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 2706-5421

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Rolando Medina López

Critico de cine
Miembro votante del Satellite Award

Oscars 2023, el estado de la carrera

La Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas con sede en Hollywood celebrará este próximo 12 de marzo la edición número 95 de la entrega del premio más codiciado de la industria del cine a nivel mundial, el Oscar. Ya conocemos a los candidatos seleccionados para competir en veintitrés categorías diferentes que celebran tanto los aspectos artísticos como técnicos de una película. Todas son importantes pero por supuesto las que más pasiones desatan son las categorías de mejor película, director, actriz y actor; actriz y actor de reparto. Pasiones a veces desbordadas más ahora en estos tiempos donde #FilmTwitter y las redes sociales son irracionales patíbulos públicos de la Academia y sus decisiones sin considerar el contexto del momento. Aunque a veces, sí, merecen la horca.

La mayoría de los premios precursores que ayudan a dilucidar hacia adónde se decantarán los Oscars ya han sido otorgados. Los Globos de Oro, BAFTA, los de los Críticos y de los gremios de actores, directores y productores lejos de aclarar el panorama, este año lo han empantanado a pocos diez días de la ceremonia de premiación, diez días más que de sobra -¡hasta una eternidad!- para el cabildeo, promoción y batallas campales para incidir y buscar cambiar el ánimo del votante de la Academia.

Así veo pues el estado actual de la carrera por el Oscar 2023.

De pecados y omisiones

Diez son las candidatas a Mejor Película este año.

«TÁR», ascenso y descenso de una conductora de orquesta y radiografía de la toxicidad en el ejercicio del poder; «Los Espíritus de la Isla», comedia negra de amistad, hastío y rencor en una remota isla de Irlanda; «Todo en Todas Partes al mismo Tiempo», el verdadero multiverso de nuestras vidas posibles desde la acción, fantasía y metafísica; «Los Fabelmans», semi biografía de la infancia y juventud de Steven Spielberg y de cómo se hizo director de cine y sobrevivió al divorcio de sus padres; «Top Gun: Maverick» en donde Tom Cruise regresa a la academia de alto rendimiento para entrenar a los mejores pilotos de aviones caza del mundo y prepararles para una misión suicida; «Ellas Hablan», drama moderno en una colonia religiosa anclada en el pasado pero que ofrece una hipérbole con la violencia que sufre la mujer en todas partes y a toda hora; «Sin Novedad en el Frente», el crudo horror de la guerra, la Primera Gerra Mundial; «Triángulo de la Tristeza», sátira en contra los excesos y banalidades de la nueva clase privilegiada, el consumismo antropófago y la actual generación de la desconexión; «Elvis» bioglitter del Rey del Rock y «Avatar: El Sentido del Agua,» el regreso al meta mundo idílico de James Cameron llamado Pandora.

Citadas en el orden de mi preferencia es una terna casi decente. Casi. Avatar me sobra; casi pecado. Lo redime el hecho que es la película más taquillera del año. De alguna forma se debe de agradecer la contribución económica de la industria a este arte. Las otras nueve cintas, considerando los tiempos que corren, podríamos decir que son una suerte de acierto o al menos entraron las que se esperaban; son un balance entre el cine arte, cine de entretenimiento, taquilla, causas y nuevas voces.

Por fuera quedaron «Babylon», «La Mujer Rey» y «La Ballena». Pero un pecado mortal en esta -¡y otras categorías!- que el tiempo se encargará de develar es la omisión de «The Northman» de Robert Eggers.

Tenemos pues, diez candidatas. Y solo cuatro son las que tienen oportunidad real de ganar la estatuilla; veamos. …Pero primero analicemos otras categorías, contemos las costillas de aciertos, sorpresas, omisiones y pecados para cerrar este análisis serendípico con la categoría principal.

Una ballena, una rubia, un pingüino y una alcohólica revoltosa pero con mucho apoyo

Afilando la mirada con pragmatismo, la de mejor actor es una carrera entre tres: el sentimental, Brendan Fraser y su descomunal retorno con «La Ballena»; el popular, con Austin Butler y su reintepretación glamorosa de Elvis Presley y la mejor actuación de la terna, Colin Farrell por «Los Espíritus de la Isla». Completan sin mucha oportunidad de hacerse con la estatuilla -no por ello de menor calidad histriónica- Paul Mescal, la gran sorpresa de la categoría por «Aftersun» y Bill Nighty por «Living,» felices invitados a una fiesta en la que solo les tocará aplaudir al ganador.

