Óscar Picardo
Economic Treaty: Between Coconuts and Bitcoins
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En la cadena nacional del 24 de junio, el presidente Bukele ocupó un sencillo caso para explicarnos el encadenamiento comercial del Biticoin: “Steve quiere comprar un coco y Miguel los vende a US$ 2; Steve prefiere pagar en Bitcoin y le transfiere a Miguel, y Miguel le “acepta” el pago en su wallet en Bitcoin y, además tiene la opción de “recibirlo” en dólares o Bitcoin. Inmediatamente Miguel tiene sus US$ 2 en su wallet y puede ir a comprar otra cosa…”
Es muy probable que Miguel tarde o temprano necesite efectivo porque algún proveedor no tenga wallet, y tenga que ir al cajero a retirar dinero y, en ese contexto puede ocurrir tres cosas: a) Una segura, que le cobren comisión por retiro y ya tenga menos de US$ 2, digamos que US$ 1.80; b) Que debido a la fluctuación el Bitcoin haya bajado y tenga aún menos; y c) que el Bitcoin haya subido en el mercado y tenga más.
El anterior juego de probabilidades, riesgo y tiempo invertido, se podría evitar si Steve le compra el coco en efectivo, en US$ 2. Me pregunto -con honestidad y seriedad- ¿cuál es el beneficio económico y macroeconómico del Bitcoin? Entiendo que un turista tenga wallet, pero seguramente pueda tener efectivo. ¿Cambia o incrementa en consumo del turista por comprar en Bitcoin?, ¿se venderá más o lo mismo?
No soy economista, pero veamos tres hipótesis: 1) Si fuéramos un destino turístico potente como República Dominicana, Costa Rica o Cancún se podrían hacer proyecciones y estudiar probabilidades del impacto financiero, pero con el flujo de turistas y/o surfistas que tenemos no estoy seguro si habría algún impacto macroeconómico como para modificar el patrón de la moneda del curso legal. 2) Si las remesas vienen en Bitcoin el emisor se ahorra costos, pero el receptor tendría que pagar comisiones de retiro en cajeros, ya que el comercio informal es muy significativo. 3) Con la dolarización digamos que se hizo lo mismo, cambio inconsulto, agreguemos que nos engañaron con el bimonetarismo, pero al final el mayor ingreso de divisas es de Estados Unidos y nuestro principal socio comercial es Estados Unidos y el dólar estadounidense es una moneda fuerte y global.
Entiendo que estamos en un escenario de “Transformación Digital”, lo que implica IoT, automatización, robótica, blockchain, Big data, e-learning, etcétera; pero leyendo a los sociólogos Manuel Castells y Bob Kling sobre “Social Informatics”, descubrimos que el mundo de internet y de redes digitales implica un cambio cultural, que demanda alfabetización digital y cerrar las brechas tecnológicas; y estamos muy lejos de ello.
Forzar este cambio cultural implicará un profundo desgaste. Normalmente se hace desde el sistema educativo, pero aquí pusimos la carreta adelantes de los bueyes y será cuesta arriba. Muchos critican esta actitud de procrastinar “no es el momento”, nunca es el momento para un país del tercer mundo; y es posible que se planifique es momento con inteligencia, consulta, socios y diálogo.
Hoy por hoy, bancos internacionales, organismos, tanques de pensamiento, premios Nobel, economistas señalan que forzar la obligatoriedad del Bitcoin es un error. El presidente y sus socios y amigos dicen todo lo contrario. En un par de años sabremos con certeza quién tenía la razón.
El proyecto playa El Zonte es un laboratorio muy, pero muy experimental sin control ni vigilancia de variables. No creo que pueda servir para hacer inferencia a todo el país. Quizá el haber ampliado el experimento con indicadores y variables más controladas, con mayor vigilancia y datos, pudo haber sido un caso exitoso. Pero hubiese no debería de existir… No se hizo y fue una buena oportunidad de un privilegiado laboratorio de micro-economía aplicada.
Mientras tanto, le recomendamos a Steve que compre sus cocos en efectivo, le ayudará muchísimo a Miguel. Y si llega Steve con diez amigos, quizá uno de ellos que compre en Bitcoin y que Miguel experimente y luego nos cuente si le fue “Chivo” o no…