firma electronica
Alexis Rojas Centis

Alexis Rojas Centis

Director de Tecnologías de NextServices

Firma electrónica: un remedio para la cuarentena

Hace un par de meses escuchaba en una entrevista a un funcionario público que este año será puesta en marcha la firma electrónica en el país  (la Ley de Firma Electrónica fue aprobada en el 2015), la experiencia regional evidencia que las implementaciones de firma electrónica no han sido fáciles, ya que se requiere de capacidades técnicas, informáticas y legales que deben de trabajar de la mano.  Procurando eso, en la aprobación de la Ley se conformó un comité técnico consultivo para que apoyara como un ente asesor en la implementación.   

Seguimos esperando la Unidad Raíz de Firma Electrónica en el Ministerio de Economía, la cual debe estar en funcionamiento con la infraestructura tecnológica para generar el primer certificado y luego registrar a las Unidades Certificadoras que serán las que entregarán los certificados a los ciudadanos y empresas Por más de cinco años hemos carecido de esta Unidad Raíz y al escuchar que la firma electrónica es un tema en la agenda pública y que se implementará este año me llenó de mucha ilusión; no solo porque la firma electrónica es la columna vertebral de cualquier estrategia y/o agenda digital, sino también porque iguala las garantías de los negocios e identidad en el ámbito digital con el no digital. 

Sin embargo, en este período de cuarenta, no puedo dejar de pensar en lo mucho e indispensable que es contar con la Unidad Raíz y la implementación de la firma electrónica.  Al anuncio de la cuarentena domiciliar por 30 días, ya sumaba cuatro días de teletrabajo; y preveo que algunas cosas no las podré hacer gracias a que en los últimos cinco años la tarea de implementar la firma electrónica no ha sido cumplida.  Por ejemplo, no he podido firmar contratos, no puedo firmar el finiquito para cerrar un proyecto, no puedo solicitar ciertas solvencias para presentar licitaciones (que tampoco puedo presentar porque no puedo llevar los documentos en físico), entre otras limitaciones.  Hemos tenido dificultades, pero dirigiendo una empresa en el rubro digital creo que aún así estábamos más preparados, y no logro ni imaginarme como será de complejo para otras empresas que deben firmar salidas de inventario, órdenes de compra, autorizaciones a sus empleados, etc. 

Esta cuarentena no detendría tanto la dinámica empresarial si tuviéramos implementada la firma electrónica.  Por ejemplo, la carta firmada por el representante legal haciendo constar que un empleado debe laborar y entregar la justificación ante las autoridades (no todos los empleados poseen impresoras y escáner en su casa y obviamente no se les pude llevar a su lugar de domicilio), y si al empleador se le acaba la tinta no quiero ni imaginarme el caos interno para imprimir cartas. Además de correr el riesgo de enviar una carta firmada escaneada y las autoridades la consideren inválida ya que no está la firma en original.   

Como ciudadano podría identificarme a través de medios digitales, lo que hubiera facilitado la realización de muchos trámites, no solo con instituciones públicas sino también con empresa para solicitar servicios como internet u otros servicios para mi domicilio.  La firma electrónica da sentido a la identidad digital, que es clave para hacer un trámite o solicitar un servicio en línea ya que es la forma en que demuestro que yo soy yo por medios digitales. 

La identidad digital no debe de ser vista solo con una perspectiva informática sino bajo una visión integral de componentes, tecnología, procesos, regulaciones o normativas que se sumen entre sí, como lo declara el Plan Cuscatlán, es decir según esta visión cualquier solución de identidad digital debe de estar basada en firma electrónica.  

El acceso, gestión, autorización, resguardo y seguridad sobre los documentos los cuales tendrían completa validez como los originales, como contratos, documentos fiscales, contables, constancias y solvencias tendrían validez por lo que la gran mayoría de las operaciones de las empresas al menos de tipo administrativo no tendrían porque detenerse.  

La firma electrónica también permite o es la base para la facturación electrónica por lo que podría enviarles facturas a mis clientes y ellos gestionar los quedan de forma electrónica.  

Además, el mismo gobierno se beneficiaría de no tener que poner un formato en PDF y pedirle a la ciudadanía que lo descargue, imprima, firme, selle, escanee y envíe, ya que podría ser todo a través de la identidad digital. Con nuestra firma electrónica, tendrían más control, economía de los recursos y especialmente agilidad en los procesos (por ejemplo: precalificación para incentivos crediticios).   

En lo que esperamos por la firma electrónica en el país, otros países como Panamá, impulsaban y anunciaban el lanzamiento de más tramites en línea para facilitarle a los ciudadanos que no tuvieran que salir de su casa y agilizar la interacción con las instituciones públicas.   

En fin, mientras espero con mucha urgencia la implementación de firma electrónica sigo en cuarentena racionando las 50 hojas de papel que tengo en casa y esperando que la tinta de mi impresora no acabe para seguir operando. 

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