Óscar Picardo
El error…
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El error es una acción u opinión que no sigue la lógica de lo correcto, acertado o verdadero; pero a la vez es una oportunidad de aprendizaje. Cometemos errores y nos equivocamos, y si tenemos madurez podemos corregir, cambiar o restaurar.
Nadie está exento de cometer errores; los humanos crecemos y nos desarrollamos en modo de prueba y error; sin embargo, la familia y el sistema educativo nos ayudan a errar menos o aprovechar los errores para realizarnos y superarnos.
Un pensamiento crítico y constructivo permite anticiparnos o al menos reconocer los errores y reparar. Hay errores involuntarios o maquinados; es decir, por ingenuidad, por ignorancia o por malicia o premeditación. Identificar este tipo de errores es una tarea ética y cognitiva.
En el campo político, uno de los errores recurrentes es la ideologización, lo que puede implicar varios aspectos negativos: encubrir, mentir o subvertir valores por intereses partidarios.
El P. Ignacio Ellacuría s.j. señaló en “Filosofía ¿para qué?» que una de las funciones esenciales del quehacer intelectivo para distanciarnos, enfrentar o identificar los errores es la “desideologización”, es decir, cuestionar las ideologías y sus condicionantes, desenmascarar, utilizando la duda y la negación. Esto no es “oposición”, sino una tarea académica, científica y ciudadana…
En el pasado, los partidos políticos tradicionales cometían con frecuencia el error de distribuir los cargos de segundo grado en función de la aritmética electoral. Parece lógico, pero no lo es. La Constitución y las leyes siempre establecen requisitos que suelen obviarse: “De moralidad e instrucción notoria”. Parte del problema es la interpretación difusa y amplia de los significados de los requisitos y sobre todo la ausencia del factor “meritocracia”.
Ahora bien, si en el pasado se distribuían los partidos políticos a los Magistrados, Fiscal General, Procuradores, etcétera ¿por qué ahora no hacerlo?, ¿no son las mismas reglas del juego? Dicho de otro modo, si en el pasado se cometían errores ¿por qué ahora no cometerlos? Parece un argumento de venganza política. Es mi turno y punto.
La gente votó en las elecciones creyendo en un cambio profundo, para quebrar y erradicar las estructuras de corrupción que se instalaron en la Asamblea Legislativa (hasta Rubén Blades lo entendió así). Y la nueva legislatura el 1º de mayo dio un golpe sobre la mesa, destituyendo a la Sala de lo Constitucional y al Fiscal General de la República, como un acto simbólico impactante, pero lamentablemente cometió un error: Replicó la metodología del pasado.
La Asamblea Legislativa anterior y de “los mismos de siempre” se repartían y nombraban cargos para cuidar intereses y cuidarse a sí mismos. ¿Cómo es posible que habiendo una Corte de Cuentas de la República se tolerara tanta corrupción y se entregaran tantos finiquitos? Simple, las autoridades de la Corte de Cuentas estaban al servicio de los partidos políticos. Esto tiene a la base un adagio muy popular: “Chucho no come chucho…”
Así, en el pasado, también se escogían Magistrados para la Corte Suprema de Justicia para proteger intereses de políticos, grupos empresariales y tener salvoconductos y seguros políticos. Salvo en raras excepciones, cuando los partidos no conocían muy bien la integridad ética de algunos Magistrados supimos, rapsódicamente, que era la justicia independiente (los 4 Fantásticos).
La imprescindible transformación de la república debe basarse en criterios éticos. Este cambio que vivimos parece ser “el mismo chucho con diferente collar”. Se destituyeron magistrados y un Fiscal con vicios de origen, pero se pusieron otros con el mismo vicio.
Hubiese sido más aceptable -aunque no políticamente correcto- destituir a los Magistrados y al Fiscal y nombrar a otros siguiendo un procedimiento honesto y transparente, garantizando la meritocracia y la instrucción y moralidad notoria. Pero no, se repitió el error del pasado: Magistrados y Fiscal a la medida de los intereses del gobierno.
¿Por qué no le solicitaron a las Facultades de Derecho de las universidades perfiles para tener una lista de candidatos a Magistrados y Fiscal? Esto sí era refundar la república; pero no, lo que tenemos es el mismo error del pasado con un nuevo envoltorio color cian, antes era tricolor o rojo. Solo cambiaron el papel…
Es complejo revertir la decisión, al parecer no hay vuelta atrás; pero ojalá se aprenda de esta experiencia a identificar la diferencia entre: esencia, sustancia, accidente; entre lo metafísico y lo metodológico; entre lo conveniente y lo ético; entre la ideología y la desideologización; entre la oposición y la razón crítica; entre las reacciones mayoritarias y el sentido de verdad. Al fin y al cabo, las verdaderas transformaciones políticas tienen sus consecuencias, como también la tiene la corrupción. Todo termina bien o mal, con gloria o en la cárcel o huyendo…