Susana Joma
Fotografía cortesía: Víctor Vilaseca
Equipo investigador del CIMARyl – UFG galardonado con premio CONACYT por trabajo sobre cangrejos braquiuros de El Salvador
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El equipo del Centro de Investigación Marina y Limnológica (CIMARyl) de la Universidad Francisco Gavidia (UFG) consiguió el primer lugar en la categoría de Ciencias Naturales del Premio Nacional a la Investigación Científica 2024, organizado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), gracias a su trabajo “Nuevos aportes a la biodiversidad de cangrejos braquiuros en El Salvador”. Este logro resalta su aporte al conocimiento y conservación de la biodiversidad en el país.
La bióloga marina Johanna Vanessa Segovia Prado, coordinadora del CIMARyL, quien presentó la propuesta con los anexos respectivos y defendió los análisis de la investigación, recibió el galardón el pasado 1 de noviembre, en una ceremonia presidida por la directora ejecutiva del CONACYT, Ana Teresa Vargas, así como representantes de otras Instituciones de Educación Superior (IES) ante esa entidad gubernamental.
Este premio, según comentó Segovia, tiene como objetivo promover y reconocer proyectos, fomentar la investigación y el intercambio de ideas, celebrar el trabajo de los investigadores y establecer el desarrollo de la sociedad del conocimiento. Se entrega en seis categorías: Ciencias Naturales; Ingeniería y Tecnología; Ciencias Médicas y de la Salud; Ciencias Sociales; Ciencias Agrícolas y Veterinarias; Humanidades y Arte.
La bióloga marina, tras detallar que concursaron con los resultados del artículo científico arriba citado, explicó que este se ha dado con la coautoría de sus colegas Rita Vargas Castillo, de la Universidad de Costa Rica (UCR) y Alejandra Trejo del CIMARyL, también con la colaboración de José Alberto González y María Fernanda Ramos Cáceres.
El CIMARyl fue creado y funciona dentro del Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación (ICTI), de la UFG.
En algunas publicaciones Segovia y Trejo han explicado que los braquiuros, mejor conocidos como cangrejos verdaderos, poseen cuatro pares de patas y un par de tenazas, además su cuerpo ha sido modificado, de tal forma que el tórax y la cabeza se han fusionado formando un cefalotórax con abdomen pequeño, corto y aplanado.
Segovia expresó que “la investigación es producto de un esfuerzo piloto con el que iniciamos el proyecto PATITAS. En marco de este proyecto, elaboramos el diagnóstico y estado del arte de la carcinofauna del país. Para ello, retomamos tres vías: bibliografía, ciencia ciudadana y colecciones científicas. Esto se dirigió de esta forma ya que son las fuentes que nos proporcionan el conocimiento científico y empírico que necesitamos para comprender que conocemos sobre un tema”.
La investigadora señaló que la publicación “Nuevos aportes a la biodiversidad de cangrejos braquiuros en El Salvador” contiene los resultados que obtuvieron al revisar 18 bases abiertas en línea de museos alrededor del mundo, y, además, visitar una de las colecciones científicas con mayor cantidad de ejemplares salvadoreños, este dato fue parte de los resultados de entrevistas realizadas a parataxónomos y taxónomos que trabajaron en expediciones científicas en El Salvador.
Además, afirmó que se logró el objetivo que buscanban. “Conocemos la cantidad de especies de cangrejos braquiuros de El Salvador depositados en colecciones científicas. Las especies son 51, de las cuales, como uno de los resultados más importantes, 26 son nuevos registros para país. Además, sabemos cuáles fueron las campañas científicas más significativas para el resguardo de nuestra biodiversidad y cuáles personas son las que tuvieron un papel crucial para esa acción”.
Ana Teresa Vargas, como directora ejecutiva del CONACYT, expresó el día de la ceremonia que en todas las categorías del premio hubo participación y en esta ocasión el jurado estuvo conformado, en su mayoría, por evaluadores internacionales: también destacó que en este espacio de divulgación científica se ha tenido la oportunidad de descubrir el talento que tiene el país.
Según datos publicados por el CONACYT, en su página en línea, en esta edición del premio se presentaron más de 50 proyectos, de los cuales solo 14 entraron a la recta final.
La coordinadora del CIMARyL afirmó que siempre ha creído en la ciencia producida en modalidad colaborativa: “La verdad es que desde que nos anunciaron que estábamos entre los tres primeros lugares, con una calificación satisfactoria, me sentí ganadora. El proyecto ha sido sensible con los habitantes de las comunidades costeras, ha sido participativo para todas las edades, diseñado de una forma colaborativa, apoyado por visiones genuinas desde la academia y desde la empresa privada, con o sin premio, todos los que participamos en el proyecto PATITAS podemos medir el impacto positivo que tiene, es un ejemplo de alianza para la sostenibilidad del país”.