De momento parece ir al frente Brendan Fraser, para quien sus publicistas han construido la narrativa táctica del gran regreso. Pero su camino hacia la estatuilla no es tan cierto en realidad. Hay quienes en redes sociales gritan: «¡Denle a Fraser el Oscar ya!» Pero no es así de fácil.  Aunque al final sea él quien se alce con la estatuilla. Lo avalan e impulsan el premio del Critic Choice y el del gremio de actores, el premio SAG.

Butler es la sangre joven, nacido en 1991 es el candidato milenial y también es Elvis, el rey del rock. En un film de Bazz Lurhmann con todo lo que eso representa, amén que ya derrotó a Fraser como Mejor actor en los Globos de Oro. Y ganó el BAFTA. En definitiva los dos contendientes a la cabeza están empatados en el papel. En la especulación.

Farrel el ganador wannabe ha tenido un gran año con tres personajes de antología: el Pingüino en «The Batman», «After Yang» y «Los Espíritus de la isla» que es una bestialidad de película y actuación con la que ya se impuso en los Globos de Oro. Pero un Oscar para él, a pesar de merecerlo, es remoto aunque no imposible.

Así que aunque el triunfo a Fraser no le será tan fácil, tiene a su favor el peso -ejem- del retorno emocional. Tener ya en sus manos veintiún premios de diferentes asociaciones de críticos de cine, exceso de lágrimas y unos buenos discursos a la hora de recibir los reconocimientos. ¿Qué le puede entonces impedir que gane el Oscar? «La Ballena» es una película que ha recibido malas críticas. Realmente muy malas. Pésimas críticas.

Dato curioso, desde 1935 no sucedía que fuera la primera candidatura al Oscar para cada uno de los cinco actores candidatos a Mejor Actor: Fraser, Farrell, Mescal, Nighty y Butler. Nunca habían recibido una candidatura al Oscar. Como sea, quien gane, lo hará por una nariz.

De las cuatro categorías de actuación, la de mejor actor de reparto es la que desde muy temprano en la carrera ha tenido un aparente e indiscutible ganador, Ke Huy Quan quien por su trabajo en «Todo en Todas partes al mismo tiempo» y de mantener hasta el final la inercia de todos los premios ya recibidos más la narrativa del gran regreso y su discurso al recibir el SAG ha cimentado completamente su oportunidad. Merecida. Luego de una corta y brillante carrera como actor infantil, gracias a su «short round» en «Indiana Jones y el Templo de la Perdición» y su Data en «Los Goonies», pasó al olvido y a batallar sin éxito para conseguir papeles a través de su vida adulta. El suyo, cuando reciba el premio en el Teatro Dolby será uno de los grandes momentos del Oscar. No lo dudo. Ha sido el primer actor asiático en recibir el SAG, tuétano de su discurso en el podio pero aunque no podrá reutilizarlo en el podio del Oscar; ya Haing S. Ngor en 1985 recibió el Oscar a mejor actor de reparto por “Los gritos del Silencio”, Huy Quan aún tiene material para buenos discursos.

Le acompañan como candidatos de categoría con pocas oportunidades de superarle: por «Los Fabelmans», Judd Hirsh; Barry Keoghan y Brendan Gleeson por «Los Espíritus de la Isla» y otra gran sorpresa de esta edición y una gran interpretación, por cierto, Brian Tyree Henry por «Causeway» quienes tienen pocas oportunidades. De ganar uno de ellos provocarían una hecatombe de silencio helado con un triunfo de escándalo.

Por el contrario en la categoría de Mejor actriz de reparto, Kerry Condon -acierto enorme reconocer el maravilloso trabajo que entrega en «Los Espíritus de la Isla»- comenzó dominando la carrera gracias a una actuación con fuerza, sabiduría y ternura gestada en las islas de piedra, mareas bravías y soledad, pero a media carrera Angela Basset por «Pantera Negra, Wakanda Forever» quien no recibía una candidatura al Oscar desde 1993 cuando se le reconoció su trabajo en «¿Qué tiene el amor que ver con esto?» se ha convertido en la contendiente sentimental y la del argumento “ya se lo merece”, terminó alcanzando y ahora es la favorita de una categoría que complementan las candidaturas sorpresivas de Stephanie Hsu por «Todo en Todas Partes al mismo Tiempo» y la de Hong Chau por «The Whale.» Las suyas son el centro emocional en sus respectivas películas. El polo a tierra que ancla la historia más allá de la acción y la fantasía y el sentimentalismo exacerbado. El nombre de ambas quedará en los anales de la Academia por ser la primera vez que dos actrices de origen asiático resultan candidatas a mejor actriz de reparto en un mismo año.

