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Susana Joma

Identifican tres nuevas especies de anémonas de mar en la costa salvadoreña

En los últimos años los pocos biólogos salvadoreños que investigan en aguas dulces y costeras locales han hecho hallazgos importantes sobre la diversidad de estos ecosistemas. En ese esfuerzo, una de estas profesionales, Adriana Jannet Ramírez Orellana, ha identificado para el país tres nuevas especies de anémonas de mar. 

Ramírez Orellana, explicó en una entrevista con Disruptiva Media, que las nuevas especies de anémonas fueron encontradas en Punta Amapala, departamento de Sonsonate, y, y son: Anthopleura mariscali, Anthopleura nigrescens y Exaiptasia pallida 

En Amapala también halló a la Telmatactis panamensis, especie de anémona que solo estaba reportada para Los Cóbanos. 

Estas especies marinas deben su nombre a la flor terrestre anémona y al igual que esta se caracterizan por tener colores vivos. Se les atribuye parentesco con el coral y la medusa. 

La bióloga identificó estas tres nuevas especies de anémonas durante una investigación que realizó entre los años 2015 y 2016, como parte de su trabajo de graduación de la Licenciatura en Biología, de la Universidad de El Salvador (UES).  

Los resultados del estudio hecho por Ramírez, quien ahora ostenta un máster en Auditoría y Gestión Ambiental, salieron a luz el 1 de marzo de este año, en la revista científica de Chek List, la cual se dedica a publicar nuevos registros o información valiosa sobre la identificación de especies marinas. 

Este nuevo logro fue posible también con la asesoría de la bióloga marina, Johanna Segovia, coordinadora del Centro de Investigación Marina y Limnológica (CIMARyL), del Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación (ICTI), de la Universidad Francisco Gavidia (UFG), quién la orientó en este estudio. 

Ramírez colectó muestras de estos organismos en Los Cóbanos y Punta Amapala, y al final de su estudio logró documentar 11 especies, incluidas las ya mencionadas. 

Las otras especies de anémonas que ubicó y que con anterioridad fueron reportadas para otros puntos del litoral salvadoreño son:  Anthopleura dowii; Anthopleura xanthogrammica; Bunodosoma californicum; Bunodosoma grande; Actinostella sp.; Phymactis papillosa y Metridium farcimen. 

“Me enfoqué en ese tema por la falta de información que hay en el país de los invertebrados marinos”, señaló Ramírez al consultarle sobre su interés en estudiar las anémonas. 

Culminar su investigación en su época de estudiante no fue fácil por los escases de recursos. Ramírez Orellana aún recuerda que, junto a otra compañera que investigó otras especies, vivieron un mes en Sonsonate y parte de La Unión; luego viajaron intermitentemente a esos lugares donde alguien les donó alojamiento. Siempre compartieron gastos. 

La bióloga comentó que, previo a avanzar su trabajo, asesoradas por Segovia, tomó la decisión de viajar a Argentina para estudiar un curso en la Universidad Nacional de Mar del Plata, en el que aprendió la metodología para identificar esta especie. Este le fue impartido por el doctor Fabián Acuña, quien junto a los doctores Ricardo Enrique González Muñoz y Agustín Garese, también han ayudado a enriquecer el trabajo. 

“En la universidad (Mar de Plata) todos me recibieron. Él (doctor Acuña) me enseñó toda la metodología, cómo identificarlas, los cnidosistos, los números de tentáculos, las formas, todas las características que tenía que ver en el microscopio. Ya después me regresé al país y vine a emplear toda la metodología. En la distancia cualquier duda que tenía me estuvo ayudando”, señala. 

Según detalló, tras regresar al país, llevó a cabo el proceso de identificación de las especies en los laboratorios ICMARES de la UES, con el apoyo de personal de esa institución.  

También expone que Segovia le ayudó a buscar fondos para gestionar el viaje y comprar un microscopio de barrido y otros materiales que se requieren para este tipo de estudios. Este curso en Argentina prácticamente se convirtió en la primera bióloga del país que supo identificar las especies de anémonas. 

Segovia, quien también participó activamente en la investigación, señaló que el doctor Agustín Garese fue uno de los precursores de exponer estas estructuras que se llaman cnidosistos.  

En palabras de la bióloga del CIMARyL para identificar las anémonas no basta una fotografía, hay que colectar el ejemplar porque como tienen una gran complejidad taxonómica se requiere hacer algunos cortes, analizar estructuras específicas que están al interior de estos organismos. 