A Segovia este éxito le significa que la ciencia sí importa en El Salvador a pesar de las complicaciones que a veces se pueden enfrentar: “Sé que trabajar con financiamientos limitados, en entornos competitivos y no colaborativos, en temas que no son de tecnología e innovación pueden ser retos grandes, muy grandes. Sin embargo, cuando las investigaciones son evaluadas por jurados internacionales, que conocen sobre lo valioso de la ciencia y sus contribuciones, nos hace pensar que vamos por buen camino y que no debemos desistir. Quién diría que vendría a continuar el trabajo que parataxónomos iniciaron en 1924, fecha que detallan los primeros ejemplares de cangrejos recolectados en El Salvador, según las bases que nosotros consultamos”.
Alejandra Trejo, quien al igual que Segovia tiene a flor de piel el amor por el mar y el buceo, dijo que escuchar el nombre de PATITAS como ganador le generó “un conjunto de emociones, principalmente alegría, satisfacción y nerviosismo. No podía dejar de sonreír porque es muy bonito cuando se reconoce el trabajo que hacemos como investigadores, me motiva a seguirme esforzando para continuar haciendo este tipo de trabajos y así incorporar a más mujeres científicas que también necesitan ser reconocidas por el excelente trabajo que realizan”.
Esta joven bióloga, que también ejerce la docencia, exhortó a otros colegas que continúen con sus esfuerzos de investigación, porque el país necesita que la ciencia y la tecnología se sigan trabajando desde la fortaleza que tiene cada uno de los investigadores e investigadoras y de cada institución. En ese contexto ella considera que “es importante que mantengamos un esquema de trabajo colaborativo y que en conjunto busquemos soluciones para aliviar los problemas que nuestra sociedad y ecosistemas enfrentan”.
En el caso de María Fernanda Ramos externó que se siente muy contenta porque se reconoce la labor científica que se está realizando en el país, pero sobre todo la motiva a seguir adelante. “Para mi ha significado una oportunidad muy grande para enriquecer mis áreas de conocimiento”, comentó Ramos sobre su participación en el proyecto de investigación sobre las especies de cangrejos.
Consultada sobre los retos que le supone este triunfo detalló que uno de ellos es que se elevan sus expectativas con respecto al trabajo que se realiza tanto como equipo investigador, así como también la presión por innovar en cuanto a las temáticas que seleccionan para investigar.
En el evento investigadores de otras instituciones de educación superior también se agenciaron galardones, entre ellos de la Universidad de El Salvador (UES), como el doctor Diego Chicas, primer lugar en la categoría de Ingeniería y Tecnología; el doctor Guillermo Aguirre, primer lugar en la categoría de Ciencias Médicas y de la Salud; también el doctor Marvin Núnez, quien logró el segundo lugar en la categoría de Ciencias Naturales.
Camila Calles, investigadora de la Universidad Tecnológica de El Salvador (UTEC) y representante de los centros de investigación ante el CONACYT, señaló que la convocatoria para el Premio Nacional a la Investigación Científica 2024 estuvo dirigida hacia todos los centros de investigación y todas las Instituciones de Educación Superior (IES) del país a fin de que presentaran trabajos en las diferentes categorías y al final se premió a 14 finalistas.
Calles también afirmó que este premio es un buen ejercicio para reconocer el trabajo científico de los investigadores salvadoreños y evidenciar la producción científica que se realiza en el país.
Ella considera que esta iniciativa, además, es una forma de reconocer los esfuerzos que las IES y los centros de investigación realizan, al destinar presupuesto y personal para llevar adelante investigaciones, pero también impulsar este campo con convicción.
“Hay mucha investigación, hay muchísimo trabajo que se hace anualmente en cada una de las instituciones o los centros de investigación, pero tenemos que mostrarla más y tenemos que mostrarla tanto a la comunidad científica, es decir publicando artículos científicos, llevando esta producción para que crezca la ciencia, pero también a la sociedad, (porque) la sociedad merece y necesita conocer más de esa producción científica”, subrayó.
La investigadora de la UTEC también vio como positivo que la calidad de los proyectos que compitieron en esta edición ha mejorado muchísimo, partiendo desde cómo se está aplicando el método científico para desarrollar las investigaciones según el área del conocimiento, esto en aras de buscar resultados que abonen a comprender y transformar el entorno.
En la misma ceremonia del Premio Nacional a la Investigación Científica 2024, además, se premió trabajos ganadores de la Feria de Educación en Ciencias Tecnología e Innovación EUREKA, evento que se da en el marco de la Semana de la Ciencia y la Tecnología, y en la cual estudiantes de centros de enseñanza públicos y privados, desde tercer ciclo hasta bachillerato, tienen oportunidad de presentar proyectos de investigación siempre en las categorías señaladas.