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 2706-5421

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Carmen Aída Lazo

Decana de Economía y Negocios de la ESEN

Economía: Descartada la posibilidad de una recuperación en V

El 16 de abril, el Fondo Monetario publicó su reporte sobre la situación fiscal del país y las proyecciones macroeconómicas para este y los próximos años. En ese momento el FMI había estimado que la economía salvadoreña se contraería 5.4 % este año, para recuperarse casi en su totalidad en 2021, al proyectar un crecimiento de 4.3 para el próximo añoA ese se le conoce como el escenario de recuperación en forma de V, y corresponde a un escenario optimista, en contraste con escenarios en U (recuperación más lenta, de un par de años), o L (escenario de depresión económica, estancamiento más prolongado).   

A la luz de la evolución que ha tenido la economía en los últimos meses, y de las nuevas cifras que ahora tenemos disponibles, prácticamente tenemos que descartar cualquier posibilidad de un escenario en V para la economía salvadoreñaes decir, se ha esfumado la posibilidad de una contracción corta con un rebote en los próximos meses.  

De hecho, en su última actualización de proyecciones económicas globales, el IMF ajustó a la baja sus estimaciones de crecimiento de la economía mundial, estimando una caída de 4.9 % para 2020. 

¿Qué nos dice entonces la información más reciente publicada por el Banco Central de Reserva, por el Ministerio de Hacienda, así como las cifras de empleo del seguro social? Veamos brevemente algunos datos: 

  1. Deterioro de las finanzas públicas: el déficit fiscal y la deuda pública será mayor a lo que inicialmente se había proyectado 

La deuda al inicio del 2020 rondaba el 70 % del PIB, y en el escenario de V del FMI, esta llegaría a 82.2 % a fines de este año. Dado que la economía caerá más de lo que proyectaba el FMI, y dado que ello implica una caída de ingresos del gobierno mayor a la esperada, es muy probable que la deuda supere el 90 % del PIB al final del año. Tal como se muestra en la siguiente gráfica, sería un nivel de endeudamiento que no se ha visto previamente, y la consecuencia es que ello nos deja en una posición sumamente frágil ante un nuevo rebrote del virus, un desastre natural, u otro fenómeno que afecte al país. Por otro lado, el alto nivel de endeudamiento significa que el país tendrá que dedicar más recursos al pago de la deuda (servicios de la deuda), lo que implica menos recursos para gasto social y otras prioridades de nación. 

Gráfico 1: Evolución de la deuda total como porcentaje del PIB, 1991 – 2020 

  • La caída del empleo será mucho más pronunciada que la reducción observada en la última crisis 

En la crisis financiera del 2008 – 2009, se perdieron cerca de 38,000 empleos formales, que se recuperaron hasta inicios del 2011. Los datos que publicó recientemente el Seguro Social muestran que, hasta abril, el número de cotizantes se había reducido en más de 61,000 personas, y tal como muestra la siguiente gráfica, las pérdidas de empleo se concentran en industria, comercio, construcción y actividades profesionales. Esta caída de empleos formales corresponde a casi el 9 % del empleo del sector privado. 

Tabla 1: Reducción de empleos formales entre enero y mayo 2020 

La información que se publicará en los próximos meses continuará reflejando pérdidas de empleos formales, las cuales en un escenario más realista superarán los 120,00 como consecuencia de la pandemia. Esto no toma en cuenta las enormes pérdidas de ingreso que ha sufrido el sector informal de la economía. Por otro lado, es posible que la recuperación de empleos sea más lenta que en la crisis previa, considerando que, hasta que se cuente con vacuna o tratamiento para la enfermedad, habrá mucha cautela para evitar que aumente la densidad del personal en los puestos de trabajo.  

En todo caso, es importante señalar que las perspectivas económicas irán cambiando, tanto en función de las decisiones de políticas públicas que adopte el gobierno, como de las condiciones externas, con particular énfasis en qué tan rápida o qué tan prolongada sea la recuperación de la economía estadounidense.  

  • Fuerte contracción del sector externo 

Entre marzo y mayo del presente año, las exportaciones se contrajeron 42 % respecto del mismo período del año pasado, mientras que las remesas cayeron en 22 %De acuerdo a la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples, 21 % de los hogares salvadoreños son receptores de remesas, las cuales destinan principalmente para el consumo. En promedio, para los hogares receptores, las remesas significan casi el 46 % de sus ingresos totales. 

Los siguientes gráficos presentan la evolución de exportaciones y remesas mensuales. 

Gráfico 2. Evolución mensual de las exportaciones totales, mayo 2018 a mayo 2020, en millones de dólares 

Gráfico 4: Ingreso mensual de remesas en millones de dólares 

  • Aumento en niveles de pobreza y desigualdad 

No existe aún información disponible a nivel de hogares para comenzar a cuantificar el impacto de la crisis en los niveles de pobreza y desigualdad, pero simulaciones realizadas sugieren que el porcentaje de hogares en pobreza pudiese aumentar del 24 % al 50 % como consecuencia de la pérdida de ingresos.  

Por otro lado, esta crisis impacta en mayor medida a los hogares más vulnerables, pues tienen menor capacidad de generar ingresos trabajando desde sus casas, y también afecta en manera desproporcionada a niños y jóvenes en hogares que carecen de recursos para continuar educándose en un formato no presencial.  

Esto genera una brecha de desigualdad entre niños y jóvenes que cuentan con los recursos para continuarse educando desde sus casas, y quienes no cuentan con dicho apoyo.  

Estos efectos a nivel de hogares y de acceso a oportunidades son, sin lugar a dudas, lo más importantesy es fundamental continuar analizándolos pese a que la ausencia de información microeconómica es un obstáculo para tal propósito.  

El análisis de los efectos del covid19 se suele enfocar en los indicadores macroeconómicos, no porque estos sean más importantes, sino por la mayor disponibilidad de datos en comparación con los que se requieren para realizar una valoración del impacto en el bienestar de los hogares.  

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