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 2706-5421

Botánica UES
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Susana Joma

Investigadores de la UES y MUHNES descubren nuevas especies vegetales en el occidente de El Salvador

Un equipo de investigadores de la Universidad de El Salvador (UES) y el Museo de Historia Natural de El Salvador (MUHNES) informaron que han descubierto, para la ciencia, dos nuevas especies de plantas de la familia Piperaceae y un árbol de la familia Celastraceae. El hallazgo ocurrió en la zona occidental del país y está vinculado al proyecto de investigación interinstitucional SATREPS – Chagas y en colaboración con la Universidad de La Laguna, Tenerife, España.  

Una de las plantas, a la que inicialmente le han dado el nombre común de “Alcancía”, es una Piperaceae epífita, es decir crece sobre otras plantas y árboles no como parásita sino como soporte y fue descubierta en la finca Alcancía, en el Cerro Las Antenas, de Apaneca, Ahuachapán; la segunda especie, a la que también preliminarmente han nombrado “Tazulita”, es una Piperaceae, litofítica (porque crece sobre material rocoso), que fue ubicada en el río Tazulá, de la finca agroecológica San Jorge, en San Julián, Sonsonate; y el tercero, un árbol Celastraceae al que han denominado “Árbol Duende”, fue hallado en el cantón El Limo, Metapán, Santa Ana.  

Según describen, las dos nuevas plantas Piperaceae se caracterizan por ser muy pequeñas, sus hojas miden de 10 a 15 centímetros como máximo y las flores son microscópicas.  

En este caso recolectaron 100 de cada una de estas especies de Piperaceae; mientras del árbol de la familia Celastraceae, que los lugareños suelen usar para hacer postes de potreros, identificaron entre 200 y 300 ejemplares, en un área de aproximadamente 15 kilómetros, en el cantón El Limo. Este árbol tiene un promedio de altura de 4 a 5 metros y un promedio de 15 a 20 centímetros de grosor, detalla un comunicado de la UES. 

Los hallazgos fueron dados a conocer el martes 10 de septiembre en conferencia de prensa presidida por el rector, Juan Rosa Quintanilla; la vicerrectora académica, Evelyn Farfán; el secretario de Investigaciones Científicas, Miguel Sermeño, y los académicos. 

El equipo de investigadores está conformado por el PhD Marvin J. Núnez, quien es coordinador del Laboratorio de Investigación en Productos Naturales (LIPN), de la Facultad de Química y Farmacia; M.Sc Gabriel Cerén y Lic. Roberto Navarro, docentes investigadores de la Escuela de Biología de la Facultad de Ciencias Naturales y Matemáticas; así como la licenciada Jenny Menjívar, curadora del herbario del MUHNES. 

En ese evento los investigadores aclararon que las tres nuevas especies vegetales descubiertas aún no tienen asignado un nombre científico, pero afirmaron que el proceso de identificación ya casi concluye.  

Según los datos brindados por los investigadores, ese proceso de identificación comprendió varios pasos: hacer un estudio de la fenología vegetal; ubicar los lugares en donde se encuentran poblaciones de ejemplares; describir cada uno de sus órganos (medición y caracterización de sus partes); y el análisis genético y molecular que está en proceso, una parte de este se ha realizado en la UES y la segunda parte es la secuenciación genética del ADN que se hará en Corea. Luego serán depositados en herbarios o colecciones de referencia, para finalmente publicar los hallazgos en una revista científica internacional de impacto. Explicaron que hasta que todos estos pasos se hayan cubierto podrán mostrar imágenes de las tres nuevas especies.  

Según enumeran, como parte de esa investigación, que les ha tomado de tres a siete años, realizaron por lo menos 27 viajes de campo, recolectaron más de 400 ejemplares botánicos, agrupados en 86 familias, 199 géneros y 356 especies, durante la duración del proyecto. Citaron que ha sido en esas visitas al interior del territorio que también encontraron 15 especies vegetales (entre arbustos, hierbas, bejucos) que constituyen nuevos registros para El Salvador, porque solo estaban reportadas para otras naciones de la región como: Guatemala, Honduras, México, etc. 

Entre las 15 especies reportadas como nuevas para el país están: la Piper yucatanense, de la familia Piperaceae, que fue colectada en la finca agroecológica San Jorge, San Julián, Sonsonate; la Montana echinaceae, de la familia Asteraceae, encontrada en Cantón El Limo, Metapán, Santa Ana; la Bartletina prionophylla, de la familia Asteraceae, hallada en La Laguna Verde, Apaneca, Ahuachapán; la Ruehssia macrophylla, familia Apocynaceae, que fue colectada en El Cantón El Limo, Metapán, Santa Ana y la Matelea velutinoides, familia Apocynaceae, que se halló en la Laguna Las Ninfas, Apaneca, Ahuachapán. (Ver listado completo al pie de la nota).  

Este trabajo investigativo contó con la colaboración de la Universidad de La Laguna, Tenerife, España, y la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (JICA), según el boletín de prensa. 

