Número ISSN |
 2706-5421

manos arbol
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Rafael Lara Martínez

Professor Emeritus, New Mexico Tech
rafael.laramartinez@nmt.edu
Desde Comala siempre…

Cuerpo humano — Ecología — Migración / Lección poqomam / Segunda parte

II. Ecología 

Si las diversas partes del cuerpo señalan ya una visión filosófica muy distinta de la occidental, con mayor razón las equivalencias directas con el árbol indican una clara visión del mundo.  Cortar ramas y troncos significa amputar a una entidad viva de sus extremidades, mientras comer sus frutos implica macerar su cara e ingerirla en alimento. Asimismo, pelar un fruto o un árbol equivale a desollar un cuerpo vivo semejante al humano.  Más que metáforas, esas simetrías demuestran una cosmovisión que percibiría en la tala de árboles no solo una de las causas directas de las migraciones.  A la vez, al deteriorar la geografía ancestral, expresa una verdadera amputación de las entidades vivientes afines a las humanas. Las supuestas alegorías imparten una enseñanza esencial para la ecología y el cambio climático global, ya que la cultura relega a un plano puramente secundario esa filosofía radical —»ru-wach ru-b’isal chee’, raíz = su-cara su-abajo árbol»— sobre la expoliación de la naturaleza.  Veamos una a una, cuatro correspondencias que el saber (sophos) ancestral del amigo (philos) establece entre el cuerpo humano y el árbol, pese a su rechazo de la filosofía salvadoreña por dialogar con él.  Estas equivalencias se llaman ramas/manos (A), fruto-semilla/cara (B), tronco/pie (C) y corteza/espalda (D).

A) ruq’aw’ chee, las ramas del árbol = sus manos árbol

n-ø-ru-mek’aa ru-q’ab’ taqee’ sa q’ahaa’, la niña estira sus manos = estira su-mano grande/alto/todo la señorita = x-ø-ru-mihree taquee’ ru-q’ab’, levantó las manos = completivo-ella-su-levantar grande/alto/todo su-mano = b’atlaq koon riij ru-q’ab’ kapee, las ramas del café están dobladas = estar-doblado quedar/dejar hacia-allá cáscara su-rama/mano café = b’irib’aq taquee’ la ru-q’ab’ chee’ kapee, las ramas del café son cilíndricas = estar-cilíndrico todo la su-rama/mano árbol café. 

Las manos —q’aw’, q’ab’— se vuelven ramas.  Si podar significaría cortar esas extremidades, en una manicure lacerante, utilizarlas como leña y madera refiere ya su consumo sacrificial que nuestra cultura no percibe como tal.  No en vano, la leña verde se asocia a un nuevo parto, como si un árbol recién cortado equivaldría a un recién nacido, en los ejemplos siguientes.   

yo’ chee’ ku rax reh asii’, este palo está verde para tu leña = este árbol hasta estar-verde la tu-leña» = ma’ Luuk ko rax ixoq, Lucrecia aún es mujer que ha dado a luz = la Lucrecia hasta estar-verde mujer (véase: rejab’, estar-sazón/adulta, que se aplica a una fruta, «rejab’ rum, sazones jocotes», así como a una persona, «rejab’ winaq, maduro hombre/persona»).  

Acaso si «rax rax ajuuk’, tu güiscoyol está verde = verde verde estar-tu-güiscoyol», una reduplicación similar se aplicaría al parto.  Quizás denote también encontrarse de buena salud y humor: «xnupahqaa keh, raxwinaq pa’ wilkee, pregunté (si) ellos, verde-hombre dónde están/existen / se encuentran bien».  En otra variante local, lo verde lo reitera el terruño mismo que respalda a la comunidad en su vida cotidiana: «Rax Awaj (Rax Ab’aj), Verde Piedra».   

Por último, si en castellano «dame una mano/give a hand» implica la ayuda, el pocomchií’ exige «re hat m’axta taq  q’ab’ aw-chi, Uds. no tienen permiso de = el tú no-existe plural mano tu-a/para = para Uds. no existe su mano» excluir el legado ancestral de la identidad salvadoreña. Por este olvido voluntario, ya «no-existe» el parentesco entre la comunidad humana y el eco-sistema que envuelve su actividad cotidiana: «hat qa-maam hat q-ati’t hat ajaw-al yuuq’ hat ajaw-al k’ixkaab’, eres-tú nuestro-abuelo, eres-tú nuestra-abuela eres-tú-paternidad/Señor, cerro, eres-tú, paternidad/Señor valle».  En cambio, su menosprecio lo demuestra el deterioro del medio ambiente.   

