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Fotografías y texto: Lissette Lemus

El baño dejó de ser una amenaza para las mujeres de Pushtan

En Pushtan, municipio de Nahuizalco, un caserío de origen indígena al occidente de El Salvador, niñas y mujeres se veían obligadas a bañarse al aire libre o en espacios improvisados, lo cual vulneraba su derecho a la intimidad, una de las violencias de las que poco se habla en los medios de comunicación, y también las exponía al acoso. Desde hace cuatro meses un baño privado dejó de ser un privilegio para ellas, debido a que la organización feminista Mujeres de Xochitl hizo una prueba piloto para beneficiar a tres familias con la construcción de tres baños en los que se beneficia a unas 15 niñas y mujeres del empobrecido municipio de Nahuizalco.

Esmeralda y sus dos hijas no contaban con un espacio cerrado para bañarse, lo cual las hacía vulnerables ante el acoso. Esmeralda explica que en la zona rural son pocos los hogares en los que las niñas tienen un lugar privado para bañarse. La madre relata que algunas veces, tuvo que correr para esconderse cuando alguien llegaba a su casa y ella se estaba bañando en el patio.

El colectivo Mujeres de Xochitl decidió ayudar a familias de orígen indígena con la construcción de un baño de paredes de lámina y piso de cemento. Un espacio muy distinto a las duchas que se conocen en las ciudades, pero que brinda la privacidad necesaria.

Aurora Cruz, encargada de la entidad feminista, explica que esta idea nació debido a que algunas niñas, adolecentes y mujeres del cantón Pusthan, en El Salvador, comentaban en su conversaciones cotidianas sobre la dificultad de sentirse vulnerables y expuestas en algo tan cotidiano como tomar un baño. “Muchas de ellas se bañaban en la pila, al aire libre, estando expuestas al acoso y la inseguridad en su propia casa”, explica Cruz.

Algunas mujeres cubrieron con plástico negro, al menos un lado del lugar donde se bañan, para evitar que las vean. “El vecino de la derecha se acerca al cerco para verme cuando me estoy bañando, a pesar que él vive ahí con su mujer” expresó una de las habitantes que no quiso ser identificada por temor. El cercado es una línea de arbusto que divide un terreno de otro.

El colectivo feminista contabilizó al menos 30 familias con necesidad prioritaria de tener un espacio privado para que las mujeres y niñas puedan bañarse sin exponer sus cuerpos. Mujeres de Xochitl no cuenta con fondos, pero se encuentra en disposición de colaborar en el desarrollo de un proyecto de construcción de baños, si alguna institución u organización proporciona lo necesario.

La familia de Jackeline se compone de niñas, adolescentes y mujeres, pero la falta de recursos económicos les impide construir un lugar adecuado para que cada una de ellas se pueda bañar en privacidad.

Silvia Juárez, abogada especialista en género de Ormusa, explica que las mujeres en general se ven expuestas (al acoso) por la consideración social de que sus cuerpos pertenecen a otros. “Hay gente que todavía ve muy natural que a las mujeres que van a lavar a los ríos les ocurra un hecho de violencia sexual”, considera.

Esmeralda explica que en la zonas rurales como su comunidad son pocos los hogares en los que se piensa en proteger a las niñas para bañarse en un lugar privado. Además considera que también influye la falta de recursos económicos.

Ella narra la forma en que un vecino la acosaba. Cada vez que se estaba bañando el hombre pasaba frente a su casa o permanecía junto al cerco, observando, hasta que ella un día se cansó y le reclamó.

El baño de las hermanas Aguilar era un pequeño espacio hecho con horcones de palos, cubierto con plásticos y trapos que hacían de paredes. No había techo, estaba al final del patio de la vivienda, en el cantón Pushtan, en la zona rural de Nahuizalco.

Cada vez que una de las cuatro hermanas se bañaba pasaba la incomodidad de las miradas o los silbidos de hombres que llegaban a sembrar en los terrenos aledaños. Ahora se sienten más seguras y optimistas, tras ser beneficiadas con la construcción de un baño como iniciativa de la Mujeres de Xochitl.

 

Óscar Vásquez Martínez, maestro en ciencias sexológicas y orientador en educación sexual, explica que la construcción de la autoestima pasa por una interacción colectiva. Al  estar relacionado el baño al aire libre con la exposición no deseada del cuerpo tiene un impacto negativo en la autoestima de las personas, porque el cuerpo se vuelve una carga para ellas. El especialista agrega que toda persona tiene derecho a la intimidad.

