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Raúl Velis

El cardenal, la iglesia y la sociedad salvadoreña

El primer cardenal salvadoreño 

El día 21 de mayo de 2017, el papa Francisco anunció al mundo durante el Ángelus que el obispo auxiliar de San Salvador, Gregorio Rosa Chávez, sería “creado” cardenal en el consistorio del 28 de junio del mismo año. Este anuncio fue recibido con alegría por la población católica de El Salvador, ya que monseñor Rosa Chávez sería el primer cardenal salvadoreño. Una vez creado cardenal, el mismo papa Francisco le pidió a monseñor Rosa Chávez que fuera a Seúl en Corea del Sur para una reunión sobre cómo lograr la paz con su vecino Corea del Norte; luego de esta reunión le nombró miembro del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. 

Dando cumplimiento a los cánones 401 y 411 del Código de Derecho Canónigo, monseñor Rosa Chávez al cumplir los 75 años presentó su dimisión del cargo de obispo auxiliar de la arquidiócesis de San Salvador al Papa, a través de la nunciatura apostólica de El Salvador; pero sería hasta el martes 04 de octubre de 2022 que se anunciaría que el santo padre habría aceptado dicha dimisión, por lo cual a partir de ese día el cardenal Rosa Chávez será un obispo emérito de la arquidiócesis de El Salvador, al igual que el papa Benedicto XVI es un obispo emérito de Roma. El 03 de septiembre, el cardenal Rosa Chávez cumplió sus 80 años, lo cual le ha hecho perder su derecho a votar para elegir a un pontífice en un eventual cónclave, más no su derecho de opinión y de ser consultado cuando el papa requiera de su asistencia. 

En una nota de La Prensa Gráfica del 04 de octubre de 2022, el cardenal Rosa Chávez aclaró que su decisión no está relacionada al contexto político actual de El Salvador, ni a las declaraciones del arzobispo de San Salvador, Monseñor Escobar Alas, sobre la reelección presidencial. También vale la pena aclarar que, aunque el cardenal Rosa Chávez ya no es obispo auxiliar de la arquidiócesis de San Salvador, y aunque ya no tenga derecho a voto en un eventual cónclave, él sigue siendo un clérigo de muy alto rango dentro de la jerarquía de la Iglesia debido a su dignidad cardenalicia, pero también a su amplia experiencia. 

Los cardenales y su jerarquía 

Según la RAE, una jerarquía es una “Gradacióndepersonas, valoresodignidades”. En el contexto de la Iglesia católica, esta gradación posee cierta ambivalencia: es simple y complicada al mismo tiempo; en la Iglesia las personas están gradadas también de forma ambivalente, ya que el cargo está directamente relacionado al poder o autoridad que se ejerce, pero también a la responsabilidad y la extensión del servicio que se ofrece. 

Definir el papel de un cardenal de la Iglesia católica puede ser una tarea compleja, dependiendo de a quién se le pregunte; este puesto jerárquico puede ser entendido como un puesto honorífico, o como una llamada a un servicio a tal grado de estar dispuesto a derramar la propia sangre por la Iglesia. Pero para efectos prácticos, deberíamos partir del significado etimológico del término: la palabra “cardenal” es una derivación de la palabra latina cardo, que significa literalmente “bisagra”; incluso en esta concepción hay una manera un tanto poética de visualizar el cardenalato, ya que al igual que las bisagras le permiten moverse a una puerta, así mediante el servicio de los cardenales la Iglesia puede seguir moviéndose. 

Los cardenales están inmediatamente por debajo del papa en la jerarquía eclesiástica. Este segundo nivel de la pirámide está conformado por todos estos dignatarios, reunidos en una especie de “organismo” dentro de la misma Iglesia; a este organismo se le conoce como el “Colegio Cardenalicio”. De acuerdo con el canon 350, aunque todos los cardenales son obispos ordenados, estos están organizados en tres órdenes dentro del Colegio Cardenalicio: el episcopal, el presbiterial y el diaconal.  

Los cardenales obispos, los de mayor rango, son aquellos a los que el papa les ha concedido una de las siete sedes de los suburbios de Roma, también conocidas como sedes suburbicarias. A este grupo también se suman aquellos cardenales que sean patriarcas de alguna de las Iglesias orientales católicas (armenia, caldea, copta, siria, maronita y greco-melquita católica). En este grupo se encuentra el cardenal decano, quien es la cabeza de todo el colegio cardenalicio con la figura de un primus inter pares (primero entre iguales); según el canon 352 este puesto es electo únicamente por y entre los cardenales obispos, pero dicha elección debe ser confirmada por el sumo pontífice. 

