Dense Traffic In Tourist Vacation Area
Susana Joma

Susana Joma

Los problemas del tráfico pueden agudizar condiciones de estrés crónico y la ansiedad

La salud mental de la población, ya golpeada por la inseguridad y ahora un poco más por la economía, ahora es martillada por el problema de la congestión vehicular. El psicólogo clínico Gustavo Paniagua Serrano y la psiquiatra infantil, Xenia Durán, señalan que esta situación además de afectar la rutina diaria de los salvadoreños es un factor que contribuye a elevar los niveles de estrés.

Paniagua Serrano explica que las personas normalmente siempre lidian con estrés en su vida, pero en las actuales circunstancias se eleva no solo por la molestia del tráfico, sino también, por otros factores asociados, como el hecho de que se tienen que levantar más temprano, el que les toma más tiempo llegar a sus lugares de destino y el incremento del gasto en combustible.

Aclara que no es que el estrés generado por el tráfico vaya a producir por sí solo trastornos en la salud mental de las personas, como la ansiedad, depresión o estrés crónico, pero cuando estos ya están presentes los puede agudizar.

“Ya en el caso de personas que por otros factores tengan algunas dificultades de salud mental un poco más serias, por ejemplo, ansiedad o estrés crónico, entonces este factor viene a potenciar o agravar estas condiciones”, insiste.

Según datos del Observatorio Nacional de Seguridad Vial (ONASEVI) a la fecha el parque vehicular del país es de 1.613,475, por arriba del 1.602,819 del 2022 y el 1.477,913 del 2021.  Este muestra un crecimiento del 7 % anual que no tardaría en superarse, considerando que el mismo gobierno, a través de un comunicado fechado 6 septiembre de 2022, advierte que hay estudios que evidencian el interés de los salvadoreños por seguir adquiriendo automotores.

En 2020 un total de 35,060 vehículos entre nuevos y usados fueron introducidos al país, en 2021 la cifra creció a 52,938 y en 2022 quedó en 38,825, esto de acuerdo a datos que el Ministerio de Hacienda proporcionó.

El psicólogo clínico expuso que el caos vehicular, que es tema recurrente en la vida cotidiana, puede de igual manera incidir en el desempeño de las personas en todos los ámbitos de la vida, incluso en los procesos de socialización, dado que las mantiene más tensionadas, irritables, más propensas a la frustración, algo que puede llevar a reaccionar de forma más intensa ante ciertas situaciones y contribuir a la agresividad vial.

En medio de esta crisis vial dice que no es extraño que muchos opten por no salir, que busquen alternativas para mantenerse en casa, como ocurre con algunos pacientes que optan por recibir servicios médicos o psicológicos en línea.

Si bien Paniagua Serrano considera que no hay una línea directa entre problemas de tráfico y violencia dentro de la familia, no descarta que pueda contribuir a este fenómeno.

¿Quiénes son los más afectados en esta situación? Es de la opinión que incide más en los adultos, porque son los que tienen que enfrentarse a esta problemática, sea en calidad de conductores o como pasajeros del transporte público, lo cual implica cambios radicales en la rutina: despertarse todavía más temprano que antes, sacrificar tiempos de comida, tardar más en llegar a casa a realizar actividades domésticas, atender a la familia hasta llegada la noche, con lo que se reducen las horas de sueño.

Evalúa que esta problemática se torna más pesada para quienes viajan en transporte público, debido a que esta forma de movilizarse es de por sí más lenta y las unidades generalmente van saturadas.

Impacto en la productividad de adultos y niños

¿Esta situación puede afectar la productividad de una persona si es empleado o estudiante?

 “Sí, definitivamente puede afectar (la productividad), sobre todo cuando esto ya es algo crónico, de día a día; primero digamos en el sentido de la asistencia al trabajo o a las clases. El que haya mucho tráfico puede implicar que algunas personas lleguen tarde a su trabajo, que puede parecer un tiempo pequeño, pero si se va acumulando se vuelve algo importante”, argumenta.

El profesional detalla que se debe de tomar en cuenta que hoy en día, bajo ese panorama, transportarse hacia el lugar de trabajo implica también que se genere una serie de desgaste energético.

“En la medida que ese proceso sea más largo y estresante su nivel de energía es más bajo y ciertamente (la persona) no tenga un buen espacio para producir de la misma manera que si su nivel de energía estuviera conservado por mayor tiempo, debido a una facilidad para transportarse”, señala Paniagua Serrano.

Advierte que en el actual contexto, como las personas pueden llegar a invertir en algunos casos hasta dos a tres horas para movilizarse no les queda espacio para descansar, recuperar energías, realizar otras actividades como leer, practicar algún deporte, ver una serie, una película. Se trata de acciones que favorecen su crecimiento personal, el disfrute con la familia y además son fundamentales para tener una buena salud mental y ser productivos.