Los baños construidos por las Mujeres de Xochitl son de lámina, hierro y cemento.

Aurora Cruz, la representante del colectivo feminista explica que la privacidad es un derecho para las niñas y las mujeres el cual se vulnera a estas al no tener un espacio adecuado para el aseo de su cuerpo. “Ya se han dado situaciones en que los hombres aprovechan ese momento (para acosarlas)”, dice.

De acuerdo a Cruz, muchas familias en la zona rural no ven un baño como una necesidad prioritaria que tienen las niñas y las mujeres, por lo que se vuelve un privilegio.

“Antes nos bañamos con ropa (…) A uno le da pena que vean que se está bañando. Uno a veces quiere meterse debajo de la tierra para que no lo vean, pero lastimosamente así nos han crecido y algunas personas lo ven como normal”, relata Esmeralda, quien se bañaba al aire libre desde que era pequeña.

Esmeralda recuerda que en su familia nunca fue prioridad un baño donde las niñas y mujeres pudieran bañarse en privado, “Ahora nos sentimos protegidas y tranquilas”, asegura.

Las mujeres beneficiadas explican que debido a las necesidad que enfrentan, cuando ganan un poco de dinero, lo utilizan para la alimentación, nunca se piensa en invertirlo en la construcción de un baño.

El especialista Óscar Vásquez agrega que la falta de esos espacios adecuados se derivan de la falta de recursos y de la pobreza, lo que hace que las mujeres se expongan a un interacción no deseada por parte de extraños que llegan a acosarlas sexualmente, en el menor de los casos.

El baño, como espacio físico adecuado, no solo es ignorado como una necesidad en el ámbito familiar, sino también en informes sobre el acceso a los servicios básicos y las políticas públicas.

La Encuesta de hogares de propósitos múltiples 2020 (EHPM) solo contempla como indicadores de los servicios básicos, el acceso al agua, energía eléctrica, saneamiento y servicios sanitarios. En ningún momento se contabiliza la cantidad de familias que tienen la posibilidad de acceder a un baño digno.

Los baños construidos por el colectivo permiten a las mujeres beneficiadas la privacidad necesaria al momento de bañarse.

Óscar Vasquez explica que la sociedad salvadoreña es muy conservadurista debido a que tiende a las mujeres una represión muy grande en cuanto a la imagen corporal y los significados del cuerpo.

Por lo tanto, considera que los aspectos de la exigencia del pudor mezclado con la falta de recursos económicos, usos y costumbres, hacen que algo que pudiera ser en la ciudad muy simple como un baño, se vuelve un asunto de seguridad personal al tener que asearse a intemperie o en espacios que no reúnen las condiciones necesarias de intimidad.

Dos de las niñas beneficiadas con los baños de las Mujeres de Xochitl muestran en sus dibujos cómo se bañaban previo a la construcción de un baño en sus viviendas.

La abogada Silvia Juárez expone que la desnudez del cuerpo no debía volvernos vulnerables, pero es todo lo contrario. Se tiene una idea social que con la desnudez de una mujer se autoriza las prácticas de riesgo y de violencia y que se responsabiliza a las personas que no se haya protegido lo suficiente.

La autoestima se ve mejorada cuando las niñas y mujeres no tienen que exponer su cuerpo a la hora de bañarse, esta es la conclusión que sacan las integrantes del colectivo de las Mujeres de Xochitl tras la construcción de las estructuras de lámina construidas en tres viviendas en el cantón Pushtan.

“Uno de los factores fundamentales del porqué nosotras realizamos los baños es para que las niñas y adolescentes ejerzan su derecho a la salud. Nos hemos percatado que las chicas tienen mayor autoestima y esto tiene un impacto positivo en su participación constante”, explica Cruz.

El municipio de Nahuizalco, en El Salvador, cuenta con una población de 20,772 personas que viven en pobreza, 7,466 en pobreza extrema y 13,316 en pobreza relativa según la Encuesta de hogares.

Te invitamos a conocer las historias de El Salvador, Honduras y República Dominicana en Cambialahistoria.info, un proyecto colaborativo de la DW Akademie y Alharaca promovido por el Ministerio Federal de Relaciones Exteriores de Alemania.

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