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 2706-5421

Libros lectura
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Óscar Picardo

Leer…

“Qué otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído”.

La lectura cura el racismo, el fanatismo, el fascismo, el autoritarismo y disminuye la ignorancia…; es un antídoto esencial y poderoso del ser humano, justamente para humanizarse y ser mejor ciudadano. Leer es una forma de educación autodidacta, que permite conocer y comprender mejor diversos fenómenos, viajar en el tiempo y a lugares reales o imaginarios; en síntesis, mejora el acervo cultural de la persona, amplifica el vocabulario y civiliza al sujeto lector haciéndolo más culto y educado.

Hace unos veinte años trabajé con Sylvia Puentes de Oyenard en un programa de promoción de la lectura infantil; Sylvia es una médico y escritora excepcional. En ese momento la preocupación estaba centrada en la emergencia de las nuevas tecnologías y sus efectos en la vida escolar; en este contexto, notábamos varios impactos: a) Se leen menos libros y más resúmenes; b) Se escribe con múltiples errores gramaticales y ortográficos; c) Se redacta menos; y d) la métrica de velocidad de lectura estaba disminuyendo.

Utilizando el test Prolec-R, se estima que los niños de primero de primaria leen entre 35 y 59 palabras por minuto, los de segundo entre 60 y 84, los de tercero entre 85 y 99, los de cuarto entre 100 y 114, los de quinto entre 115 y 124 y los de sexto entre 125 y 134. Los datos en aquel momento estaban a menos de la mitad de los rangos.   

Metzi Rosales, comunicadora, investigadora y catedrática en la Universidad Dr. José Matías Delgado, dirigió hace años (2005-2010) una secuencia de investigaciones sobre hábitos de lectura en bachillerato y a nivel universitario; las variables que se medían eran: Frecuencia, comprensión, motivos, métodos, fuentes, temas, distractores y tecnologías; los resultados, a grandes rasgos, presentaban un escenario preocupante: 1.- El hábito de lectura estaba decreciendo; 2.- Los estudiantes son lectores ocasionales que responden a necesidades de evaluación; 3.- No entendían lo que leían a la primera lectura, tenían que volver a leer; 4.- Los formatos digitales están reemplazando los impresos; entre otros temas.

Desde el punto de vista neurocientífico, el desarrollo del lenguaje es crucial para avanzar en otras áreas del conocimiento; la lecto-escritura es fundamental en materia de codificación y decodificación y la lectura es el elemento que permite profundizar y generar más y mejores conexiones neuronales para ampliar otras áreas del aprendizaje. Un niño o niña con deficiente desarrollo del lenguaje tendrá problemas en otras áreas educativas.

Según el journal de neurología clínica “Brain Connectivity”, en ciertos estudios se observaron efectos duraderos en el lóbulo temporal y otras estructuras ligadas al lenguaje en personas lectoras recurrentes. Otra investigación publicada sugiere que leer fomenta la neurogénesis o la sinaptogénesis: o sea, nuevas  neuronas y nuevas conexiones. Pero no solo de experiencias vive la relación literatura-persona: Otro estudio reveló un incremento en la capacidad de sentir empatía, esa emoción eminentemente humana, luego de leer ciertos libros.

Escribe la columnista de El País Nieves Pereyra: “quienes leen duermen mejor, tienen menos estrés, mayor autoestima y tasas más bajas de depresión según un artículo de “The New Yorker” que cita a la autora Jeanette Winterson, quien afirma que:  «La ficción y la poesía son dosis, medicinas.  Lo que curan es la ruptura que la realidad hace en la imaginación».

El Ministerio de Educación, o en su defecto los Directores de Centros educativos públicos y privados, deberían impulsar políticas o programas de fomento a la lectura, sobre todo en primer y segundo ciclos de educación básica, para crear hábitos de lectura, y con ello mejor rendimiento escolar y menos repitencia y deserción.

Algunas ideas que pueden ayudar podrían ser: 1.- Crear el pasaporte lector, en dónde cada vez que un niño (a) lee un libro se registra este logro en una libreta -pasaporte- y al final del año escolar se da un estímulo; 2.- Rincones de lectura en el aula, estableciendo pequeñas bibliotecas construidas por los mismos estudiantes; 3.- Representación plástica de libros, a través de la pintura, escultura, teatro o danza; entre otras. 

Para fomentar la lectura tres aspectos didácticos son importantes: Uno, no obligar o forzar a leer un libro por requisito curricular; se debe permitir la exploración y que cada estudiante seleccione lo que le interesa y desee leer; dos, no utilizar la lectura como una herramienta de castigo o compensación escolar. Esto genera animadversión a los libros; y tres, seleccionar un programa de libros acorde a su edad e intereses.

James Russell Lowell, poeta, crítico y editor nos recuerda que los libros son como las abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra, permiten el diálogo, el debate, la crítica, la tolerancia y sobre todo el crecimiento humano. El leer como ocio es una buena inversión del tiempo y, parafraseando a Benjamin Franklin podríamos concluir que: “Gastar dinero en los libros es una inversión que rinde buen interés”.

Esperamos que la nueva Biblioteca Nacional (BINAES) desarrolle un buen programa de lectura con impacto nacional para que no sea un simple centro de atracciones bonito y novedoso de carácter turístico.

Disclaimer: Somos responsables de lo que escribimos, no de lo que el lector puede interpretar. A través de este material no apoyamos pandillas, criminales, políticos, grupos terroristas, yihadistas, partidos políticos, sectas ni equipos de fútbol… Las ideas vertidas en este material son de carácter académico o periodístico y no forman parte de un movimiento opositor.

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