La doctora Xenia Durán, psiquiatra infantil, subraya que el problema de tráfico vehicular a la larga incide en la salud mental de toda la familia, que en los niños y adolescentes se puede traducir en cambios de conducta y bajo rendimiento académico, siempre resultado del trastorno tanto de las horas de sueño como de la conducta alimentaria, esto último porque a muchos se les reduce el apetito.

“Otra de las condiciones que manifiestan los niños puede traducirse dependiendo de quienes viajen en un transporte privado o quienes viajan en transporte público. Muchos de los niños o familias que viajan en un transporte público, congestionado en la mañana, pueden experimentar crisis de ansiedad por la cantidad de personas que van más temprano y el atoramiento que pueda haber en un autobús”, explica.

La doctora Durán no descarta que la ansiedad se incremente en los pequeños que tienen esta condición preexistente, que se les desencadenen ataques de pánico o fobias relacionadas con eso, que además experimenten episodios de agresividad y de explosividad debido al estrés.

“Ahorita traigo a mi mente a Juanito que tiene trece años y tiene un problema de ansiedad. (Él) vive más o menos en la carretera a Comalapa, Ciudad Dorada y viene a San Salvador a estudiar. No es una distancia tan grande, realmente tiene que salir a las 5:10 de su casa o 5:00 de la mañana y el microbús pasa relativamente más temprano por ellos. Un día el microbús se demoró un par de minutos más y él pensaba, pues tiene este trastorno de ansiedad de base, que iba a llegar muy tarde, anticipaba lo peor, iba con náuseas, casi que vomitaba en el microbús”, comenta.

La especialista sostiene que el hecho de que los estudiantes salgan más temprano de su casa para ir al colegio, o por el contrario que lleguen más noche a casa debido a los problemas de tráfico puede traducirse en que posterguen el cumplimiento de las tareas escolares hasta el siguiente día.

“Tengo varios pacientes que llegan bien temprano al colegio y dicen, no pues yo hago las tareas tempranito porque me levanto muy temprano. Obviamente que (eso también) va a depender del sentido de responsabilidad con que los papás eduquen, pero también para ellos es una forma de aprovechar el tiempo, de cómo tener otras alternativas”, indica.

¿Qué se puede hacer para reducir el impacto?

La psiquiatra infantil sostiene que las familias para reducir el impacto del tráfico pueden intentar poner en práctica algunas acciones a nivel personal o familiar, entre ellas: escuchar música, un audiolibro o audionovela, podcast con temas agradables, poemas, etc. y cada día puede estar dedicado al gusto de un miembro de la familia.

Durán también sugiere practicar el valor de la responsabilidad, la cordialidad, el respeto, el fomento de los valores, algo que que se puede hacer aprovechando la conducta que los conductores o peatones muestran durante el proceso de movilidad; además, puede ayudar el realizar ejercicios de respiración, de relajación previo a someterse al tráfico; recurrir al uso de la bicicleta o caminar como forma de ejercicio y evitar el estrés; tratar de generar pensamientos positivos. 

A criterio del psicólogo Gustavo Paniagua Serrano la situación es bien complicada y si bien a nivel personal se puede tomar medidas, como escuchar música para reducir el estrés, entre otras no menos importantes, estas al final solo quedan como algo paliativo, momentáneo, por lo que en este momento se necesita de forma urgente poner en marcha acciones macrosociales para abonar una solución al problema.

Según expone, una de esas acciones macro podría ser que las empresas estén más conscientes de los problemas viales y den algunas facilidades a los trabajadores para aminorar el impacto, entre ellas flexibilizar horarios, poner en marcha el home office dependiendo de la actividad del empleado; todo esto aprovechando la experiencia que dejó la pandemia con respecto al trabajo virtual. 

“En el caso también del Estado, en el sentido de que los ministerios correspondientes al estar viendo toda esta situación pudieran tomar cartas en el asunto para establecer algún plan o algunas modificaciones que pudieran aliviar el tráfico vehicular, y de esa manera ayudar a los usuarios y a la población en general, conductores, usuarios de transporte público”, agrega.

Lo que el gobierno señaló en el comunicado difundido a principios de septiembre del año pasado es que están trabajando en buscar alternativas para mejorar la movilidad vial, lo que incluye el tema de los semáforos inteligentes incluso contemplan un sistema de transporte sobre rieles o autobuses eléctricos: “Son opciones en estudio por parte de especialistas en el tema, a fin de incentivar a la población a utilizar el transporte público”.

Mientras el gobierno concreta una salida al problema de tráfico vehicular, algunos conductores lamentan que seguirán en este círculo vicioso, en el que también están presentes daños a la salud física, por ejemplo dolores de espalda, debido al tiempo prolongado que pasan sentados frente al timón, así como los problemas de contaminación ambiental.

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