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 2706-5421

Narcisismo
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Óscar Picardo

La “tríada oscura”

“A una inteligencia pervertida, cualquier cosa la corrompe”.

Mientras profundizábamos sobre el concepto del “fenómeno de culto”, a partir de los resultados de las encuestas de “Humor Social y Político” y otros aportes del Centro Universitario de Neurociencias, el Psicólogo Social Luis Enrique Amaya sugirió incorporar en el debate la “Tríada Oscura” como un elemento complementario.  

En 1998 los psicólogos McHoskey, Worzel, y Szyarto​ provocaron una controversia al afirmar que el narcisismo, maquiavelismo y la psicopatía son más o menos intercambiables en las muestras normales. Más tarde, Delroy L. Pauhlus y Kevin M. William en 2002 crearon la teoría de la “tríada oscura” como un constructo configurado por tres rasgos de personalidad: narcisismo, el maquiavelismo y la psicopatía. El apelativo “oscuro” se deriva a las cualidades malévolas. En diferentes grados, los tres rasgos implican un carácter interpersonal malicioso con tendencias de comportamiento hacia la autopromoción, la frialdad emocional, falsedad y agresividad.

La doctora Minna Lyons, investigadora de la escuela de psicología de la Universidad de Liverpool, con apoyo de investigadores de Universidad de Western Ontario, en Canadá, se sumó a los teóricos que prefieren hablar de una “Tétrada oscura”, incluyendo al “sadismo” como otro rasgo que debería sumarse al constructo, dado que es una tendencia a involucrarse en comportamientos crueles, degradantes o agresivos en busca de placer o dominación.

Las investigaciones sobre la tríada oscura utilizan insumos de la psicología clínica y psicología social. Las personas que puntúan alto en estos rasgos son más propensos a cometer crímenes, provocar malestar social y crear problemas graves para una organización, sobre todo si se encuentran en posiciones de poder o liderazgo.

Los resultados de pruebas estandarizadas aplicadas también indican que tienden a ser menos compasivos, agradables, empáticos, y menos propensos a sentirse satisfechos con sus vidas y a creer que ellos y otros de su círculo son buenos y hay otros equivocados o malos. Megalomanía, abusos y maltratos psicológicos (humillaciones, amenazas, abusos de superioridad, coacciones, chantajes, etcétera) son algunas de las conductas que provocan una dinámica de dominación-sumisión sobre personas que están a su alrededor.

Los tres rasgos de la tríada oscura son conceptualmente distintos, aunque la evidencia empírica sugiere que están estrechamente relacionados. Están asociados con un estilo interpersonal insensible-manipulador según los resultados propuestos por Jones, D. N., Paulhus, D. L. (2010) en “Differentiating the dark triad within the interpersonal circumplex”.

Veamos a continuación un resumen de los rasgos o características:

1.- El narcisismo: se caracteriza por grandiosidad, el orgullo, el egoísmo y la falta de empatía. El narcisista tiene una autoimagen positiva aunque poco realista, considera a los demás indignos de su atención o amistad, y tienen una autoestima inestable y frágil altamente susceptible a la información negativa y desafiante. Los individuos que puntúan alto en narcisismo muestran una superioridad, dominación, y megalomanía.

2.- El maquiavelismo: se caracteriza por la manipulación y explotación de los demás, ausencia de moralidad, insensibilidad, crueldad y un mayor nivel de interés propio. Son cínicos, manipuladores, sus comportamientos se dan para asegurarse objetivos de compensación tales como el éxito personal a costa de los demás, y tienen pocas normas éticas, es decir, harían lo que fuera con tal de conseguir sus objetivos. El nombre procede de la filosofía política de Nicolás Maquiavelo. Las personas que puntúan alto en este rasgo son cínicos, sin principios, creen en la manipulación interpersonal como la clave para el éxito en la vida, y se comportan sin importar las consecuencias. El maquiavelismo también se correlaciona significativamente con la psicopatía.

3.- La psicopatía: se caracteriza por un comportamiento antisocial continuo, impulsividad, egoísmo, rasgos insensibles y crueles (Trauma tipo III, punto de no retorno), encanto superficial, indigno de confianza, falsedad o insinceridad, incapacidad para experimentar remordimiento o vergüenza, falta de juicio y dificultades para aprender de la experiencia, insensibilidad en las relaciones interpersonales ordinarias. Considerada como la más compleja de la tríada oscura, los individuos los puntúan alto en la psicopatía muestran bajos niveles de empatía combinados con altos niveles de impulsividad y la búsqueda desenfrenada de emociones.

El sadismo, no está en la tríada, es una hipótesis, sin embargo: Es una manifestación de la conducta en dónde el individuo disfruta lastimando o humillando a otros, particularmente en actividades sexuales u otro tipo de crueldad. Los sádicos sienten el dolor de otras personas más de lo normal, y lo disfrutan.

La evidencia científica, tanto a nivel teórico como empírico encontró múltiples intersecciones entre los rasgos de la tríada oscura; compartiendo características tales como falta de empatía, hostilidad interpersonal​ y carácter ofensivo interpersonal. A pesar de las críticas y los elementos comunes reconocidos entre los rasgos de la tríada oscura, hay evidencias de que los componentes están relacionados aunque son distintos.

Desde una mirada evolutiva del fenómeno se plantea que los rasgos de la tríada oscura son dimensionales y que cambian dependiendo de las características socio-ambientales en las que las personas se desenvuelven, sobre todo durante los primeros años de vida y la infancia. Los componentes de la tríada oscura comparten un núcleo interno en común: baja autoestima, la baja amabilidad, la antipatía y el desagrado por las personas. Es por eso que estos caracteres en común suponen un desarrollo plástico y que están influenciados por aspectos que suceden en el entorno social durante la niñez, como por ejemplo la calidad de la relación de los niños con figuras importantes en la infancia.

En síntesis, los sujetos que están en la categorización de la tríada son personas que no dudan en mentir, manipular, y saltarse cualquier principio ético para conseguir cualquier objetivo -el fin siempre justifica los medios-. Muestran comportamientos disruptivos, desajustados socialmente o extremadamente egoístas que implican sufrimiento de los otros y saltarse las normas sociales o jurídicas, pensando sólo en los propios beneficios por encima de cualquier cosa o persona.

Parece que nuestras sociedades no están tan sanas como creemos y como diría Aldous Huxley: “El mundo es un asilo de pervertidos”, muchos tomadores de decisión, líderes políticos, profesionales, militares, profesionales y ciudadanos comunes aparecen en esta tríada; lo vemos en las noticias y en las prácticas autoritarias.

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