Picardo-Nuevo-1-min

Al oído de la Ministra…

Estimada ministra, le presento un axioma que debería meditar: “Ninguna sociedad es superior a sus universidades y a sus maestros”; no hay fórmulas mágicas y la mejor expresión de lo anterior es el nivel académico de los últimos cuatro presidentes, incluyendo el actual mandatario su jefe. Siempre estaremos llamados a ser el ejemplo… 

Me imagino que sabrá que en todos los planes educativos (Plan Decenal 1994, Desafíos de la educación para el nuevo milenio 1999, Plan Educativo 2021 2004, Plan El Salvador Educado 2009, Plan Vamos a la Escuela 2014, e inclusive en el Plan Torogoz 2020) han presentado un discurso sobre la “dignificación docente”, y al final nadie ha dignificado nada y todo se ha reducido a un pírrico aumento del 5% para que no se irriten las gremiales y evitar huelgas. 

Dignificar al docente es mucho más que un aumento salarial; la bibliografía abunda, desde los estudios de PREAL sobre eficiencia docente (No 43), pasando por los modelos reformistas o experimentos socialistas de los 90, por el informe McKinsey de 2008 “los docentes son el techo de la calidad”, hasta el último libro de Barbara Bruns y Javier Luque “Docentes excelentes: Cómo mejorar el aprendizaje en América Latina y el Caribe” (2014) “la calidad de la educación está condicionada por la calidad de nuestros profesores” . No hay profesión tan, pero tan estudiada e investigada como la clase docente, sin obtener mayores cambios. 

Los docentes que tenemos, con sus defectos y virtudes, son producto de diversos factores asociados vigilados y supervisados por el Ministerio de Educación: el programa de estudio; la Prueba ECAP; los formadores de formadores; los candidatos y sus requisitos de admisión; la infraestructura y equipamiento de las universidades. No hay nada que ustedes puedan desconocer o ignorar, absolutamente nada. Las universidades simplemente han sido implementadoras de las políticas y requisitos del MINED. 

Para “atraer y retener el mejor talento humano” en un sector debe estar dignificado, bien pagado, ser exigente y prestigioso; el mejor ejemplo, la carrera de medicina, es la que siempre exige las notas de cohorte más altas, pese a que el programa es muy extenso -siete años- y requiera una especialidad -uno o dos años más-. ¿Por qué atrae a los mejores estudiantes…? 

Quienes somos docentes -aún enseño en tercer ciclo y en postgrado- sabemos muy bien que la profesión no está dignificada; ¿qué significa dignificar la docencia?, al menos tres cosas fundamentales: en primer lugar ser valorados y respetados por las autoridades y por la sociedad; en segundo lugar, elevar los requisitos y exigencias para el ingreso y permanencia en la profesión; y en tercer lugar, nadie va aplicar a la docencia ni tolerar altos requisitos si no hay unos honorarios dignos, por lo tanto mejorar sustancialmente el salario. Es sencillo: ética, meritocracia y recursos. 

¿Quién quiere ser docente en nuestros tiempos?, ¿atrae la docencia a los mejores bachilleres que se gradúan?, ¿es competitivo el salario de los docentes con otras profesiones del mercado laboral?, son preguntas que deberían responder el equipo del MINED, antes de criticar los resultados de pruebas de admisión al sistema. 

En un país como el nuestro, sin mayores recursos naturales, formar el capital humano es el ingrediente principal para una mayor productividad, y esto es un desafío de los docentes y para los diseñadores de políticas públicas educativas; pero el problema es que nuestros estudiantes están muy rezagados, y sobre todo “conocen, pero no comprenden ni aplican lo que saben” (PAES -1997 a AVANZO 2020), y la razón de este grave problema está en los siguientes elementos: 

  • Ausencia de políticas públicas de largo plazo (políticas de Estado o largo plazo); 
  • Bajo presupuesto como porcentaje del PIB (bajo la media de Latinoamérica, 6%); 
  • Problemas de calidad del gasto (se consume en salarios y ocurrencias ministeriales); 
  • No hay buenos laboratorios; 
  • Ausencia de un modelo pedagógico y de un currículo nacional; 
  • No se mide la tasa de retorno ni la costo-eficiencia de las políticas; 
  • No se cumple el calendario escolar (50% de aprendizaje efectivo)  

¿Quiénes son los verdaderos responsables de estos problemas?, ¿los maestros…? 

Mientras el estacionamiento del Ministerio de Educación no da abasto; mientras la corrupción ha campeado en los últimos 30 años; mientras hemos tolerado que perdamos seis de cada 10 estudiantes en educación media; mientras no reaccionemos a resultados paupérrimos de pruebas estandarizadas; y mientras volvamos a ver a los maestros como los culpables de todo; seguiremos siendo un país en “vías de desarrollo”, culpando siempre al vecino de nuestros males y carencias. 

De nada sirve entregar computadoras o aumentar salarios sin condicionantes de contexto para la dignificación docente. Esto pasa por diálogo, compromisos reales mutuos y resultados. Es un asunto de datos y no de promesas políticas o planes de adorno. Q:E:D 

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