Gran acierto también ha sido reconocer por fin con una candidatura al Oscar el trabajo de una veterana que nos ha acompañado por décadas en esta aventura de la pantalla de plata, Jamie Lee Curtis por «Todo en Todas Partes al mismo Tiempo.» Por fin la reina del terror obtiene el reconocimiento que la Academia le negó en «Los Enrededos de Wanda» y con su triunfo en los SAG se ha puesto firme en la carrera y ha complicado el camino al podio del Oscar a la Bassett.

Mejor Actriz, Mejor director y Mejor Película

Es por estas fechas a raíz de los Oscars que vuelve a manifestarse la gran dolencia de Hollywood: los pocos papeles protagónicos con sustancia que se escriben para actrices. La industria es proclive a producir historias en donde por lo general son relegadas a instrumentos de apoyo del protagonista masculino, decorado hermoso o, en el mejor de los casos, solo tienen la función de ser damiselas en peligro para que el héroe se luzca al rescatarlas. No este año. Que ha sido espectacular en cuanto a roles femeninos. Hemos contado al menos con una decena de personajes femeninos de factura fina y soberbia. Alejados de triquiñuelas, falsas emociones, guiños y muecas. Pero ello ha cobrado factura quizás demasiado costosa. Formidables actrices quedaron fuera de la competencia por la limitación de tan solo cinco candidaturas, provocando  de nuevo un fugaz pero profundo escándalo de tintes raciales. Una vez más.

Las predicciones previas al anuncio de las candidaturas daban por seguras las de Cate Banchett por «TÁR», Michelle Yeoh por «Todo en Todas Partes al mismo Tiempo,» Michelle Williams por «Los Fablemans», Danielle Deadwyller por «Till» y Viola Davis por «La Mujer Rey.»

Esa era la terna de candidatos que aseguraban los expertos. Esa era casi mi terna.

Pero no fue así. Deadwyller y Davis quedaron fuera ante la sorpresa de todos.

La directora de «Till» Chinonye Chukwu no pudo callar su indignación en redes sociales: «Vivimos en un mundo y trabajamos en una industria que está agresivamente comprometida a sostener un dominio blanco y a perpetuar una descarada misoginia en contra de las mujeres de color.» Acompañó el texto con una foto de ella junto a Myrlie Evers-Williams, ícono de la lucha por los derechos civiles. La misma Deadwyler al final rompió el silencio en un podcast radial sumándose a la narrativa de lo que llamó «misoginianoir» remarcando acre: «hablamos de personas que quizás eligieron conscientes no ver la película.»

Por una brevedad -aunque sigue latente- resucitó el hashtag #OscarSoWhite que hace unos años acusó a la Academia de racismo. En tiempos en donde la baja audiencia lleva a la agonía a la existencia de la premiación de cine más grande del planeta y una generación joven que anhela ver morir todo aquello que no ha nacido en su tiempo, cada escándalo es detonante ideal para asesinar de una vez por todas al anciano Tío Oscar.

¿Quienes entonces supuestamente usurparon su lugar o el de Viola Davis?

Ana de Armas por «Blonde» y la mayor sorpresa entre todas las veintitrés categorías, la de Andrea Riseborough por «To Leslie.»

Sobre todo la de Riseborough. Contrapuesta contra la de Deadwyller aportó su grado de controversia a la carrera de este año por utilizar una campaña agresiva para lograr que miembros votantes se interesaran en ver una película demasiado independiente y perdida en un mar de estrenos y taquilla. Las acusaciones de racismo por el supuesto «misoginianoir» y la agresividad de publicaciones en las redes sociales de estrellas y cineastas como Gwyneth Paltrow, Kate Winslet, Frances Fisher, Susan Sarandon, Mira Sorvino, Edward Norton, Jennifer Aniston, Charlize Theron, Paul Schrader provocaron que la Academia abriera una investigación que pudo anular la candidatura de Riseborough la cual al final se mantuvo en firme.

Yo lo veo de forma diferente.

Ninguna de las dos actrices usurparon el lugar de Deadwyller de quien siempre pensé debía y debió ser una de las cinco candidatas a Mejor actriz. En un año con al menos diez actuaciones de Oscar siempre habrían inconformes, injusticias y omisiones. Olivia Colman por «Empire of Light», Emma Thompson por «Leo Grande», Claire Foy por «Ellas Hablan», Zoey Kazan por «Ellas dicen», Tang Wei por «Decisión de Partir» también quedaron fuera a pesar de haber podido ser candidatas por mérito propio.