“Las anémonas es un grupo que se encuentra dentro de los cnidarios, y por característica todos los cnidarios tienen en alguna fase de su ciclo de vida forma de pólipo, de hecho, las anémonas se mantienen en los sustratos generalmente rocosos”, añadió Segovia. 

Estas especies, como describe Segovia, tienen forma de flor y tienen una corona de tentáculos que usan para atrapar organismos, o materia orgánica con la que se alimenta. Añade que “algunas anémonas son de tamaño bastante considerable, bastante conspicuas, pero hay otras muy pequeñas y a duras penas se puede ver la corona de tentáculos”. 

“La anémona en su fase larval vive en la columna (de agua) con el plancton, una vez encuentran un sitio donde pueda anclarse y desarrollarse ahí puede residir, pero las anémonas, al contrario de otros cnidarios como los corales y octocorales que al anclarse en el fondo y una vez se desarrollan ya no pueden moverse, las anemonas si tienen movimiento”, detalló Segovia.   

Las anémonas rara vez pueden ser observadas a simple vista, solamente cuando hay marea baja y quedan contraídas en las rocas formando una especie de bolita, o teniendo buen ojo cuando se bucea o se snorkelea. 

Luego de graduarse, la bióloga Adriana Ramírez ha continuado los esfuerzos por investigar más sobre estos cnidocistos, en el país siempre en coordinación con Segovia. 

El doctor Ricardo González, nacido en ciudad de México y naturalizado argentino, dijo que apoyó a Adriana en la caracterización de las especies y luego también junto con Johanna Segovia en la escritura del artículo que llevaron a las páginas de la revista científica. 

“Yo le hice la propuesta de retomar esa información que se había generado, revisarla y compartirla con expertos de la región para que nos confirmaran las especies que se habían identificado, que nos actualizaran sobre la sistemática del grupo, y que incluso se hiciera el procesamiento adecuado para la identificación de estas estructuras, que confirmaran la especie para poderlas publicar”, subrayó Segovia, al tiempo de advertir que “el conocimiento que no se publica a ese nivel no existe”. 

González externó que le “fue muy grato colaborar con Adriana y Johanna, en parte porque podía aportar un granito de arena para que pudiera publicarse información sobre la identidad y el registro de estas especies de anémonas de mar en la región, la cual es la base fundamental para otros estudios de índole ecológico y biogeográfico. Por otra parte, porque me dio la oportunidad de conocer la fauna de anémonas de la costa del Pacífico de El Salvador, divergente a la que he estudiado con frecuencia del lado Atlántico. 

En palabras del biólogo, en la actualidad, “el principal reto es la carencia de especialistas expertos e interesados en estos grupos (cnidosistos), ya sea porque no tienen un interés comercial directo, porque no están de moda, o porque, hasta el momento no parecen estar siendo amenazados directamente”. 

González aseguró que el factor que más daña a estas especies marinas es el antropogénico, como la contaminación ambiental, los residuos cloacales, o la transformación de las costas por construcciones urbanas, y “por tanto, al igual que todos los organismos que viven en las costas las anémonas también están expuestas a condiciones que pudieran llevar a su desaparición”, lo cual vuelve necesario el desarrollo de más estudios para conocer y cuidar la biodiversidad local y regional. 

Desde el Centro (de Investigaciones Marinas y Linmología) hacemos investigaciones enfocadas a la biodiversidad marina, buscamos conocer cuáles son las especies que se encuentran presentes en nuestros ecosistemas, en el caso de los arrecifes rocosos que son tan valiosos para soportar y proveer de pesca a las comunidades locales y fue allí, justamente en esa iniciativa, (que se hizo) el esfuerzo de realizar investigaciones en los grupos más desconocidos, uno de ellos son las anémonas”, precisó Segovia que considera que esta especie es de las más incomprendidas porque pese a ser muy bonitas no son tan aceptadas por el público. 

Señaló que en lo personal esta investigación, la primera que realizó de ese tipo, ha sido un gran logro profesional, por el esfuerzo, el tiempo y la metodología empleada, y poderla publicar que ha identificado nuevas especies de mar es un honor. Al respecto agregó que «Nos hace falta en el país, que todos sepan que el mar tiene un papel importante para la vida, incluso en nuestras actividades cotidianas”. 

Puede ver acá el listado completo de las especies identificadas y reportadas para Punta Amapala y Los Cóbanos.

El doctor Ricardo González es licenciado en Biología, de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala (FES-I) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); tiene un Posgrado en Ciencias del Mar y Limnología, así como un doctorado en Ciencias del (PCMyL) de la UNAM. 

Actualmente es investigador en el laboratorio de Biología de Cnidarios (LABIC), del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC), de doble dependencia en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). 

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