Los cardenales presbíteros son aquellos a los que les ha sido asignada la titularidad de una parroquia de la diócesis de Roma, que dispone de este privilegio o que le es otorgado por el Papa; Este tipo de cardenales son los más numerosos (actualmente hay 149) y el título es más bien de tipo honorífico, ya que son obispos de alguna diócesis importante del mundo y no podrían atender administrativamente una parroquia en Roma. Algunos vaticanistas sostienen que el título de cardenal presbítero es la continuación de una vieja tradición eclesial, previa a la existencia del cónclave, que dicta que “al obispo de Roma lo eligen los presbíteros de Roma”. El cardenal Rosa Chávez pertenece a este segundo grupo, ya que cuando fue “creado” cardenal se le dio el título de presbítero de la parroquia Santísimo Sacramento en Tor de’ Schiavi, ubicada en el barrio romano de Prenestino-Labicano. 

Los cardenales diáconos reciben su nombre por la asignación que el Papa les hace de una de las diaconías de una de las iglesias de Roma. Estos cardenales (28 actualmente), ocupan algún cargo de importancia en la Secretaría de Estado, en alguno de los diferentes dicasterios o en alguno de los otros órganos del gobierno de la Santa Sede; hay algunos cardenales diáconos que no ejercen como funcionarios de gobierno propiamente dicho pero que han merecido su nombramiento por haberse distinguido en otros campos de servicio a la Iglesia. A diferencia de los cardenales obispos y presbíteros, los cardenales diáconos no ostentan ninguna jurisdicción episcopal ordinaria. De este grupo de cardenales vale la pena mencionar al cardenal protodiácono, quien es el encargado de anunciarle al mundo la elección de un nuevo Papa al finalizar el cónclave; según el canon 355 también es responsabilidad del protodiácono la coronación y la imposición del palio de todos los arzobispos metropolitanos, incluyendo al papa. 

¿Qué función tiene ahora el cardenal salvadoreño en la iglesia y la sociedad? 

Como hemos visto, la autoridad y el servicio cardenalicio no es cosa sencilla para determinar, no simplemente por los títulos, obispados, cargos y demás cosas que se le pueden sumar a las funciones de un cardenal. Aunque quizá la terea más reconocible del colegio de cardenales sea la de elegir al sumo pontífice en el cónclave, según el canon 349 del Derecho Canónigo, la función principal de estos dignatarios es “asistir al Romano Pontífice tanto colegialmente, cuando son convocados para tratar juntos cuestiones de más importancia, como personalmente, mediante los distintos oficios que desempeñan ayudando sobre todo al papa en su gobierno cotidiano de la Iglesia universal.” Es decir que, a parte de las funciones administrativas o pastorales que un cardenal pudiera tener, su principal trabajo es “asistir” o ayudar al papa en lo que él necesite para gobernar la Iglesia. 

Teniendo en cuenta lo anterior podemos inferir que, a pesar de la renuncia como obispo auxiliar de la arquidiócesis de San Salvador y de haber perdido el derecho al voto en un futuro cónclave, el cardenal Rosa Chávez, aún seguirá siendo una persona sumamente influyente para la Iglesia católica y para la sociedad salvadoreña: él sigue siendo un miembro del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, y por ello podemos suponer que si la Santa Sede necesita conocer detalles sobre este tema en el contexto salvadoreño, la voz del cardenal Rosa Chávez será una de las primeras opiniones que el papa Francisco tomará en cuenta para la toma de decisiones que afecten, directa o indirectamente, a nuestro país en un contexto internacional. 

A sus 80 años, Gregorio Rosa Chávez, en su calidad humana y en su dignidad cardenalicia, aún tiene mucho que ofrecer y aportar a la Iglesia y a la sociedad salvadoreña; aquellos que quieran un El Salvador más humano y justo, y que tengan la inteligencia y la visión de buscar la perspectiva y los consejos del cardenal Rosa Chávez, es seguro que no se alejarán de él decepcionados, sino todo lo contrario. 

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