El quinteto perfecto de actrices candidatas a Mejor Actriz debió ser así:

Cate Banchett, la mejor actuación femenina del año; Michelle Yeoh, la primera asiática en ser candidata al Oscar como Mejor Actriz y muy merecida luego de una sólida carrera sin reconocimientos, sobre todo por la ignominiosa omisión de 2001 cuando pudo ser candidata por «El Tigre y el Dragón»; sí, Andrea Riseborough la segunda (¿o la primera?) mejor actuación del año a pesar de estar en una película que solo hizo $27,333 dólares en taquilla; Ana de Armas, a pesar de estar en una de las dos películas más odiadas del año y primer artista cubana, hombre o mujer, en obtener una candidatura al Oscar en una categoría de actuación.

¿Cuál pudo ser el espacio a ocupar por Danielle Deadwyller como candidata a mejor actriz?

El de Michelle Williams.

Williams en realidad debió de ser candidata por «Los Fabemans» en la categoría de mejor Actriz de Reparto y no en la categoría principal. Así de fácil. Se hubiera evitado un escándalo innecesario y se hubiera actuado con justicia.

De momento a la cabeza de las quinielas están Blanchett y Yeoh. Riseborough al no asistir al evento de Almuerzo con los Candidatos del Oscar que cada año ofrece la Academia y es una oportunidad de ganar simpatías con los votantes, sepultó su oportunidad. El premio SAG otorgado a Yeoh la pone en la delantera. Pero la de Blanchett es una actuación fuera de este mundo, redonda y perfecta.

En los noventa y cinco años de historia de los Oscars solo en cinco ocasiones la candidatura a Mejor Director ha recaído en un equipo de directores, dupla o más: en 1961 Jerome Robbins y Robert Wise por West Side Story; al final, los ganadores. En 1978, Warren Beatty y Buck Henry por «El Cielo puede Esperar», perdieron. Y en 2007 y 2010 por «No Country for Old Men» y «True Grit» respectivamente, los hermanos Coen, Joel e Ethan, quienes lo ganaron en 2007.

Este año la Academia ha dado una candidatura a otro dúo, los Daniels -Daniel Kwan & Daniel Scheinert – por «Todo en Todas Partes al mismo Tiempo» convirtiéndose así en los quintos en recibir ese honor y de resultar ganadores el 12 de marzo, la tercera dupla en alcanzar ese hito.

Las otras cuatro candidaturas a Mejor Director este año son para Steven Spielberg por su autobiografía sentimental, «Los Fabelmans», Todd Field por la extraordinaria «TÁR», Ruben Östlund por «Triángulo de la Tristeza y Martin McDonagh por «Los Espíritus de la Isla».

Esta también es otra de las categorías envueltas en controversia. Cierto. Östlund fue una sorpresa anunciada en cierta forma, pero en definitiva ocupa el puesto que se esperaba fuera para Joseph Kosinski por «Top Gun: Maverick», por otra parte teniendo cuatro mujeres con un buen trabajo detrás de la puesta en escena, Gina Prince-Bythewood por La Mujer Rey, Chinone Chukwu por «Till», Sarah Polley por «Ellas Hablan» y Maria Schrader por «Ella dijo». No es la primera vez que la Academia es acusada de volver la mirada al talento de mujeres directoras. Cierto es que en los dos años pasados de forma consecutiva premió a Chloé Zhao y Jane Campion, pero más parece una deuda pagadera en abonos.

Al inicio de la temporada de premios las quinielas estaban con Spielberg, pero han sido los Daniels quienes han tomado ventaja al recibir el reconocimiento del mismo sindicato de Directores que en al pasado han sido fieles al director de “Tiburón” y “ET”. El ganador debería ser Todd Field.

Y como si de una eterna ceremonia de entrega de Oscars se tratara, llegamos a la categoría principal, la de mejor película. “TÁR” debería ser la ganadora. Las probabilidades están con «Todo en Todas partes al mismo tiempo», luego de recibir los premios del sindicato de Directores, Productores y el SAG a mejor elenco. Faltan aún diez días para la entrega del Oscar. Tom Cruise cuenta con suficiente tiempo para ser el tío simpático a más no poder como lo fue la tarde el almuerzo de los Candidatos y culminar así la misión imposible de recordar a los más de nueve mil miembros votantes de la Academia que si no le dieron la candidatura a mejor actor, le pueden reconocer como productor y nombrar a “Top Gun: Maverick,” la película a la que Spielberg se refirió como la que le “salvó el c**o a Hollywood”, como la mejor de 2023. La Academia tiene delante de sí tiempo de sobra para meditar el voto… y salvar el suyo.

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