The teacher reading a book

Los docentes también son héroes

El reconocimiento al trabajo que realizan los cuerpos de seguridad y personal de salud durante la presente crisis ha sido evidente, y con justa razón: son héroes y heroínas en primera línea, a pesar de los pocos recursos con los que cuentan, a pesar de la amenaza latente de contagiarse y morir por Covid-19. Sin embargo, dentro de la estrategia comunicacional del gobierno no se percibe una valoración similar al trabajo de otro sector que está luchando para garantizar el derecho a la educación y la salud mental de miles de niños, niñas y adolescentes: las y los profesionales en educación. 

El liderazgo asumido por cientos de directores, por ejemplo, es digno de admirar. En este momento, muchos se encuentran gestionando la entrega de guías a estudiantes sin conectividad, organizando entregas de alimento, brindando indicaciones al personal docente, recogiendo datos para las departamentales de educación, coordinando el registro de calificaciones. Todo esto para garantizar la continuidad educativa y brindar acompañamiento cercano a sus comunidades. Hoy más que nunca, el liderazgo y la comunicación efectiva nunca habían sido más necesarias, máxime en comunidades donde los servicios del Estado son precarios y la conectividad es casi nula. 

Por otro lado, el compromiso asumido por miles de maestros es digno al menos de un spot de cinco minutos: la explicación de las guías proporcionadas por el Ministerio de Educación (Mined), la elaboración de videotutoriales, clases en línea, revisión de tareas, consultas a cualquier hora del día, son parte de las tareas que muchos colegas están llevando a cabo en este preciso instante.  Educar en crisis ha significado guiar a los estudiantes y padres de familia en el manejo de las nuevas tecnologías y en el manejo de las emociones. Directores, docentes y psicólogos del sector privado y público se han visto en la necesidad de aprender, de la noche a la mañana, a utilizar diversas aplicaciones tecnológicas y a brindar un acompañamiento socioafectivo a estudiantes y padres incluso a costa de sus mismos recursos (computadoras, teléfonos, energía eléctrica e internet). Al igual que el sector Salud, el sector Educación ha tenido que aprender rápido e improvisar para garantizar los aprendizajes de millones de niños y niñas en medio de la incertidumbre, a pesar del incremento del número de deserciones escolares, a pesar de la disminución salarial que han experimentado las y los maestros de pequeños colegios privados que han asumido valientemente su labor a pesar de que algunos padres de familia se resisten a pagar la colegiatura, ya sea porque las prioridades en el hogar han cambiado o porque ha perdido sus empleos. 

No podemos dejar de lado a los profesionales de la salud mental y trabajadores sociales que también están haciendo lo suyo en las distintas municipalidades.  También son héroes y heroínas. 

Es por todo esto y más que el sector docente no solo merece que se le otorgue un reconocimiento público, sino mayor autonomía en su poder de decisión dentro de sus comunidades, un mayor acercamiento por parte de las autoridades del Mined para que lideren un constante diálogo efectivo y gestionar, ¿por qué no? hasta un subsidio a aquellos maestros de colegios privados pequeños para que puedan solventar sus necesidades más inmediatas. 

Aplaudo a mis colegas docentes, amigos directores, psicólogos y psicólogas, a los maestros de mis hijos, quienes están dejando el alma por el bien de nuestra niñez y juventud salvadoreña, a pesar de que no se les reconozca o les tilde de locos o exagerados. Hoy más que nunca, los docentes también son héroes, y es perentorio comenzar a decirlo, reconocerlo y valorarlo. 

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