Óscar Picardo
La gran lista de “los mismos de siempre”
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“Los mismos de siempre” es una categoría sociológica y política que, si bien se utilizó como recurso comunicacional en época electoral para señalar a los políticos del pasado, terminó alcanzando a los políticos actuales; en efecto, la mayoría de los políticos tienen un pasado, que toca diversas aristas partidocráticas o experiencias negativas, pueden caer en esta etiqueta peyorativa.
¿Quiénes son los mismos de siempre?, definición para diccionario: “Una casta política que se ha acercado al poder, a través de los espacios y herramientas democráticas y que han hecho un modo de vida, se han acostumbrado a vivir de los fondos públicos y que además hay evidencia de serias anomalías en su desempeño público”.
Es posible crear una taxonomía de los “mismos de siempre”: Legales pero ilegítimos: Llegaron al mundo público por una vía legal pero su conducta política es inapropiada o se ha desviado. Ilegales e ilegítimos: Accedieron a un cargo público por compadrazgo o clientelismo y actúan por conveniencia. Oportunistas, aprovechados o incapaces: Funcionarios que no poseen las capacidades o competencias para un cargo.
La principal diferencia entre legal y legítimo es que legalidad hace referencia a algo que se encuentra bajo una realidad concreta o jurídica, mientras que legitimo es algo que tiene trascendencia más allá de lo legal, relacionado de forma directa con el interior de la persona. Otra distinción entre legalidad y legitimidad es que el concepto de legítimo o legitimidad hace referencia también a una consideración ética. No todo lo legal es siempre legítimo ni todo lo legítimo es siempre legal.
Lo cierto que estos “mismos de siempre” se van instalando en el escenario de la función pública y en lugar de servir se sirven de ella. Viven una suerte de clientelismo político en dónde promueven un intercambio extraoficial de favores, en el cual los funcionarios o titulares de cargos políticos negocian o regulan la concesión de prestaciones, obtenidas a través de su función pública o de contactos relacionados con ella, a cambio de apoyo electoral u otros favores.
Son los “mismos” políticos que “siempre” han utilizado al sistema de gobierno para lograr beneficios personales, enriquecerse, robar, o simplemente estar obteniendo algún rédito, para ellos, sus familiares o amigos; son los que no saben o no pueden sobre valerse en el mundo privado, porque no tienen las capacidades para competir, y se han acostumbrado al dinero fácil gubernamental y a utilizar todos sus privilegios.
¿Cuáles privilegios?, muchos, entre los que podemos destacar: Seguridad, vales de combustible, viajes, vehículos de lujo, seguros, bonos, uso de fondos discrecionales, incrementar su patrimonio o pagar sus deudas por arte de magia, privilegios diplomáticos, ayudar amigos con información de licitaciones, colocar familiares y amigos en otros cargos públicos, y un largo etcétera.
Son los que se han acostumbrado a vivir del erario público; los que se han anquilosado o amalgamado en la vida pública, utilizando el espacio de servicio a la sociedad por uno personal y fácil que les ha solucionado la vida.
“Los mismos de siempre” son enemigos de la transparencia y del periodismo; prefieren la opacidad y la oscuridad, y tarde o temprano proyectan su vida de lujos y privilegios. Crean verdaderos sistemas de vida sofisticados y se protegen con mecanismos institucionales, con corrupción, amiguismo y clientelismo.
El sistema político, en teoría, tiene mecanismos de control para evitar el fenómeno de los “mismos de siempre”; existen muchas instituciones y leyes -Corte de Cuentas, Probidad, etcétera- pero no funcionan y están afectadas por el fenómeno. Lo único que nos queda es la opinión pública y la prensa independiente. Como diría Joseph Pulitzer: “La prensa libre debe abogar siempre por el progreso y las reformas. Nunca tolerar la injusticia ni la corrupción. Luchar contra los demagogos de todos los signos. No pertenecer a ningún partido. Oponerse a los privilegios de clases y al pillaje público. Ofrecer su simpatía a los pobres y mantenerse siempre devota al bien público.”
Sería importante hacer una lista de los mismos de siempre, para identificar y dar a conocer a los políticos, funcionarios o personas que han hecho de la política un modo de vida; si se hiciera la metodología -para evitar subjetividad y percepciones- debería partir de un conjunto de criterios, entre los que destacaríamos: 1) Haber estado militando en más de un partido político (transfuguismo); 2) Haber ejercido más de un cargo público en ramas diversas o Carteras de Estado; 3) Llevar más de 10 años en el activismo político; 4) Haber vendido servicios al Estado y además ejercer un cargo público; 5) Haber estado involucrado en casos de: corrupción, nepotismo o impunidad (sea la evidencia desde el sistema de justicia o de investigaciones periodísticas); 6) Movilidad bilateral entre el escenario político y medios de comunicación; y 7) Cambio de ideología por intereses personales o políticos.
La metodología debería partir de la evidencia encontrada y desde los criterios se podría ordenar la lista en base a la intensidad o suma de los criterios; así, se encontrarán funcionarios o políticos que cumplan uno, dos, tres, cuatro o los siete criterios; dependiendo de esta intensidad se ordenará el listado de mayor a menor casos acumulados.
Anota el académico español Antonio Muñoz Molina: “Una administración clientelar no sólo fomenta la incompetencia y facilita la corrupción: también desalienta a los empleados más capaces y vuelve habitual el cinismo. Quien por integridad personal y por vocación hace bien su trabajo comprende que daría lo mismo que lo hiciera mal, e incluso que cumpliendo su deber se gana el rechazo de los que mandan; y si todo el mundo sabe que el mérito puede ser inútil y la mediocridad recompensada, y que en último extremo todo depende del favor político, los alicientes para mejorar la propia tarea serán siempre inferiores a la tentación de la desgana, cuando no del servilismo.”
Usted puede hacer su propia lista de “los mismos de siempre” es fácil; solo compare los siete criterios presentados con la amplia gama y fauna de funcionarios públicos y podrá observar de inmediato la cantidad e intensidad. Vale la pena…
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