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Claudio M. de Rosa

Economista e investigador del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Francisco Gavidia

Educación de calidad para evitar otra década perdida

José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en su discurso inaugural del 39º período de sesiones (24 de octubre) pidió evitar «otra década perdida» en la región, dada la «verdadera crisis de desarrollo» que enfrenta. No es para menos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su informe Perspectiva Económica Mundial de octubre proyectó un crecimiento de 4.9 % para Asia Emergente, África Subsahariana 3.7 %, Oriente Medio y Asia Central 3.6 %, América Latina y el Caribe 1.7 %, superando solo a la Zona Euro (0.5 %) adversamente afectada por la guerra Rusia-Ucrania. 

Según Salazar-Xirinachs: «Nuestro presente complejo obliga a una pregunta incómoda… ¿Cómo evitar otra década perdida?», como la que vivió la región en los ochenta. Y agregó: «Lo que realmente estamos enfrentando… es una cascada de crisis», dado los «notorios retrocesos en materia de desarrollo» que muestran los «indicadores de bienestar y de desempeño social y económico» como son pobreza, salud, pérdidas educativas, empleo y equidad de género y otras. 

Por esto, Salazar-Xirinachs exhortó a los países de la región a «elevar el nivel de ambición en materia de estrategias de desarrollo», para superar en el corto plazo «los problemas de inflación, reactivar la economía, crear empleo y ayudar a los grupos vulnerables… sin postergar las reformas (estructurales) e inversiones» que dan resultados en el mediano y largo plazo. La respuesta a estos problemas demandará a los gobiernos formular políticas públicas innovadoras, imponiendo «una verdadera prueba de esfuerzo y de capacidad de manejo político y de diálogo social». 

Dada las «pérdidas educativas» que señaló Salazar-Xirinachs, es inevitable considerar lo que Andrés Oppenheimer ha expresado en sus libros e intervenciones: los países de Latinoamérica deben apuntar a tener una educación de calidad porque el mundo está inmerso en la economía del conocimiento, propia de la 4ª Revolución Industrial, donde el trabajo mental tiene cada vez más valor, incluso que las materias primas. Aunque, el mundo ya está entrando a la 5ª Revolución Industrial, que se caracterizará por un trabajo de colaboración entre máquinas y humanos. 

Entonces, para que la economía crezca con dinamismo la sociedad debe tener educación de calidad, porque aporta conocimiento y con él se estimula la innovación, condición ineludible para potenciar el progreso social. Si se toma el Índice Mundial de Innovación 2022, Chile es el mejor evaluado de Latinoamérica, ubicado en la posición 50 entre 132 economías; luego en la región de Centroamérica ampliada están Costa Rica 68, Panamá 81, República Dominicana 90, El Salvador 100, Nicaragua 108, Guatemala 110 y Honduras 113. 

Por esto, es de destacar la respuesta que le dio Ilan Goldfajn, actual director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, a Oppenheimer: «el mayor riesgo de América Latina es la educación», porque constituye su mayor limitante. 

Según Oppenheimer, si Latinoamérica no mejora la calidad educativa quedará cada vez más rezagada. Y esto no se superará si se continúa mirando el pasado y no se presta atención a los innovadores del futuro. Y agrega, que mientras en Asia «viven guiados por el pragmatismo y están obsesionados por el futuro, los latinoamericanos seguimos guiados por la ideología y estamos obsesionados por el pasado». 

Sin educación de calidad y capacidad innovadora difícilmente se evitará otra década perdida. Es de meditar y actuar. 

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