José Enrique Barraza
Investigador asociado
Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación. Universidad Francisco Gavidia
Las burritas de las orillas rocosas marinas de El Salvador
En las pozas intermareales de las playas rocosas del país se observan una gran cantidad de peces amarillos, azules, grises, y otros. Muchos de estos reciben el nombre de “burritas” y se ubican en la familia de los Pomacentridae. Estos peces abundantes, coloridos y pequeños (menos de 35 cm de longitud), están adaptados al intenso oleaje que ocurre durante la marea alta, a las elevadas temperaturas arriba de 35 grados centígrados que predominan en días soleados, así como a vivir entre los refugios que facilitan las formaciones rocosas. Según la especie, se alimentan de pequeñas algas, invertebrados y plancton que encuentran en su territorio. Los machos usualmente cuidan los huevos.
La burrita gris (Abudefduf concolor) presenta una coloración grisácea con bandas oscuras verticales (figura n.o 1) la especie que se aventura a las zonas menos profundas entre las rocas. A veces forma grupos de más de 50 individuos en zonas rocosas.
La burrita amarilla o sargento mayor presenta un color amarillo en los costados con barras verticales oscuras (figura n.o 2). También es común en las pozas intermareales poco profundas de El Salvador y el océano pacífico tropical.
La burrita azul (Stegastes acalpucoensis) es un pez fácil de distinguir por el color azul o celeste iridiscente que posee cuando es juvenil (figura n.o 3). La coloración cambia a café oscuro en los adultos (figura n.o 4) que son abundantes bajo las rocas.
La burrita azul amarilla (Stegastes flavilatus), también habita en orillas rocosas del país. Los juveniles tienen una coloración azul en la parte superior del costado, y la inferior es amarilla (figura n.o 5), además, presenta una mancha redondeada oscura en la parte posterior de la aleta dorsal. El adulto toma una coloración café con las aletas amarillas (figura n.o 6)
Estos peces forman parte de la biodiversidad marina de El Salvador, son jardineros de los océanos, controlando así las algas en las zonas rocosas. Todos los ciudadanos debemos cuidar nuestros arrecifes evitando la destrucción de esos hábitats, respetando la vida silvestre y previniendo la contaminación por material sólido y líquido.