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El Modelo de seguridad Bukele

Los planes y las políticas de seguridad pueden estar muy bien diseñadas, pero mal ejecutadas… Hoy, “aparentemente”, las cosas están tomando otro rumbo; lo que vemos a nivel de noticias y de redes sociales es lo siguiente: a) El Presidente al frente del Gabinete de Seguridad con reuniones periódicas; b) el desmontaje de la corrupción en Centros Penales; c) Nuevas medidas extraordinarias, rotación y criterios más radicales en Centros Penales; d) Más operativos a nivel territorial; y e) Un discurso fuerte en contra de las pandillas. Todo indica que algo está cambiando, sospechemos, pero con racionalidad. 

Lidiar con la violencia y con el control territorial de las pandillas es un tema muy complejo; equilibrar la balanza entre “prevención y oportunidades para los jóvenes” y “represión para los pandilleros” no es una tarea simple. 

Abundan los críticos y los que poseen soluciones “imaginarias” para resolver el problema de violencia; también los que padecen deseos reprimidos para que los planes fracasen por razones ideológicas o por el estilo mesiánico del Presidente; inclusive muchos dudan que esto sea parte de un plan estructurado. 

Hemos llegado a un punto en dónde el debate sobre “disciplinamiento social” se pone sobre la mesa, y en dónde nos preguntamos sobre los límites y alcances de los Derechos Humanos, frente a la foto desgarradora y simbólica de Óscar y Valeria en el Río Bravo; cuando alguien tiene que tomar una decisión así de difícil, e intentar cruzar un río o un muro plagado de peligros es por algo. El diseño de soluciones tiene sus claves y sus tiempos: por un lado, el modelo de prevención y oportunidades, representa opciones para el mediano y largo plazo; por otro lado, el esquema de represión radical puede desatar un conflicto interno. Al final, por algo hay que comenzar… 

El Presidente Bukele no tiene tiempo; se juega todo en las medidas que diseñe para el periodo más vital: Los primeros dos años de Gobierno. Más allá de las elecciones para Consejos Municipales y Diputados 2021, si no hay indicios de que mejora la seguridad, la reputación del presidente se caerá como un castillo de naipes. Seguridad y empleo son los hitos críticos del país y van de la mano; no habrá nuevas inversiones si no mejora la seguridad, y tampoco se frenará la ola de migrantes y, este círculo virtuoso está muy complicado. 

El gobierno tiene pocas herramientas, pocos recursos y muchos problemas; y por algo se debe comenzar; creería que se debe avanzar con determinación en garantizar la escolaridad para tercer ciclo y bachillerato (evitar la deserción que alimenta a las pandillas), ofrecer oportunidades de empleo (aunque sea Estatales), recuperar el territorio (con todo el aparato Estatal y quedarse) y en el peor de los escenarios, represión al delito, de modo sostenido y contundente. Las “Manos Duras” del pasado fueron propagandísticas; así como iniciaron, con un ardid comunicacional, así también terminaron, sin pena ni gloria.   

Sospechemos, pero hagamos el intento de creer que ya no habrá corrupción… esto ya es ganancia; sigamos sospechando de los planes, pero hagamos el intento de creer en el pragmatismo y voluntad del Presidente. Sospechemos sobre poner la represión delante de las oportunidades, y preguntémonos: ¿cuáles oportunidades? si se robaron cientos de millones en los gobiernos anteriores.   

Finalmente, quisiéramos ver en las reuniones del gabinete de Seguridad a la Fiscalía y a jueces; si no empujamos todo el carro para el mismo lado no avanzamos; se necesita cientificidad en las pruebas para judicializar, y un sentido común humano en las sentencias. Contra la delincuencia no vale la división de poderes de Montesquieu, sino la unidad… 

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