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 2706-5421

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Óscar Picardo

El negocio político de la fe

“Las religiones, como las luciérnagas, necesitan de oscuridad para brillar”

Juan Gonzalo (2005) publicó el libro “El negocio de la fe”, una investigación periodística sobre fraudes religiosos y místicos en función de las necesidades de la gente. La Deutsche Welle en 2017, también presentó una investigación documental titulada “Predicadores del bienestar: negocio con la fe”. Antes y después de estos trabajos investigativos hay mucho que contar y decir.

En marzo de 2022 realizamos un estudio sobre “religión” con el Director del Institute for Global Engagement, Dr. Timothy Wadkins de Canisius College de New York; en esta investigación y en otras de humor social y político identificamos varios aspectos importantes: 1.- Una alta religiosidad y conservadurismo; 2.- la población salvadoreña está dividida entre católicos y evangélicos; 3.- en el mundo evangélico o protestante hay una gran diversidad o fragmentación eclesial; 4.- la media aritmética de pertenencia a la iglesia es de 17.3 años; 5.- no hay una práctica ortodoxa de los principios de la iglesia a la que pertenece; 6.- 40% de las personas fueron inducidos en la religión por su familia, el resto por otras razones; 7.- 6 de cada 10 personas colaboran económicamente con la iglesia y la media aritmética de colaboración es de US$ 14 mensuales; 8.- 7 de cada 10 creen que su iglesia responde a sus problemas o necesidades; 9.- 60% creen que los líderes religiosos se han involucrado en política, pero 6 de cada 10 creen que la iglesia debe alejarse de los conflictos sociales; 10.- 65% cree que se debería enseñar religión en las escuelas; 11.- 34% no votaría por un candidato que no fuera de su religión; y 12.- 28% animaron en su iglesia a votar por un partido o candidato. Entre otros datos.

La religión parecer ser una necesidad humana…; históricamente ante las incertidumbres, miedos, riesgos y la falta de entendimiento de ciertos fenómenos ha aparecido la religión como un refugio. En el mundo occidental transitamos tres grandes etapas: cosmocéntrca, teocéntrica y antropocéntrica. Los mitos y el politeísmo de la Grecia antigua abrieron paso a la filosofía de los Presocráticos, Sócrates, Platón y Aristóteles; luego ingresamos en el oscurantismo medieval y en la inquisición; y la ilustración con sus sistemas científicos recuperaron y devolvieron la dignidad humana. Pero todo indica que vamos de regreso al medioevo…

A nivel religioso el devenir teológico nos propuso las grandes ideas de Agustín de Hipona, Tomás de Aquino, Anselmo de Canterbury, Martin Lutero y de Juan Calvino. Desde esta perspectiva, salvaron a Dios de ser el responsable del mal, se satanizó la sexualidad humana, se fomentó el miedo al infierno, se formalizó un tribunal inquisidor, se inventaron dogmas, se creó una moral muy patriarcal, se santificaron las guerras y conquistas, se justificó el dolor, la pobreza y la miseria, se popularizó la Biblia y se fragmentó el mundo cristiano en dos… Ya divididos en católicos y protestantes, apareció la providencia y la predestinación, la importancia de la separación de la fe y las obras, los signos de salvación distanciados en pobreza y bienestar. (Todo esto se puede leer en el Enchiridion symbolorum de Denzinger).

La religión ha entrado en un proceso de entropía o de involución perversa; actualmente identificamos tres rasgos: I.- la ideología religiosa del bienestar; II.- la compra de salvación (antes indulgencias); y III.- el uso político de la religión.

I..- La estética actual de las religiones está pautada por un “dios a mi medida”, y la gente se encuentra con ese dios en espacios agradables, luminosos y musicales, con prédicas amenas, anécdotas chistosas que conectan con mis emociones. Aquí la religión es entretenimiento puro y show, algo que me desconecta de los problemas cotidianos, y se suele escuchar lo que necesitamos oír: nada de regaños ni condenas, sino un mensaje afable y confortable.

II.- La gente necesita certezas en una sociedad de incertidumbres; necesita además superar sus miedos y sobre todo tener un seguro para su desafío final: la muerte. Históricamente la gente ha buscado congraciarse con dios -pecar y orar, pecar y confesarse, pecar y alabar-; y sobre todo quiere tener garantizada la salvación a cualquier precio, y creen que dios tienen un precio…; en el pasado se compraban indulgencias hoy se practica el diezmo bajo el principio: si a mí y a mi iglesia le va bien, a usted le irá mejor.

III.- En el pasado convivimos con la ortodoxia dogmática y la teología de la liberación, dos visiones antagonistas de la realidad: dios ha permitido la pobreza para que los ricos hagan caridad versus una lectura liberadora de las cadenas opresoras. Desde hace varias décadas, en religiones muy infantilizadas se manipula a la gente con un sincretismo descarado, mezclando símbolos judíos, cristianos y paganos. Por si fuera poco ha ido emergiendo un conservadurismo fanatizado que responde a una escala de valores primitiva y conservadora.

Muchas iglesias -no todas- son parte de una industria de la manipulación y fragmentación de las sociedades; la fe comienza a competir con los nacionalismos exacerbados y se crean parcelas útiles para el uso político. Unos son bendecidos con ciertos privilegios, otros son castigados con al exclusión y la narrativa de enemigos u opositores. La historia se repite: o estas conmigo o estás contra mí.

Los políticos, por su parte siempre han necesitado ser legitimados por la religión y por Dios; muchos de modo fundamentalista acatan esa idea de Romanos 13, 1-7: “Toda persona debe someterse a las autoridades de gobierno, pues toda autoridad proviene de Dios, y los que ocupan puestos de autoridad están allí colocados por Dios. Por lo tanto, cualquiera que se rebele contra la autoridad se rebela contra lo que Dios ha instituido, y será castigado”.

¿Y el Estado Laico de la ilustración y el racionalismo…?, parece que se va quedando en los libros, como una teoría u objeto de estudio; la injerencia es compartida, conveniente y de común acuerdo; dando y dando, te doy privilegios en los espacios públicos mientras tú me bendices y oras por mi…  

El pensador irlandés Jonathan Swift afirmaba: “Tenemos bastante religión para odiarnos unos a otros, pero no la bastante para amarnos”.

Disclaimer: Somos responsables de lo que escribimos, no de lo que el lector puede interpretar. A través de este material no apoyamos pandillas, criminales, políticos, grupos terroristas, yihadistas, partidos políticos, sectas ni equipos de fútbol… Las ideas vertidas en este material son de carácter académico o periodístico y no forman parte de un movimiento opositor.

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