Óscar Picardo
Ideas “astrales»
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“En la Ciencia la única verdad sagrada, es que no hay verdades sagradas”.
Carl Sagan
La ciencia sirve para darnos una idea de cuán vasta es nuestra ignorancia”
Robert De Lamennais
Aprovechando el contexto de: 1) la visita del astronauta Frank Rubio, 2) la propuesta de habilitar 5,000 pasaportes para atraer a científicos, ingenieros, doctores, artistas y filósofos y 3) las iniciativas privadas para abrir institutos de ingenierías y ciencias (…), quizá valdría la pena dar un vistazo a la experiencia del astronauta Franklin Chang en Costa Rica y su proyecto “Ad Astra Rocket” (https://www.adastrarocket.com/cr/).
Los astronautas, además de las habilidades de vuelo y otras competencias militares, suelen ser profesionales muy vinculados a las Ciencias. Chang y Rubio, como astronautas, tienen muchas similitudes y diferencias; ambos poseen récords importantes; Chang, el récord mundial de siete misiones en el espacio para un total de 1,601 horas, durante los años 1981-2005. Rubio, batió el récord de mayor tiempo de permanencia en el espacio, con 371 días consecutivos. Chang es físico e ingeniero mecánico. Rubio es piloto y además médico cirujano.
Frank Rubio con su experiencia, conexiones científicas y estatus, bien podría impulsar, y evitar el declive, del importante proyecto “Educación Superior para el crecimiento económico” de USAID; el cual dio un impulso al equipamiento de laboratorios, formación de científicos y establecimiento de la actual política de Educación Superior.
Siguiendo el modelo de “Ad Astra Rocket”, hoy vinculado a la Universidad Earth de Costa Rica, se podría construir un buen “Laboratorio Nacional de Innovación” como un espacio científico, en dónde se establezca el modelo de la “triple hélice” y converjan gobierno, empresa y academia para diseñar verdaderas soluciones basadas en ciencia. Diseñar un gran banco de problemas industriales y empresariales, apostar por patentes e impulsar ideas estratégicas que impacten en la productividad, mejoren la calidad de vida de la gente y puedan participar en el mercado global.
Crear una agenda de trabajo con visitas cortas pero sustanciales de científicos relevantes, para supervisar e impulsar las buenas ideas y generar conexiones relevantes con laboratorios y centros científicos de primer nivel; promover además pasantías de mediano plazo para formar científicos salvadoreños, siguiendo el modelo que se impulsó en Brasil llamado “Ciencias sin Fronteras”. Ojalá en los planes de Frank Rubio pudiera estar alguna iniciativa como esta para elevar las capacidades científicas del país.
Pero esto no basta, necesitamos la “materia prima” adecuada: Mejorar las capacidades matemáticas en educación básica y media; esto implica un giro radical pedagógico y didáctico y a la vez el desafío para atraer y retener a los mejores maestros. La trillada frase “dignificar la profesión docente”.
La ciencia aplicada de primer nivel demanda estas habilidades, capacidades y competencias de pensamiento lógico-matemático abstracto, imaginación y creatividad; y esto se construye en el nivel escolar.
Analizando estadísticamente los datos de las recientes pruebas ERCE y PISA en matemáticas, hoy por hoy, siendo realistas, menos del 3 % de los estudiantes tienen las competencias básicas, digamos que de 50,000 bachilleres que se gradúan al año, 1,500 estudiantes lograrían un estándar aceptable y según el MPL-Minimum Proficiency Level el rango óptimo para la formación de científicos estaría entre 0.89 a 3.2%, es decir 445 a 1600 estudiantes tendrían oportunidades reales de llegar a un buen nivel académico, desde la perspectiva de 3er y 6º grados (lo medido en ERCE). Sin olvidar el problema de la deserción escolar; actualmente de cada 10 estudiantes que terminan 6to grado solo 4 llegan a educación media, solo 2 ingresan a la universidad y sólo 1 se gradúa; 1 de cada 10…
Éstas y otras ideas las compartimos en el “Workshop: The current state of Science, Technology, and Innovation (STI) policies. Georgetwon University, 2023”, bajo la dirección del científico nicaragüense de la UCA Managua Dr. Jorge Huete, actualmente en el exilio en Washington DC. También publicamos un artículo titulado “El camino de la ciencia”, en dónde además señalamos: “Nuestra “Productividad total de los factores” (PTF) -diferencia entre la tasa de crecimiento de la producción y la tasa media de crecimiento de los factores utilizados para obtenerla- es patética y preocupante; la disponibilidad de ingenieros y doctores, el desarrollo de patentes, los resultados en pruebas estandarizadas internacionales, la matrícula en educación media y superior, las exportaciones de valor agregado, computadoras e internet por habitante, entre otros parámetros reflejan valores bajos o negativos.