B) wach chee, el fruto/semilla-cara del árbol = la cara del árbol 

raxpoq’iik pa naq’ach, tu cara tiene hematoma = hematoma es/está-en tu-cara = sejli ch’un naq’ach nu-k’uum, mi pepita de ayote está limpia = limpia-estar la/clasificador pepita mi-ayote. 

wili cha wach la chee’ maank, el palo de mango ya tiene fruto = estar/hay ya fruto/cara el árbol mango = joch’ wach meexa, está sucia la mesa = estar-sucia cara mesa. 

rich’eet naq’ach ru-paat w-as. 
La ventana de la casa de mi hermano es pequeña, ser/estar-pequeña cara su-casa mi-hermano/mayor. 

rax wach nu-p’ixnay, Mi espantifilo se ve verde = verde cara mi-flor de la paz. 

En segundo lugar, la cara —wach, q’ach— no sólo corresponde «estar al frente» —»ch-in-wach, frente a mí, en-mi-cara»; «ru-wach nu-k’uhtaneel, frente a mi maestro/enseñante, su-cara mi-enseñante»— también directamente refiere al fruto o a la semilla que nos alimenta.  La cara-semilla indica el grano que debemos enterrar para cosechar, de cuyas aberturas se levantan los frutos naturales que a diario nos nutren: «ruwach rub’isal chee’, la raíz del árbol = su semilla/cara su-bajo árbol».  En este sentido, incluso el ser vegetariano implica un acto depredador de lo natural.  Este mismo concepto alude a la extinción de los animales, cuyo rostro desaparece de la superficie terrestre: «k’ahchi ru-sacham ki-wach taqueh loq’laj chikop = estar-en proceso de su-desaparición su-cara/frente los sagrados animales».  El enojo humano contra la naturaleza la expresan los golpes repetidos en la faz de sus entidades: «ru-q’oj…chik wach ab’aj wach taq chee’ wach ak’al, golpeó ya…en las piedras, los árboles, el suelo = golpeó…ya en cara piedra, cara árboles, cara suelo».  Ojalá la filosofía salvadoreñas ya no le cierre «i naq’ wach, sus ojos = la pepita cara» al legado ancestral.

C) rooq’ chee, el tronco del árbol = el pie del árbol

sipjenaq wili r-ooq nu-chaaq’, mi hermano tiene el pie hinchado = hinchado hay/está su-pie mi-hermano = q’e nin ni-wooq ch-a-wach, soy más alto que tú = muy grande/largo mi pie en tu cara/mirada = nim ru-paam la r-ooq chee’ pitan, el tronco del árbol de encino es grueso = ya/muy su-grueso/estómago el tronco/pie árbol encino = nim rik’eh la r-ooq nu-chee’, el tronco del árbol está alto = ya/muy alto el tronco/pie mi-árbol = chalanaq r-ooq hab’ = está iniciando la lluvia = viene su-tronco/inicio lluvia.  

En tercer lugar, el pie —r-ooq’, rooq— equivale al tronco, por lo cual talar árboles literalmente significa amputar la flora de su posibilidad de volverse caballera andante en su ideal de proteger al planeta del calentamiento global.  Por ello, «talar» equivale a «matar»: «x-ikam-aj jenaj b’ila qa-maam chee’, taló un gran árbol = mató/causó-la-muerte un -dicen- nuestro-abuelo árbol» en cuya «cabeza…está…qa-maam aaq’, en cabeza/arriba…está…nuestro-abuelo serpiente», en otro relato, la protectora de la ética que hoy llaman caduca.  Asimismo, la polución de los ríos expresa un atentado semejante, ya que su corriente anticipa el busto: «rupaam la rooq ha’, dentro del río, su estómago el tronco agua».  No extraña que la profundidad de un hoyo —la del surco— equivalga a una herida honda en el abdomen: «nim rupaam ma’ jul, el agujero está muy profundo = grande su-estómago/interior el/clasificador agujero».  Por otra parte, «nim rooq» denota la longitud: «nim rooq la chee’, el árbol es largo = grande pie/tronco el árbol». 

