Óscar Picardo
Periodismo “divertido”
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Más allá de la Declaración de Windhoek, incluso más allá de los grandes principios del periodismo escrito, radiofónico, audiovisual, del fotoperiodismo y del periodismo multimedia o digital, y de los aportes de Bill Kovach, Tom Rosenstiel o de Walter Cronkite, es probable que tendríamos que agregar una nueva categoría local: Periodismo “divertido”.
El periodismo es una profesión y un sistema que las sociedades han creado para suministrar información basada en principios bien definidos: Verdad, verificación, independencia, foro público, significación sugerente y relevante, exhaustividad, respeto a la conciencia individual, control independiente del poder, entre otros.
La formación profesional de comunicadores y periodistas -por cierto, de carácter universitario- implica una responsabilidad que conlleva ser parte fundamental de uno de los derechos humanos universales de mayor importancia, como lo es el derecho a la información. La información tiene el valor de aceptación en todo el mundo bajo los lineamientos de ser difundida con veracidad, claridad, brevedad y sencillez, rasgos distintivos del lenguaje que todo periodista debe dominar.
Tal como señala la profesora de la UNAM Araceli Barragán: “En esta carrera universitaria se tiene la meta de formar profesionales conscientes y capaces de analizar y evaluar críticamente la problemática fundamental de la comunicación, conocer las formas adecuadas de los mensajes y determinar los medios a través de los cuales se deben difundir, para que se cubran mejor las necesidades de información. Por ello es un recurso significativo la enseñanza de los géneros periodísticos, su producción y difusión en los medios impresos y audiovisuales. Cabe señalar que los géneros que están directamente relacionados con el quehacer periodístico, son: nota, crónica, entrevista, reportaje, artículo, columna y editorial. En ellos está la presencia del redactor, del reportero, o simplemente se reconoce al buen entrevistador y al articulista, por ser los sujetos que mayor presencia tienen en el ámbito del desempeño de esta profesión, debido a su ejercicio en los medios de comunicación: radio, televisión, prensa escrita y ahora Internet”.
Efectivamente, hacer periodismo es algo más que cortar y pegar, editar y subir videos a una plataforma de redes sociales. En palabras del reconocido periodista colombiano Javier Darío Restrepo (2019): “La misión del periodista es hacer que la información llegue intacta a la conciencia de los receptores a pesar de los factores que conspiran contra la verdad de los hechos, cada vez tendrá que reinventarse y, a una tecnología que facilita difundir hechos sin fuentes, opondrá la búsqueda y confrontación rigurosa de las fuentes; y a la presentación superficial de los hechos opondrá la investigación rigurosa, mediante el uso de la tecnología digital que ha permitido el periodismo de datos”.
Ser streamer, youtuber, bloguero o influencer, más que una profesión es un hobbie de los milenials, propios de una época de transformación digital; una especie de entretenimiento de bajo presupuesto que cualquiera puede emprender y desarrollar. No hay un método, un sistema ni principios éticos reguladores. ¿Comunican…? Sí, probablemente mucho más que los medios tradicionales, pero es un tipo de comunicación “sin certeza” que entretiene pero que no aporta al desarrollo democrático de un país. No hay que confundir periodismo con entretenimiento. Un buen ejemplo para entender las diferencias o transiciones de fenómenos en el marco de la transformación digital quizá sea comparar el fútbol de la FIFA con la “Kings League” de Gerard Piqué. El primero es un deporte profesional, el segundo es entretenimiento.
Me da la impresión que al escribir sobre este tema deberíamos tocar la arista de lo “epistemológico”; en efecto, estamos ante un problema propio de la gnoseología, de como conocemos y procesamos la información. Pero sobre todo, de saber discriminar sobre la diversidad de datos, información y conocimiento.
La información es definida como un conjunto organizado de datos relevantes para extraer un conocimiento y poder interpretar determinada realidad (dato, información, conocimiento). Es decir, conocimientos que posteriormente pueden ser comunicados, compartidos o transmitidos que constituyen por lo tanto algún tipo de mensaje. Normalmente, las fuentes de información son referencias de distintos tipos y orígenes que proveen datos y recursos sobre un tema o área determinada; según su nivel de información pueden ser clasificadas como: fuentes primarias, fuentes secundarias, etcétera. Asimismo, la información tiene características, según: su significado, importancia, vigencia, validez o valor. ¿Y todo esto es considerado por los creadores de contenido digital…?
Finalmente, tenemos en el escenario el problema de propaganda e ideologización, ese uso clásico y político de la información para manipular. Al analizar los contenidos de los más “destacados” youtubers locales se observa inmediatamente que estos canales son parte de una maquinaria propagandística y lamentablemente sus contenidos están plagados de mentiras, exageraciones, insultos, vejámenes, lenguaje soez y otro tipo de recursos que no ayudan en nada a construir democracia y ciudadanía.
Sin ser clasistas o elitistas, no debemos de ser irresponsables y elevar la estatura de los streamer, youtuber, bloguero o influencer al rango profesional de periodistas, podrá haber excepciones…. Detrás de un periodista hay un programa académico y un esfuerzo profesional. Como bien se anotó tras la iniciativa “El Filtro” : “Nadie tiene derecho o autorización, porque le nace o le da la gana de abrir una clínica sin ser médico, un bufete sin ser abogado o una oficina constructora sin ser arquitecto o ingeniero. Si quieren jugar al periodismo estudien y aprendan un método de trabajo, y luego dedíquense a ese oficio. Por esta razón es importante hacer “fact-checking” o verificación de hechos; y no es controlar o definir qué es y qué no es verdad, sino simplemente verificar si lo que se comunica no es mentira…
Cada quien está en su derecho de informarse con el periodismo profesional o con el periodismo “divertido”, es una elección ética, es un asunto de distancia referente a la verdad, es un problema de distinguir entre entretenimiento o democracia, es una cuestión entre información y propaganda. Cada quien sabrá que le conviene.
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