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Cercos Epidemiológicos Inteligentes: Cero muertes COVID en 169 días

El impacto de una estrategia epidemiológica se puede medir por diversas vías: a) La cantidad de expuestos no infectados o, por el contrario, de contagiados; b) Las zonas geográficas o unidades demográficas contaminadas o libres de contagio; y c) –la más importante- la cantidad de decesos. En el caso del proyecto Cerco Epidemiológico Inteligente (CEI) en San José Villanueva siempre medimos por el número de contagiados, no obstante, el indicador más adecuado es la tasa de letalidad del virus, ya que en última instancia lo importante es salvar vidas, y esto lo descubrió el alcalde de San José Villanueva. 

En el Municipio San José Villanueva -y en otros del país- aplicamos la estrategia “Cerco Epidemiológico Inteligente” (CEI), diseñada por la Universidad Francisco Gavidia (UFG) y donada a los municipios que la han requerido. Esta herramienta epidemiológica se basó en tres principios: educación, información y tecnologías; creamos mapas interactivos con geolocalización de riesgos y sujetos susceptibles, expuestos, infectados y recuperados; levantamos encuestas “LimeSurvey” a través de redes sociales, informamos y educamos a la población, entregamos protocolos domésticos y kit de mascarillas. Los resultados fueron exitosos y se publicaron en un libro que elaboramos con el Colegio Médico: https://observatoriocovid19.sv/doc/laboratorioCEI/Libro_CEI  

En San José Villanueva, al 13 de julio había dos decesos “sospechosos” y, al 15 de agosto se cerró con 10 decesos “sospechosos”; desde el punto de vista de los datos oficiales, iniciamos con 12 contagios y terminamos con 172, en el mismo período. Lo cierto, confiable y válido es que durante los 169 días de pandemia NO hubo un tan sólo caso de fallecimiento por COVID19 confirmado con prueba de PCR.  

Si nos quedamos con los 10 decesos sospechosos, para una población de 17,000 habitantes la tasa de mortalidad (TM = (NF / NP) x 100), en donde TM = Tasa de mortalidad, NF = Número de fallecimientos y NP = Número total de habitantes en una población. La tasa de mortalidad es: 10/17,000 * 100= 0.058. Por otro lado, la tasa de letalidad (CFR del inglés: Case Fatality Rate), considerando 172 casos (TL= (NF / NC) x 100), en donde TL = Tasa de Letalidad, NF = Número de fallecimientos y NC = Número total de contagiados en una población. Tasa de Letalidad es 10/172*100= 5.81. 

Ahora bien, el problema es que los 10 casos que utilizamos en las fórmulas son “sospechosos” y no confirmados con prueba PCR; a juicio del director de la Unidad de Salud, sólo hubo dos decesos “bastante” sospechosos. Seguramente, en 169 días, también suele fallecer gente por otras razones. Como sea, tanto la tasa de mortalidad como la de letalidad son muy bajas en comparación con otros escenarios.  

En el municipio durante toda la pandemia se aplicaron 500 pruebas PCR, entre el 13 y 20 de julio, no sólo a habitantes del municipio; aproximadamente un 10 % de los testeados salió positivo. Posteriormente se fueron registrando más casos de contagio -189 al 4 de septiembre-; sin embargo, estos datos no coindicen con las estadísticas locales de salud ni se sabe de dónde salen estas cifras oficiales. Además, tampoco hay confianza en ellos por múltiples razones matemáticas y estadísticas. 

La estrategia CEI ha sido la herramienta que más se asimila a la epidemiología social y de campo tradicional; tiene un fuerte respaldo lógico, desde el punto de vista científico y epidemiológico: buscar al virus y alejar o aislar a la gente, sin medidas coercitivas sino educativas. También fue una herramienta educativa, para que la gente entendiera la dinámica de contagio y se protegiera; y, por último, fue acompañada por protocolos domésticos y kits de bioseguridad. 

Este modelo fue eficiente gracias a varios aspectos complementarios: a) La generosidad de la empresa privada, particularmente la ANEP, la familia Simán, Enrique Orozco y Alicia Lecha y sus amigas, quienes donaron miles de mascarillas, alcohol y equipo de bioseguridad; b) El apoyo del alcalde Alexis Guzmán y su equipo municipal; c) El aporte del Dr. Fernando Góchez, director de la unidad de salud; d) Los ciudadanos y vecinos del municipio que colaboraron participativamente con la estrategia; e) Los medios de comunicación y periodistas que dieron cobertura a las acciones; f) La vigilancia técnica del Colegio Médico, que siempre estuvo al tanto de las medidas y nos aportaron consejos; g) La mirada imparcial de Médicos Sin Fronteras, quienes también conocieron el proyecto; y h) El equipo de la UFG detrás de todo el proceso: Óscar Luna, Raúl Benítez, James Humberstone, Gustavo Menjívar, Víctor Cuchillac y este servidor, quienes contamos con el apoyo del Rector y del Consejo Directivo. A todos gracias. 

Hoy seguimos, con más municipios, sin importar el color político y como un proyecto de Responsabilidad Social Universitaria de la UFG; donamos muchas horas de nuestro tiempo y lo hacemos con el mayor de los gustos, con pasión y seguros que ayudamos a salvar vidas.  Para conocer más visita: https://observatoriocovid19.sv/ Laboratorio CEI. 

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