A single mother and two children walk into the light
Ángel Hernández

Ángel Hernández

Ingeniero del Laboratorio de Nanotecnología UFG

La humanidad ante el SARS-CoV-2

Estamos viviendo un momento desalentador para muchos, un evento que no es frecuente en la vida del ser humano. Aunque ya existieron pandemias en la antigüedad, esta es la primera vez que le toca al “mundo moderno” enfrentar una.

El Covid-19 puede no ser la pandemia más mortal de todas, pero las nuevas redes de transporte, el fácil movimiento de las personas de un lugar a otro, comparado con las épocas anteriores, hace que la transmisión del virus (un pequeño conjunto de información genética, que no se clasifica como vivo totalmente) sea más fácil. 

Es comprensible lo que ha ocasionado el virus, desde que el ser humano se proclamó como la forma de vida superior en este planeta, llegando a la cúspide de cualquier cadena alimenticia, y al no tener depredadores naturales, es normal que la humanidad se sienta invencible. La ciencia nos muestra que no somos más que unos puntos en una mota de polvo suspendida en el espacio, como lo dijo Carl Sagan. Y es así, como nos damos cuenta, que no es necesario un depredador de mayor tamaño al nuestro para vencernos. 

En este momento, el ser humano es vulnerable, se está quebrando todo lo que había construido en mucho tiempo, el sentimiento de superioridad se redujo hasta el punto en que algunos tenemos miedo de salir a la calle, de hablar con las personas, de tocar cualquier elemento al que estábamos acostumbrados, una mesa, la mano de otra persona al saludar, una lata comprada en la calle, etc. 

Y esto es así, más que el daño causado por el virus en nuestros cuerpos, está atacando la base de la humanidad como la “especie superior” y esta es, la sociedad, un león no le teme a una persona, lo puede atacar y vencer si quisiese, pero, el ser humano, por medio de su inteligencia, y la capacidad de comunicarse con sus homólogos, son capaces de crear armas y escudos, para vencer a una manada de leones. 

Somos seres sociables, eso nos ha ayudado a crecer como especie, anteponiendo el beneficio individual por el colectivo, repartiendo el trabajo, incrementando las posibilidades de supervivencia hasta el punto de crear civilizaciones. Y es justo esa cualidad humana donde el virus nos ha atacado. 

El mundo, y me refiero sólo a los seres humanos, está bajo un encierro prolongado, limitando las articulaciones de una sociedad, instituciones y empresas cerradas, nadie puede salir ya sea por algún decreto, ley, o por el mismo miedo generado en las personas. Es aquí donde empieza la desesperación, la zozobra, el miedo de saber si mañana aún tendré mi empleo, si aún tendré para comer, si podré sobrevivir, en algunos casos, simplemente “ya no se aguanta estar encerrado”. 

Ese sentimiento ha hecho que muchas personas rompan la cuarentena, algunos con mayores justificaciones que otros, la sociedad cae, mientras el beneficio individual empieza a predominar sobre el beneficio colectivo. Con esto, el SARS-CoV-2, logró vencer a la especie global dominante. 

Ninguna nación estaba preparada para enfrentar una pandemia, todos hacen lo mejor que pueden, cada quien pone las medidas que cree pertinentes, algunos ponen la economía o al ser humano primero, mientras que unos alegan que la economía se debe mover, porque es el sustento de la sociedad, otros alegan que sin las personas no hay economía que mover. En algún punto ambas pueden ser correctas. 

La ciencia nos demuestra que todo avance pasa por el método de prueba y error, habrán decisiones acertadas, y habrán decisiones incorrectas, el tiempo nos lo dirá. Mientras tanto, debemos hacer lo mejor posible, y adaptarnos nuevamente como especie a este nuevo desafío y estar conscientes de que el mundo que conocemos, ha cambiado.

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