Roberto Carbajal
El riesgo de reabrir las escuelas
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Al declararse inconstitucional las fases de reapertura económica, todos los sectores son responsables de auto protegerse y proteger a quienes les corresponda.
En el caso de la educación, la realidad supera la reapertura económica; la Ministra de Educación declaró enfáticamente que esta crisis es un problema eminentemente de salud. Es evidente que esta crisis ha impactado en todos los rubros: económico, turísticos, cultural y por supuesto educativo, donde miles de estudiantes se han tenido que adaptar a las clases en línea aún cuando no todos cuentan con los recursos básicos como una computadora, conexión a internet entre otros. Los esfuerzos del Mined por hacer que el sistema educativo no se paralice han ofrecido alternativas como las clases por radio y televisión y las guías de trabajo, las capacitaciones para docentes en las modalidades virtuales de educación. Sin embargo para muchos padres ha resultado ser un gasto extra, y creen que no se compara con la escuela presencial, pero al mismo tiempo consideran que sus hijos están más seguros en casa, “si hay que mandar a mi hijo a la escuela pronto, yo no lo enviaré, no me importa que los dejen aplazado“, me expresó un padre de familia.
Por otra parte, existe cierto temor e incertidumbre por parte del sector docente, ya que muchos sufren enfermedades crónicas y otro buen grupo está en un rango de edad vulnerable al contagio del virus Covid-19, y debido a esto no se sienten seguros de volver a las escuelas. Aun cuando no hayan clases presenciales tendrán que atenderlas desde la escuela, sin embargo se enfrentarían a otro problema pues no todos los centro educativos cuentan con los insumos necesarios para desarrollar esta labor, la cual la han estado desarrollando desde casa y pueden perfectamente bien seguir con la modalidad a distancia desde sus hogares.
El retorno a las aulas deberá esperar e implica incurrir en una fuerte inversión de 20 milliones de dólares, como lo manifestó la Ministra de Educación, este dinero conlleva adecuar las aulas a esta nueva realidad, comprar insumos de aseo y limpieza, y otros productos de autoprotección para docentes, alumnos y personal administrativo, dinero que bien podría ser invertido en equiparar a las escuelas, maestros y alumnos con las herramientas necesarias para desarrollar los procesos educativos en modalidad a distancia mientras se supera la amenaza del virus.
Israel, al ver disminuir los contagios, decidió abrir las escuelas, lo que resultó en 915 estudiantes y personal educativo infectado y estos a su vez transmitieron el virus a sus familias con un resultado de 2,000 casos en un mes. Ahora enfrenta el dilema de comenzar el año escolar y tendrá que buscar cómo hacerlo, la reapertura precipitada de las escuelas «fue un gran fracaso» y, otros países no deberían hacer lo que hemos hecho, según declaró el profesor del Instituto de Ciencia Weizmann y presidente del grupo asesor del Consejo de Seguridad Nacional de Israel sobre la pandemia. Lo mismo ha pasado en Estados Unidos, el regreso a clases provocó el contagios de 19,000 personas; en un distrito escolar de Arizona los docentes se niegan a retornar a clases ya que el riesgo de contagio es demasiado alto, no hay suficientes suministros de desinfección y no recibieron ninguna capacitación sobre cómo actuar durante esta crisis sanitaria que ha causado alrededor de 170.000 muertes y 5,4 millones de contagios en EE.UU.
En nuestra realidad sería contraproducente reabrir las escuelas, algunos alumnos se trasladan en autobús, difícil será pedirles que mantengan el distanciamiento físico. Según un dato de la UNICEF, más de 800 millones de niños no tienen acceso a lavarse las manos en la escuela.
La reapertura de las escuelas implica mucha responsabilidad y precaución, no es el momento, puede que resulte en una ola de contagios que obligarán nuevamente a cerrarlas, la decisión es acertada por parte del Ministerio de Educación, las clases siguen su curso a distancia, la salud y la vida no vale la pena arriesgarla en este momento.