Ser humano, carnívoro y bendito
Si el ser humano no mata ni come carne animal, las mismas bestias herbívoras lo aniquilan. El clásico precepto «no matarás» se traduce en un callejón sin salida
Si el ser humano no mata ni come carne animal, las mismas bestias herbívoras lo aniquilan. El clásico precepto «no matarás» se traduce en un callejón sin salida
Este es el comentario de un relato corto publicado recientemente en el libro de Josué Ramos (compilador y traductor), Nechilwiat katka ka seujti
El xinca plantea un dilema indisoluble para la identidad lingüística ancestral. No solo cuestiona quiénes habitan en ese terreno baldío —hoy llamado El Salvador—
En contraste con un idioma maya, si el ch’ortí’ identifica el posesivo con el sujeto transitivo, el xinca lo extiende hacia el verbo intransitivo
Ramos y Guardado extienden el testimonio hacia toda persona que relate por sí misma su pasado, es decir, su experiencia de vida. Así, el par de autores reconoce el carácter universal de concederle «una significación» a la vida misma
el objetivo del ensayo especula la manera en que los dictámenes gramaticales guían las contradicciones de la filosofía latinoamericana decolonial que se deshace de lo inalienable ancestral, para edificar su presente irresuelto y alienable en lo ajeno.
La más reciente novela de Mario Bencastro —»El códice de la frontera» (2023)—, narra la migración centroamericana hacia los EUA, desde una perspectiva singular
La duda más profunda sobre el legado xinca en el territorio salvadoreño actual cuestiona la presencia poqomam y restringe el ch’ortí’ a una pequeña comarca (Campbell).
Las Ciencias Sociales suelen descalificarlos como «ficción», a menos que un «héroe de la pluma» reclame el carácter literario de ese legado. Sin embargo, tal cual lo aclara Bencastro, esa presunta «fantasía» traduce el mundo empírico vivido en un lenguaje desconocido por la identidad monolingüe.
El ensayo rastrea cómo una lengua indígena de la región occidental de Chalchuapa, el poqomam, establece claras correspondencias entre las distintas partes del cuerpo, así como entre esas mismas partes del cuerpo, los árboles y la naturaleza.
Debería existir una educación primaria, secundaria y universitaria que incentive un sujeto crítico y activo ante la recepción de esa herencia viva.
Acaso se trata de un Yo (Self) activo, quien asegura «yo hablaré, habré hablado»; ojalá hablemos» por primera vez de las lenguas indígenas y su filosofía, en doscientos años de historia independiente.
La invisibilización y la discriminación forman parte de las expresiones de violencia que las mujeres indígenas sufren en El Salvador. Esto, según se publicó en la Encuesta de Violencia de Género elaborada por el Observatorio de Mujeres Indígenas.
La falta de archivos lencas testimonia el desdén de dos siglos (1821-2022) de literatura monolingüe, en su anhelo de «liberarse», por olvido voluntario, de los sustratos ancestrales que florecen en el oriente salvadoreño.
Para la temática de este ensayo, el significado del Yo (Self) cambia del pensar activo y crítico sobre una identidad nacional plurilingüe —filosofías indígenas incluidas— hacia su realización completa y monolingüe, filosofías indígenas excluidas.
Para las Ciencias Sociales, la muerte presenta un problema insoluble. La reducción más simplista identifica el pasado con la historia. Se trata de dos términos emparentados pero disímiles, como lo demuestran los varios tiempos verbales de cualquier lengua del mundo.
El pasado no le pertenece a las Ciencias Sociales, sino a las comunidades humanas que dictaminan diversas maneras de recopilar la experiencia legendaria.
La comunidad indígena de Sisimitepet y Pushtan, en Nahuizalco, Sonsonate, realizó la segunda presentación de una obra de teatro en la que reflejan parte de su cultura tradicional y en la que piden por la conservación de su río, el Sensunapán.
Al analizar una simple palabra —tzun, «punta, cabeza/pelo, extremo», y su derivación compleja—, señala cómo la traducción de hechos anatómicos en palabras implica el salto de una experiencia corporal vivida hacia la esfera teórica de la epistemología
Al observar las inundaciones y los desastres que provoca Julia —huracán con nombre femenino—, se recuerda un relato testimonial náhuat intitulado «Los Huracaneros», también a doble género.
Esta sección comenta una característica particular de la lengua ch’ortí’ —lengua serial— la cual recibe poca atención si se compara con su filiación ergativa.
Si dicen que en 1932 el miedo a hablar náhuat suprimió el idioma, en 2022 ese mismo temor lo inculca la academia al censurar el estudio de las lenguas indígenas en su recinto liberador…
Ante la falta de un diálogo entre las distintas Ciencias Sociales y las Humanidades, tampoco la Filosofía latinoamericana alcanza una visión totalizadora, al excluir de su currículo académico los logros de las disciplinas aledañas.
«La compleja celebración navideña. Tradición local, migración global y masculinidad» analiza un fragmento de las «Pascuas» izalqueñas, transcritas por Adolfo Herrera Vega (1961, 1975). Reconocido por Pedro Geoffroy Rivas como «rescate del olvido» —»busca de las raíces»—, honra el «exquisito poder de improvisación» popular rural que contrapone a la literatura urbana canonizada.
La negativa por reconocer las lenguas y las literaturas indígenas —el derecho legal a las tierras ancestrales en su autonomía política cantonal—, constituye una premisa fundacional del indigenismo salvadoreño.
Mientras el náhuat cuestiona la falta de cordialidad (-yul, -mapil en lenca), de filiación (philos) y la falta visual (-ish/-ix, -sap en lenca), con la diferencia, el lenca interroga la ausencia de todo arraigo en la región oriental repartida en micro-ecosistemas.
Al poner de manifiesto los múltiples vocablos derivados de la palabra mano —manear, maniobrar, manipular, manosear, mantener, manual, echarle una mano, etc.—, no extraña que el náhuat utilice también la misma raíz al generar un complejo léxico semejante.
De esta manera, los mecanismos gramaticales del náhuat le ofrecen al hablante (Yo) un vasto potencial creativo para acuñar términos nuevos, acordes a la revitalización del idioma.
«Epistemología El-» describe cómo una parte del cuerpo —»el-«, «adentro, interno» o «pectoral, tórax»— no sólo refiere secciones anatómicas del cuerpo humano, sino indica conceptos abstractos.
La simple distinción entre patrimonio y matrimonio señala cómo al padre, es decir, al varón le corresponde la esfera pública, las finanzas y la política, mientras por tradición la mujer transcurre de hija a esposa y madre, en la intimidad del hogar (i.e., patria sin matria).
A noventa (90) años de 1932, la rúbrica actual de «el 32» inventa una revuelta indígena sin manifiestos en lengua náhuat, como si la ciencia de la historia descubriera un ser humano sin «zoon logos ejon (animal dotado de lenguaje)».
Mientras las Ciencias Sociales concentran su investigación en los archivos para construir un saber, el náhuat piensa que el pasado y el pretérito se insertan en un triángulo nocional complejo.
Las lenguas maternas originarias de El Salvador siguen vivas. El Consejo Coordinador Nacional Indígena Salvadoreño, o CCNIS, es una de las principales organizaciones que siguen