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 2706-5421

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Oscar Picardo

El arte de engañar…

La política surgió como una forma más civilizada de continuar las guerras, considerando los diversos intereses mezquinos de los seres humanos; pero, más que el arte de la gobernabilidad o gobernanza en las naciones, actualmente es la forma de engañar a los ciudadanos para mantener y/o incrementar el poder. 

Guerra y política se han alimentado de la mentira, tal como anotara Sun Tzu en El Arte de la Guerra: “Luchar y ganar las batallas no es la suprema excelencia, sino que la suprema excelencia consiste en ganar las batallas sin luchar, para ello todo el arte de la guerra está basado en el uso del engaño, es decir la guerra total merced a falsedades y mentiras”.  

Cuando hablamos de mentir, engañar o manipular, solemos recurrir a Maquiavelo, y la célebre frase que nunca escribió: “el fin justifica los medios”; lo que sí define es lo siguiente: “Trate, pues, un príncipe de vencer y conservar el Estado, que los medios siempre serán honorables y loados por todos; porque el vulgo se deja engañar por las apariencias y por el éxito; y en el mundo sólo hay vulgo, ya que las minorías no cuentan sino cuando las mayorías no tienen donde apoyarse”. El principio se parece y es más teológico: “Cum finis est licitus, etiam media sunt licita” (“Cuando el fin es lícito, también lo son los medios”). 

La guerra y la política han utilizado herramientas psicológicas para justificarse, mentir o manipular; el término “guerra psicológica” fue usado por primera vez en 1920 por el historiador J. Fuller en Gran Bretaña. 

En la historia de las ideas políticas aparece el concepto “Operaciones Psicológicas”, las cuales tienen por objeto influir, persuadir y controlar el pensamiento colectivo de las masas mediante la manipulación progresiva y sistemática del componente más poderoso del cambio de actitud, el emocional. Esto, mediante la intervención comunicacional que busca la “construcción” de realidades ficticias y/o inducidas tendientes a ocultar la forma y el fondo de propósitos oscuros y la verdad de los hechos. 

Joseph Goebbels -y su enorme complejo de inferioridad-, responsable del Ministerio de Educación Popular y Propaganda, creado por Adolf Hitler, desarrolló un conjunto de “principios” de propaganda; algunos de los más memorables, vigentes y utilizados por los demagogos latinoamericanos son: una mentira repetida mil veces se convierte en verdad (…) la propaganda funciona mejor cuando los que están siendo manipulados se sienten seguros de que actúan por su propia voluntad (…) si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan (…) más vale una mentira que no pueda ser desmentida que una verdad inverosímil. 

Las actividades psicológicas persiguen como objetivo ganar el apoyo de personas afines o neutrales, así como reducir la voluntad y capacidad de actores hostiles o potencialmente hostiles para hacer la guerra o lograr un objetivo político; asimismo, estas acciones son planeadas en crisis y guerra, dirigidas a la población civil localizada en áreas bajo control propio para conseguir una conducta deseada que apoye los objetivos militares o políticos y la libertad operativa de los comandantes apoyados.  

El uso de la propaganda y de la distorsión comunicacional para el control y manipulación de la ciudadanía, busca alterar la capacidad de discernir entre una información falsa de una verdadera, todo lo cual condiciona el juicio social de las masas. 

En este contexto, la propaganda es aquella información, ideas, doctrinas o llamamientos difundidos con el objeto de influenciar las emociones, opiniones, actitudes o comportamientos de una audiencia a objetivo determinada, en beneficio del que la realiza. 

Otro recurso es el uso de “rumores” como datos de información, verdadera o no, que se facilitan a una audiencia y luego se propaga espontáneamente. También el empleo de “Cortina de humo” como conjunto de hechos o circunstancias con los que se pretende ocultar las verdaderas intenciones o desviar la atención de los demás. Todo aquello que sirva para evitar que la gente sepa o vea lo importante, constituye una cortina de humo. Se trata de un tipo de distracción para encubrir una acción. De esa manera se disimula la verdad en forma intencional. Las cortinas de humo están diseñadas para engañar, confundir o distraer a los demás. 

La propaganda, el rumor, las cortinas de humo, utilizan un método: 1) Diseñar un mensaje oficial; 2) El mensaje debe ser simple; y 3) Se debe repetir muchas veces en diversos medios. 

Actualmente, con el auge de las redes sociales y su capacidades de viralización y anonimato, las operaciones psicológicas, a través de propaganda, rumores, difamación, se han elevado exponencialmente a niveles exorbitantes.  

Los nuevos influencers en YouTube, los troles y otros operadores políticos, trabajan a diario y sin descanso en la maquinaria de operaciones psicológicas; probablemente ellos ni sepan lo que hacen o como contribuyen y solo cobran por sus rutinas comunicacionales.  

El volumen de propaganda es intenso, hay días que se publican hasta cincuenta videos; y el dinamismo de contagio en las redes tiene una lógica impresionante; de Twitter se derivan a  Facebook, WhatsApp o TikTok, para alcanzar a todas las audiencias y grupos etarios. Además es un negocio que demanda mucho contenido y diseño digital. 

Así, pasamos de los muros pintados y panfletos de los años 70, de los programas radiales de los 80, a los memes, videos y primaveras digitales contemporáneos. Cambia la forma, pero la esencia es la misma: mentir, influir, engañar, manipular, para vencer a los enemigos o contener el poder.  

Una minoría de seres humanos dan asco, son una basura, y al final narcotraficantes, vendedores de armas, psicópatas, terroristas, traficantes de personas, se parecen demasiado moralmente a nuestros políticos… Son pocos, muy pocos, pero controlan demasiado, hacen daño silente y ejercen este arte de engañar…     

Disclaimer: Somos responsables de lo que escribimos, no de lo que el lector puede interpretar. A través de este material no apoyamos pandillas, criminales, políticos, grupos terroristas, yihadistas, partidos políticos, sectas ni equipos de fútbol… Las ideas vertidas en este material son de carácter académico o periodístico y no forman parte de un movimiento opositor.  

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