El investigador Marvin J. Núñez, tras externar su felicidad por presentar los nuevos hallazgos de especies botánicas para la ciencia en general y para el país, sostuvo que este esfuerzo es parte de un proyecto de investigación sobre el Chagas, que viene desde hace varios años y en el que han estado involucrados diferentes grupos de investigación no solo del Museo de Historia Natural de El Salvador (MUHNES), sino también la UES, incluso el Ministerio de Educación, a través de CICES y CENSALUD. En el caso de la universidad estatal salvadoreña le correspondió buscar especies de la flora salvadoreña que tuvieran potencial antiparasitario, y fue un investigador japonés el que les sugirió poner atención a la familia Piperaceae porque ya en otros estudios había dado resultados.  

El profesor e investigador Gabriel Cerén detalló que a muestras del árbol de la familia Celastraceae se le ha hecho análisis fitoquímico antiparasitario y estos han dado resultados muy promisorios para tratar el mal de Chagas, que es causado por el Trypanosoma Cruzi, así como la Leishmaniasis, esta última provocada por el Leishmania spp. 

“En el caso de la Celastraceae (el estudio) nos ha tomado alrededor de siete años llegar hasta este momento y en el caso de las Piperaceae alrededor de dos años y medio. Y ahora se está en la validación de la presentación de especies como nuevas, con el aval de especialistas mundiales. Hemos consultado con especialistas en México, en Estados Unidos, en donde les hemos enviado fotografías de estas plantas, detalles de sus estructuras y a través de eso nos han demostrado que son especies que no se han conocido en cualquier otro lado del mundo”, precisó el botánico. 

Cerén manifestó, durante la presentación de la investigación, que la familia Piperaceae es de mucha importancia a nivel mundial, es originaria de las regiones tropicales, tiene alrededor de 10 géneros y 3,600 especies a nivel mundial, pero en El Salvador solo tenemos dos géneros, Piper y Peperomia, 45 y 46 especies en cada caso. Sobre la familia Celastraceae a nivel mundial tiene 94 géneros y 1,410 especies, de ellas en El Salvador hay 14 géneros y 22 especies.  

De acuerdo a lo externado por Cerén, las tres nuevas especies pendientes de recibir nombre científico, no las han encontrado en otros puntos del país, solamente en los arriba mencionados de la zona occidental, lo cual significa que han evolucionado en ese suelo, han hecho cierta selección, al grado de que se han separado de sus especies hermanas. 

La zona de Metapán ya estaba sustentada como un sitio importante de evolución de las especies y se podría decir que es un centro de diversificación de especies a nivel de El Salvador, porque hay mucha riqueza en esta zona.  “El suelo salvadoreño se ha considerado siempre como algo que no tiene que ofrecer, pero con esto estamos demostrando que, a través de investigaciones continuas, sistemáticas, se puede conocer mucho más de la flora salvadoreña, y que resguardamos un tesoro grande que todavía falta que explorar”, agregó.  

El docente de la Escuela de Biología detalla que estos hallazgos son importantes para el medio ambiente, además, porque aumenta la cantidad de especies de floras que conocemos en el país, permite tener mayor conocimiento de ellas y saber para qué pueden ser utilizadas. Agregó que estudios preliminares, realizados hace varios años, daban cuenta de que en el país habían alrededor de 4,000 especies de plantas, pero a estas fechas ya se ha llegado a las 4,011, incluso incrementa más al sumarle las tres nuevas especies identificadas, y las 15 que son nuevos registros. 

Considera que en El Salvador se pierden muchas plantas sin que lleguemos a conocer su utilidad, aunque puedan dar solución a muchas necesidades. “A partir de esta investigación, de la publicación de estos datos, uno propone qué estado de conservación se otorga a estas plantas; entonces a partir de eso el ministerio que corresponda va a retomar o no esta propuesta de los investigadores para decir bueno está en peligro de extinción o está en amenaza. Cabe mencionar que ninguna de estas tres localidades forma parte del Sistema Nacional de Áreas Naturales Protegidas, es decir están en área privadas. Esto da un hincapié para fortalecer todo este sistema de protección a las áreas naturales protegidas y aumentar el área de conservación”, precisó. 

Su colega Marvin Núñez, señaló que los resultados de efectividad antiparasitaria de la familia Celastraceae son preliminares, están a nivel in vitro, pero que evidencian que nuestra flora tiene un gran poder de curación, algo en lo que se debe profundizar más y desarrollar productos, lo cual requiere mucha inversión y colaboración.   

“Aquí hicimos un estudio, tanto para Leishmania (amazonensis) como para Tripanosoma cruzi y los valores como antiparasitarios son sorprendentemente buenos, faltaría, por supuesto, y ya estamos en eso, trabajando con ratones para continuar con estudios preclínicos”, citó Núñez. 

Otro de los investigadores, Roberto Navarro, dijo que de los ejemplares que colectan los procesan en el Laboratorio de Biología Molecular de la Escuela de Biología, donde les extraen muestras de ADN pura, de la cual por medio de la técnica PCR amplifican tres ejes distintos de importancia taxonómica para ver en dónde agrupan las plantas; luego hacen control de calidad de esas muestras de ADN, por medio de la técnica electroforesis, para finalmente secuenciarlas; aunque este último paso se hace en un laboratorio a nivel internacional, con miras a obtener un árbol filogenético, que en este caso dirá con qué género están emparentadas las plantas y si se trata de uno nuevo. 

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