D) riij chee, la corteza del árbol = espalda árbol 

lukla riij sa imaas, el señor es jorobado = encorvada espalda diminutivo/reverencial señor = nrumahlaa riij q’ab’ sa ixq’un, la niña se soba la mano = soba espalda mano diminutivo/reverencial niña = n-ru-b’at riij la q’ab’ chee was, mi hermano dobla la rama del árbol = él-su-dobla espalda/corteza la rama/mano árbol mi-hermano-mayor = k’ox riij la tze’, el perro es negro = negro pelo el perro = k’ojek riij la k’uxub’ chee’, el copalchí es aromático = aromático corteza el copal árbol = nlahlati riij la araan, la naranja brilla en su cáscara = brilla cáscara la naranja. 

En cuarto y último lugar, la espalda tampoco limita su contenido a situarse atrás/después de algo —»wilkin chiriij, estoy/existo atrás (de ello)».  A la vez, inmediatamente refiere también a la dermis, cuero, piel, parte trasera y exterior que recubre los frutos —»riij tulul, cáscara/espalda de banano»— a la flora y la fauna, aun si hay sinónimos que separan esas referencias.  En este sentido, el simple hecho de pelar un fruto —ya no se diga de quitar el cuero de un animal o de «pahlanik, descortezar» un árbol— implica desollar una entidad viva, sacrificarla a diario para subsistir.  El cuero exhibe la cualidad visible de un organismo «la cáscara, la piel, la cobertura», lo cual conduce de lo vegetal a lo animal, hasta concluir en el territorio mismo que resguarda a la comunidad humana en un ecosistema singular.    

D (bis) 

riij chee, la corteza del árbol  = riij tiluul, la cáscara del banano = riij toq, las plumas del pollo = riij tz’i’, el pelo/cuero del perro. 

En otra habla local, la correlación entre el despojo de la tierra y el cuerpo humano —desnudo a la intemperie— no podría ser más explícita, donde «-qolom» implica «pelar, raspar, desnudar», «-tziyaaq, ropa», en una clara alusión al acoso contra la tierra: 

n-a-qolom ru-tziyaaq la ak’al, n-a-ch’an’aam, n-a-qolom wach ru-yuub’ naq titikwi, vas a desnudar la tierra, vas a quitarle su ropa, vas a raspar cara su espalda cuando siembras. 

Por este maltrato hacia lo natural, no extraña que, en 2022, dos problemas claves como la migración y el cambio climático se asocien claramente a la deforestación, ligada a la extinción de las tierras comunales (1882).  Ese deterioro del terruño, dicen, afecta a «sutum chii riij qaye aab’, lo-que-rodea en su-espalda la comunidad (komonil)», donde el komonil/komoon congrega a los humanos con su entorno natural.  Sin embargo, al menospreciar la episteme poqomam, tampoco «se entiende/aprende» —»x-ki-req chi r-ijj, lo encontraron/aprendieron en su espalda/piel = they did not find/understand it back»— que el saber se arraiga en el respaldo que protege al cuerpo de una desgracia, tal cual el «jiote» debido a la tala desmesurada: «hat saal aw-ijj ak’un, (eres)-muchacho jiotoso = eres-tú jiote (en) tu-espalda/respaldo muchacho».  En el silencio siempre… 

***** 

Parecería que el silencio académico sobre las filosofías ancestrales —su cosmovisión ecológica— anticipa la actitud que niega una doble alternativa viable para resolver el problema del cambio climático.  A la restitución de las tierras ancestrales —confiscadas por los países independientes— se añadiría el rescate de las filosofías y de las lenguas ancestrales en el currículo universitario que rehúsa su presencia en aras de una descolonización colonial.  Tanto se habla de «pedagogía del oprimido» que su legado originario acaba agobiado bajo el mismo discurso que lo reclama.  Entretanto, los nuevos proyectos hidroeléctricos se añaden a la extinción de las tierras comunales y la horrenda contaminación —cual la de Cerrón Grande (elpais.com, 1 de febrero de 2023)— marca el llamado progreso.   

En este recuadro de una episteme poqomam, puede leerse la nueva novela de Mario Bencastro —»El códice de la frontera» (2022)— que precisamente narra el éxodo de varios pueblos indígenas mayas hacia EE. UU. con el objetivo de fundar una nueva utopía ecológica.  Puesto que el Convenio No. 160 de la OIT, no lo reconocen ni aplican el gobierno de Guatemala ni el de El Salvador, toda la espiritualidad indígena y su arraigo en la tierra ancestral decae hasta buscar un principio mito-po-Ético en otro ecosistema.

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