Por si fuera poco, la “Tasa Interna de Retorno” (TIR) del sistema educativo, es negativa en todos los niveles y en todas las circunstancias (sexo, zona, edad, etcétera) salvo en educación media. Lo único que podemos presumir que si un estudiante culmina la educación media puede pasar de ganar US$ 365 a US$ 500. Estudiar más no implica ganar más (González Orellana, 2017)
La pregunta de fondo es: ¿Cómo salimos de la pobreza científica y de la irrelevancia académica para cambiar el rumbo del país?. Muchos académicos, políticos y empresarios han normalizado y aceptado que estamos llamados a seguir en el tercer mundo y que es casi imposible quebrar los ciclos de ineficiencia e irrelevancia científica. Obviamente a un importante sector de la sociedad le interesa que todo siga así; mientras unos necesitan un pueblo ignorante para seguir robando a través de la política, otros siguen haciendo dinero de modo infame a costas de un modelo consumista y de capitales concentrados; pero ambos disimulan en su narrativa… Es prudente recordar aquí a Averroes: “Cuatro cosas no pueden ser escondidas durante largo tiempo: la ciencia, la estupidez, la riqueza y la pobreza”
De 3.4 grados a finales de los años 80 a 7.2 grados a 2023… hemos mejorado 3.8 grados en 33 años, esa es la realidad, sin contar las condiciones paupérrimas de los ambientes escolares y el incumplimiento del calendario escolar; hemos invertido miles de millones de dólares de presupuesto y empréstitos para seguir igual o peor. Cuando un político o empresario nos diga que está preocupado por la educación debemos de dudar y mucho.
El camino de la ciencia requiere políticos y empresarios comprometidos con el futuro, generosos y dispuestos a cambiar el contexto actual. Necesitamos invertir más y mejor en los docentes y en los ambientes escolares incluyendo laboratorios de ciencia. Necesitamos hacer obligatoria la educación, al menos hasta el nivel medio. Necesitamos aprovechar la cooperación internacional para formar ingenieros y doctores. Necesitamos mayor nivel de exigencia de parte de las autoridades del nivel superior -Dirección Nacional de Educación Superior y Comisión de Acreditación- haciendo a un lado la mediocridad y la tolerancia a la ineficiencia. Necesitamos flexibilizar la oferta académica. Necesitamos invertir más en laboratorios y en formación de científicos que en Surf, Bitcoin, Miss Universo y otras superficialidades. Necesitamos rectores más comprometidos con la ciencia. Necesitamos más visibilidad científica y publicar en inglés. Necesitamos educación bilingüe desde el nivel inicial.
Afortunadamente hay modelos económicos “milagrosos” de países pequeños o emergentes que han logrado saltos de calidad desde los sistemas educativos y luego su industrialización: Israel, Irlanda, Singapur, Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong, Malasia, Indonesia, Tailandia.
Cerramos nuestra reflexión con dos citas magistrales: “La ciencia es la clave de nuestro futuro y si tú no crees en la ciencia, entonces nos estás reteniendo a todos hacia atrás” (Bill Nye); “La ciencia es el gran antídoto contra el veneno del entusiasmo y la superstición” (Adam Smith)”. Ojalá nos sorprenda Frank Rubio…
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