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Óscar Picardo

Óscar Picardo

Releyendo a Skinner…

B. F. Skinner, el principal neoconductista estadounidense, nació en 1904 y murió en 1990. Es conocido en el campo de la psicología por sus famosos experimentos con animales, en los que demostró la importancia de la recompensa y el refuerzo en la formación de la conducta. Fue el precursor de la “ingeniería conductual”.

Skinner es hijo teórico del conexionismo de Thorndike, pero sobre todo del condicionamiento clásico Pavloviano, creando modelos conductuales operantes instrumentales orientados a humanos. Pero utilizando la previsibilidad y el control desarrolló una verdadera ciencia del comportamiento, con sus curvas de campana, gráficos de barras, nubes de puntos y matemáticas. Pero no se detuvo ahí. Después se planteó lo que llamó programas variables de refuerzo, y fue entonces cuando llegó a los descubrimientos más significativos.

Tal como señala Lauren Slater en su libro sobre experimentos psicológicos “Cuerdos entre locos: ¿Cómo definir a Skinner?”, las implicaciones de sus experimentos son inquietantes. “Por otra parte, los descubrimientos que hizo son plenamente significativos. En esencia, iluminan la estupidez humana, y todo lo que ilumine la estupidez humana es brillante”.

En la década de los sesenta, Skinner concedió una entrevista al biógrafo Richard I. Evans en la que admitió abiertamente las implicaciones fascistas de sus esfuerzos en ingeniería social y la posibilidad de que fueran utilizados con fines educativos totalitarios.

¿Sigue vigente el condicionamiento instrumental utilizando las redes sociales?, ¿el estar expuesto a decenas o cientos de videos de TikTok y YouTube está cambiando la percepción de la gente? La respuestas a estas preguntas son un rotundo SÍ.

En efecto, la construcción de posverdad o nuevas verdades no provienen de los sistemas educativos, sino de mecanismos audiovisuales doctrinales que repiten las ideas y supuestos de modo intenso, y se van fijando en la mente y en las conversaciones cotidianas.

No se utilizan cajas con palancas ni alimentos. Los nuevos estímulos, refuerzos o recompensas ya no son materiales, sino digitales, y responden además a dos necesidades psicológicas o mecanismos de defensa: a) Satisfacción Vicariante; y b) síndrome de indefensión aprendida.

La satisfacción vicariante es una proyección -en base a mis necesidades y carencias- de un modelo ideal, en dónde el “yo” se proyecta y se identifica con un arquetipo o figura; esa nueva imagen idealista es admirada y deseada, incluso defendida con vehemencia. Surge así una conexión emocional “de culto” o fanatismo, ya que el modelo representa de modo aspiracional lo que quisiera ser. 

La indefensión aprendida, también denominada por algunos expertos como impotencia aprendida, es un concepto que hace referencia a aquellos seres humanos que han «aprendido» a comportarse de forma pasiva ante todo tipo de problemas. Por lo general, estas personas sienten que son incapaces de hacer nada ante ellos a pesar de que, ante sí, tienen multitud de oportunidades auténticas para cambiar la situación. De este modo, lo que esperan es no tener que enfrentarse a situaciones desagradables o, en su defecto, obtener recompensas positivas.

Bajo condiciones de precariedad o vulnerabilidad social, económica y educativa, tanto la “satisfacción vicariante” como la “indefensión aprendida” pueden ser mucho más intensas, y por ende los condicionamientos a través de videos, imágenes y textos cortos son más potentes y logran un mayor impacto.

Desde esta perspectiva, la ingeniería de la conducta o del comportamiento es la aplicación de estrategias para la elaboración, manipulación, perfeccionamiento o manejo de técnicas de establecimiento, mantenimiento o eliminación de conductas humanas. En tal sentido, se entronca con la psicología conductista y con los hallazgos y principios del análisis experimental del comportamiento.

El amplio rango de procedimientos técnicos agrupados bajo los principios de ingeniería de la conducta puede dividirse en tres tipos genéricos cuyas relaciones se sintetizan en la composición de la secuencia de ciertos términos: a) Técnicas del control por el estímulo (estimulación discriminativa), y b) Técnicas de administración de contingencias (actuación – hecho reforzante). En este contexto, las combinaciones de ambos tipos y la naturaleza de los valores asumidos para dar cuenta de la secuencia, originan líneas novedosas para el planteamiento de los problemas y las soluciones. A esas líneas se les podría llamar: c) técnicas mixtas y técnicas heterodoxas, según su grado de acercamiento o lejanía de la idea primitiva.

En el modelo operante los tecnólogos de la conducta programan y ejecutan, mediante la utilización de refuerzos apropiados, formas de moldear el comportamiento terminal deseado y debilitar las respuestas no deseables. Aparte de ello, prácticamente no existe campo alguno donde no se desplieguen ciertos procedimientos operantes de cambio conductual. Sus recursos principales son técnicas derivadas del reforzamiento, la extinción y el castigo.

Las técnicas de ingeniería del comportamiento pueden clasificarse bajo las siguientes categorías: 1) «exposición al estímulo» son las que presentan al individuo una situación estimular real frente a la cual se le piden respuestas de adquisición, mantenimiento o reducción de conductas respondientes u operantes; incluye técnicas auxiliares de estimulación suplementaria; 2) «exposición en fantasía» pretenden lo mismo que las primeras, pero se basan en el uso de la imaginación como sustitución de las estimulaciones reales; 3) «autorregulación» enfatizan la enseñanza de uno o varios repertorios de autocontrol o dominio de ciertas destrezas para capacitar al individuo a cambiarse a sí mismo y a su entorno; 4) «racionales» o de «contra-argumentación» utilizan como instrumento central el lenguaje, y como método principal la discusión y la información, reestructurando la forma como percibe el mundo el individuo; 5) terapias «globales» se conforman según su interés por grandes campos de interpretación de los fenómenos, y la acción sobre ellos gracias a la asunción ecléctica de cualquier procedimiento conductual (y a veces no conductual).

Probablemente este fenómeno de utilizar las redes sociales para los cambios conductuales de una sociedad no sea tan planificado desde la ingeniería del comportamiento, más sí, desde una óptica de la manipulación política tras los principios propagandísticos atribuidos a Goebbels: Contagio, transposición, exageración, desfiguración, vulgarización, orquestación, silenciación, unanimidad, etcétera. A pesar de los avances en la neurociencia parece que Skinner sigue vigente…

Disclaimer: Somos responsables de lo que escribimos, no de lo que el lector puede interpretar. A través de este material no apoyamos pandillas, criminales, políticos, grupos terroristas, yihadistas, partidos políticos, sectas ni equipos de fútbol… Las ideas vertidas en este material son de carácter académico o periodístico y no forman parte de un movimiento opositor.

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