Óscar Picardo
La arquitectura del cerebro: Apuntes educativos sobre neurociencia II
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Luego de haber leído la parte I, seguimos avanzando en la arquitectura del cerebro y pasamos a fases más profundas y densas del análisis, para comprender mejor cómo aprendemos los seres humanos.
Partimos del siguiente principio: La mente y el “yo” son las más significativas interpretaciones neuronales. Es decir, detrás de todo el telón de análisis del cerebro hay un elemento central: Las neuronas.
La mente es el estado funcional del cerebro por excelencia, la cual se rige por las reglas biológicos y fisiológicas del ser humano. Así las células nerviosas trabajan como una red o sociedad en el cerebro, en conjunto, creando símbolos, representando universales y generando una interacción dinámica entre el medio exterior y el interior.
Existen actividades eléctricas neuronales que generan una excitabilidad intrínseca y una conectividad sináptica en arquitectura de redes para administran y generan respuestas entre el sujeto y su medio exterior.
La variedad de propiedades eléctricas de las neuronas y su conectividad permiten que las redes cerebrales interioricen las imágenes del mundo externo y las transformen en un comportamiento motor (lo observable y lo imaginable).
¿Cómo el cerebro interioriza el mundo externo? Por ejemplo, el dibujo es un feed back: externo-interno-externo, captamos la realidad externa, la interiorizamos en el cerebro y la devolvemos en la expresión dibujada.
La interiorización de la motricidad es clave para comprender las funciones de pensamiento. Es un proceso celular muy complejo e importante, llamado selección neuronal activa que va desde lo mecánico muscular hasta la cefalización.
Para que un individuo actúe correctamente debe procesar y comprender con facilidad y rapidez las señales externas por los sentidos; luego, esta señal es transformada en respuesta motora para conectarse nuevamente con la realidad externa. Para ello el cerebro crea representaciones de espacios internos equivalentes o relacionados con los externos.
Hay diversos principios en las relaciones internas y externas, temporales o espaciales, a lo que se ha llamado “geometría funcional”; esto implica un conjunto de representaciones inimaginables.
El proceso de comunicación intercelular, de organismos primitivos –eucarióticos- a formas más complejas de interacción –intercelular y multicelular- supone billones de años de evolución y la intervención de elementos químicos –calcio, fosforo, etc.-, hasta que llegamos a las estructuras neuronales, interneuronas y a la creación del Sistema Nervioso Central.
Las neuronas –en forma de asamblea celular- trasmiten y reciben información, construyen, memorizan y configuran la actividad cerebral, simulando la realidad externa y apropiándose de los principios operativos, facilitando y organizando transformaciones sensomotoras, para responder con productos cognitivos.
Las neuronas funcionan como una batería, generando un voltaje, llamado “potencial de membrana” de carácter iónico; por ejemplo, corrientes o canales de potasio, al interior o exterior de la célula como gradientes electroquímicos de –X MiliVoltios a través de potenciales de acción, sinápticos, acoples electrotónicos, neurotrasmisores.
Aprender, caminar, moverse, pensar, decidir, imaginar, emocionarse, entre muchas otras, son actividades que poseen un respaldo electro-químico-fisiológico, en dónde las neuronas juegan un rol clave de comunicación y asociación.