. Aseveró que este nuevo modelo de desarrollo se diferencia de los otros tres porque pone en el centro a la persona humana. “Aquí no son el 10 % más rico la población que se va a estar beneficiando, sino que aquí lo que nosotros pretendemos es proveer servicios públicos de calidad y gratuitos, que el Estado salvadoreño tenga recursos y que esos recursos los consiga a través de impuestos a los más ricos”.
Como parte de las conclusiones del libro cita que “el tránsito hacia un nuevo modelo de desarrollo con igualdad de oportunidades debe conllevar el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030, y posteriormente, seguir consensuando un conjunto de políticas públicas para que El Salvador, en 2050, se ubique entre los primeros 30 países con una renta per cápita de más de USD 43,000”.
Los interesados en adquirir el libro pueden encontrarlo en: Librería UCA y en Clásicos Roxsil.

Perfil del investigador Óscar Ovidio Cabrera Melgar
Es doctor en Economía por la Universidad de Sevilla; se graduó de licenciatura en Economía de la Universidad de El Salvador (UES); también obtuvo una licenciatura en Ciencias Económicas y Empresariales en España.
Como parte de su experiencia laboral trabajó en el Banco Central de Reserva de El Salvador (BCR), en donde entre el 1 de junio 2014 y el 31 de mayo de 2019 ostentó el cargo de presidente
Además de su experiencia en la banca, también se ha desempeñado en el ámbito académico. Ha presidido la Fundación para el Desarrollo de Centroamérica (FUDECE); ha sido coordinador del Programa de Doctorado en Ciencias Económicas de la Universidad de El Salvador (UES) y actualmente es investigador asociado de la Universidad Francisco Gavidia (UFG).
En el campo de la investigación ha abordado proyectos sobre el modelo de transformación estructural, también ha evaluado modelos de desarrollo implantados en El Salvador y la región Centroamericana por las élites empresariales y políticas, esto en una línea de investigación sobre desigualdades.