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 2706-5421

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Oscar Picardo

Comportamientos, sesgos y política

“Ante dos opciones, las personas suelen escoger la que les resulta más fácil en lugar de la más adecuada”

La polarización política entre ideas conservadoras y liberales se acompaña en la actividad cerebral, y puede potenciarse según el contenido del discurso. Cualquier idea política absurda que se proponga en una red social puede desencadenar un debate y siempre encontraremos gente a favor y en contra sobre la base de ciertos sesgos cognitivos… aunque sea absurda la idea.

Aquí la interpretación de la información es clave, y comienza a funcionar nuestro sistema de creencias; el famoso ABC de Albert Ellis: 1) Fenómeno activador (Activating event); 2) Sistema de creencias (Belief system); y 3) Consecuencias (Consequences). Pero nuestras creencias poseen sesgos…

Sesgo cognitivo (Kahneman y Tversky, 1972) se puede definir como una interpretación errónea sistemática de la información disponible que ejerce influencia en la manera de procesar los pensamientos, emitir juicios y tomar decisiones.

Los sesgos cognitivos influyen o determinan en la cosmovisión y sistemas ideológicos. Se configuran  por implicaciones culturales, influencia social, motivaciones emocionales o éticas, atajos en el procesamiento de la información, o distorsiones en la recuperación de los recuerdos y la memoria, miedos o temores, intereses o conveniencia, entre muchos otros aspectos.

Existe una taxonomía de sesgos cognitivos: de confirmación (favorecer tus creencias); de negatividad (ver el vaso medio vacío); de anclaje (selección de la primera información); observación selectiva (centralidad de expectativas); de resistencia negativa (llevar la contraria); de heurística (quedarse con la primera impresión); entre muchos otros.

La ley de la trivialidad, el efecto Delmore, la Ley de Hofstadter, el efecto Dunning-Kruger, el efecto del falso consenso, el error fundamental de la Atribución, la percepción selectiva, la negación de probabilidad, la teoría de identidad social, el Efecto Bandwagon o efecto de arrastre, la paradoja de Abilene, el problema del HIPPO, el efecto Halo, regla WYSIATI (What you see is all there is), teoría del Nudge, son algunos de los fenómenos psicológicos que aparecen en nuestras decisiones cotidianas desfigurando los dilemas y tomas de decisiones, tanto políticas como económicas o laborales. Lo dice fulano, es cierto…

La toma no consciente o no racional de decisiones es algo muy común en los seres humanos; en no pocas veces actuamos en automático y de forma intuitiva; de hecho, la geometría funcional de nuestro cerebro y su sofisticado sistema de predicción nos llevan a conductas rutinarias y a asumir apologías incorrectas, casi en modo de costumbre.

El gran economista conductual Daniel Kahnmeman en “Pensar Rápido, Pensar Despacio” (2011) nos expone en su economía del comportamiento las dos formas de cómo enfrentamos nuestro día a día: 1) rápido, intuitivo y emocional; versus 2) lento, deliberativo y lógico; y aquí se pone en jaque la psicología de la intuición acertada y los diversos espejismos o ilusiones cognoscitivas frente a los cuales tomamos decisiones.

La mente nos juega pasadas y se instalan creencias atípicas en nuestro cerebro; vemos un par de ejemplos:  1) Si nos gusta la política del presidente, es probable que también nos guste cómo se viste, cómo habla, lo que él hace, etcétera; este es el efecto Halo o criterio de racionalidad limitada, el cual consiste en inferir destrezas, capacidades o atributos inexistentes que generan una falacia de conjunción. 2) El concepto de “los mismos de siempre” es una etiqueta cognitiva que se utilizó para agrupar a los políticos pertenecientes a la oposición; no obstante, muchos funcionarios del gobierno actual tienen un vínculo que los hace parte de esa etiqueta (provienen de esos partidos de oposición) sin embargo no entran en esa categoría, ¿por qué razón?.

La heurística del juicio -los atajos mentales- evita la racionalización profunda; en las campañas electorales se apela al sistema rápido, intuitivo y emocional; lenguaje simple, evaluaciones básicas, rostros con filtros, aspecto, estadística intuitiva, predicciones intuitivas, etcétera. Crear estas categorías de información cortas o breves es esencial para el mundo político. 

Los políticos crean falacias narrativas con historias dudosas del pasado que afectan la opinión pública; neolengua y posverdad son recursos que aparecen en esta arquitectura comunicacional; se trata de episodios que intentan dar sentido al talento, a la estupidez y al azar; así, nos autoengañamos y enarbolamos nuevos imaginarios y relatos persuasivos que a su vez crean una ilusión de inevitabilidad.

La mentira y la ilusión aparecen de modo recurrente en la historia de la política, son parte de una caja de herramientas para mantener la fe de los ciudadanos en el sistema; también los analistas del sistema contribuyen a explicar el pasado inmediato y a augurar el futuro; Philip Tetlock, de la Universidad de Pensilvania, en 2005 publicó en su libro “Expert Political Judgment: How Good Is It? How Can We Know?”, en dónde entrevistó a 284 analistas solicitándoles algunas estimaciones; la mayoría fueron erróneas, sus intuiciones fallaron.

Y es que el político promedio es muy “intuitivo” y optimista, está peleado con la ciencias, los datos y la academia; ejemplos sobran: tendremos tres millones de contagiados de Covid-19 a finales de mayo o el Bitcoin llegará a US$ 100,000 en diciembre. Pero estos errores de cálculo la gente los perdona, aunque en el fondo impliquen millones de dólares perdidos; al final, el dinero público como que no es de nadie; y la maquinaria comunicacional desvía la atención con otros recursos: Una reforma integral de pensiones, guerra contra las pandillas, etcétera.

El análisis o estudio del pensamiento político -o sus decisiones, riesgos y probabilidades- en una democracia plantea cuestiones tanto normativas como descriptivas. Lo normativo se ocupa de la racionalidad y la lógica de la toma de decisiones (cuando se tiene una norma lógica y se respeta). Lo descriptivo, se ocupa de las creencias y las preferencias de las personas tal como son, no como deberían ser. La tensión entre consideraciones normativas y descriptivas es un campo de batalla ideológico muy complejo, pautado por la transformación digital. Bienvenidos (as) al año pre-electoral 2023…

Disclaimer: Somos responsables de lo que escribimos, no de lo que el lector puede interpretar. A través de este material no apoyamos pandillas, criminales, políticos, grupos terroristas, yihadistas, partidos políticos, sectas ni equipos de fútbol… Las ideas vertidas en este material son de carácter académico o periodístico y no forman parte de un movimiento opositor.

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