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 2706-5421

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Óscar Picardo

La nueva anormalidad: Alto nivel de contagio, hospitales colapsados y otra cuarentena…

Este día -17/06/2020- viajé a Santa Ana a impartir una capacitación sobre la vuelta a la normalidad para instituciones educativas; al ingresar hacia el centro de la ciudad y pasar por el área del mercado, observé un alto flujo de personas, mucha gente no utilizaba mascarilla y otros muchos la ocupaban de manera incorrecta; de regreso, la cola para ingresar a Unicentro Lourdes era de varios kilómetros, posiblemente para comprar alimentos por el día del padre. En general, un escenario “normal”, demasiado normal, más bien anormal 

Lo anterior nos hace suponer que sucederán tres cosas: primero, tendremos en pocos días un altísimo nivel de contagiados; segundo, como consecuencia hospitales colapsados y muchos decesos; y tercero, se avecina otra cuarentena. Tomen nota. 

En efecto, no tenemos esa disciplina social taiwanesa o neozelandesa; y por las buenas nadie entiende, somos anárquicos, hacemos lo que nos da la gana. En los primeros días de vuelta a la normalidad te toman la temperatura, te invitan a utilizar alcohol gel y la alfombra de desinfección; pasados dos o tres días nos olvidamos de los procedimientos, y si se descuida el responsable nos saltamos los requisitos. 

En nuestros modelos matemáticos, había dos escenarios pesimistas, con efectividad de aislamiento intermedio o bajo: 14,916  y 193,439 contagiados, los cuales nos parecían imposibles; y hoy ya no dudo que lleguemos. Con el primer dato colapsa el sistema hospitalario e íbamos a necesitar 424 camas de UCI y 106 médicos intensivistas. Esto también va implicar una nueva cuarentena, y hoy sí el Réquiem para muchas empresas. No menos de 30 días más de encierro total para controlar el alza de casos. 

Esta prospectiva es real, no es apocalíptica, y puede suceder, es más, estamos a pocos días que suceda; y así sí necesitaremos CIFCO I o II (el III no estará listo); y el presidente en cadena dirá: “Se los advertí…”.  ¿Quién es responsable de esto?, pues el presidente en primer lugar, ya que no generó el espacio de diálogo necesario, ni buscó consensos ni mucho menos administró disensos; sólo confrontó, insultó y despreció la ayuda. También la Asamblea Legislativa y la Sala de lo Constitucional tienen su cuota de responsabilidad, así como los empresarios que sólo veían en el horizonte la reapertura; y por último la gente, también es irresponsable al salir sin control y sin las medidas de bioseguridad adecuadas. 

No debemos olvidar que en esta pandemia de COVID 19, seis de cada diez contagiados son asintomáticos, y andan como si nada infectando a otros, y aquí está el mayor riesgo. Seguramente no vamos a llegar a las cifras catastróficas de millones de contagiados, pero con pasar el umbral de los 10,000 se nos vienen dos nuevas crisis que no habíamos vivido: hospitales colapsados y muertos, y una economía agonizante que terminará de sucumbir.  

Lo más dramático, es que este futuro incierto lo construimos nosotros, sin ayuda de nadie, y esperamos que no empiecen una segunda ola de críticas para buscar culpables. Aquí casi todos tenemos “techo de vidrio”: el presidente que es intratable, los diputados que juegan a la venganza, lo pusilánime de la Fiscalía General de la República y de la Sala de lo Constitucional, la incapacidad del equipo de gobierno, y los ciudadanos que no creen que se van a contagiar y eluden las medidas de bioseguridad. 

Espero equivocarme, es una posibilidad; fui optimista hasta medianos de mayo, basado en las herramientas y datos que manejamos, y nuestras cifras se apegaron a la realidad; pero dadas las condiciones de la curva epidemiológica al día de hoy: en pleno contagio comunitario con un R0 cercano a 2.0, y NO habiendo esperado el descenso para reabrir la economía (como lo señalamos en múltiples ocasiones), estamos jugando a los dados, y hay un 50 % de probabilidades de ganar y un 50 % de perder.  

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