José Enrique Barraza
Monitoreando mercurio en el lago de Güija
El mercurio es un metal que ocurre naturalmente en suelos y rocas en diferentes partes del planeta Tierra. Es un elemento químico que la literatura científica lo ubica como no necesario para los seres vivos y presenta propiedades tóxicas que han causado severas intoxicaciones agudas a animales y seres humanos que se contaminan con el metal que penetra las cadenas alimenticias por diferentes vías, incluyendo los alimentos, como en el famoso caso de la bahía de Minamata, Japón, en la década de los sesenta del siglo pasado. En este evento, animales domésticos y humanos, que se alimentaron de mariscos contaminados con mercurio, experimentaron diversos episodios de comportamientos anormales, enfermedades del sistema nervioso y malformaciones de fetos. Cuando las autoridades midieron los niveles de mercurio en la población humana afectada, encontraron concentraciones elevadas. Esto fue causado por las escorrentías de agua provenientes de una mina metálica abandonada, las que confluyeron con la bahía mencionada y el mercurio se acumuló en mariscos utilizados como alimento por la población local (Merian, 1991). Por ello es un elemento peligroso para los seres humanos y vida silvestre en general.
En El Salvador, existen algunas investigaciones que incluyen las mediciones de mercurio en vida silvestre acuática (Carbajal-Torres, 2009). Posiblemente existan otras investigaciones sobre metales en este cuerpo de agua. Un estudio que midió contaminantes en el Golfo de Fonseca después del Huracán Mitch realizado por Mata et al. (2002), determinó alto nivel del metal en algunos peces del estero El Tamarindo (superior a un miligramo de mercurio por kilogramo de carne de pescado), lo que se asoció a la práctica de disponer los restos de tiburones y atunes a orillas de ese cuerpo de agua estuarino, donde otros peces se alimentan de ese material. Esos peces depredadores acumulan mercurio en sus tejidos.
Parte de la preocupación de los residentes en la zona del lago de Güija (figura 1), incluye a las aguas residuales que pudiera contaminar el río Ostúa, lago de Güia y río Lempa, debido a las actividades de un proyecto minero cercano ubicado en Guatemala. Por ello, el Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Universidad Francisco Gavidia consideró importante realizar monitoreos de mercurio en sedimentos y fauna de ese lago, así como arsénico y plomo en menor medida, con la finalidad de determinar las concentraciones de esos elementos en los diferentes componentes vivos y no vivos de ese ecosistema.
Los muestreos han incluido sedimento, almejas y peces de la zona norte del lago, principalmente, que es el área donde confluyen los ríos Ostúa y Angue. Las concentraciones de los elementos, tipos de muestra y fechas de recolecta, se resumen en la tabla 1. Los análisis químicos se realizaron en un laboratorio privado del país. Todas las imágenes fueron tomadas por el autor.
Tabla 1. Concentración de arsénico, mercurio y plomo (peso húmedo) en muestras de peces, almejas y sedimento de lago de Güija en 2017, 2019 y 2020.
Peces
Se realizaron mediciones de mercurio en músculo (carne) de las siguientes especies “chilapo” (Parachromis dovii), “guapote verde” (Cichlasoma trimaculatum), “mojarra negra” (Amphilophus macracanthus), “filín” (Rhamdia guatemalensis) en muestras recolectadas en 2017. Las concentraciones de mercurio indican que los peces pueden ser consumidos sin problema, ya que no superan el límite máximo de 1.0 mg/kg sugerido por Mata et al. (2002), sin embargo, una muestra de este último reflejó niveles superiores al señalado (Tabla 1), indicando que su consumo diario como alimento podría ser perjudicial para la salud humana. Los niveles de mercurio superiores a 1.0 km/kg en algunos especímenes de peces, reflejan que bacterias u otros organismos facilitan la penetración del metal en las cadenas alimenticias, además, estas concentraciones en carne de pez son comunes en todos los cuerpos de agua del planeta, por ello, algunos países recomiendan consumir con moderación algunas especies de peces con hábitos depredadores.
Sedimento
Las dos muestras de sedimento analizadas (tabla 1), presentan niveles muy bajos de mercurio (0.09-0.16 mg/kg peso húmedo), donde puede habitar fauna acuática sin mayores problemas, descartando contaminación por este metal en el sector norte del lago en 2017. Esta ocurrencia puede ser natural, ya que el mercurio como muchos elementos está presente en ecosistemas acuáticos.
Almejas
Los bivalvos son utilizados como indicadores de contaminación por metales en diferentes ecosistemas acuáticos debido a que permanecen en un mismo lugar por lo que acumulan metales, reflejando las concentraciones ambientales de un lugar a largo plazo (Carbajal-Torres, 2009). En el lago de Güija, un buen bioindicador de los niveles de metales es la almeja Nephronaias rowellii (Figura 6), mencionada recientemente en Disruptiva Media1. En la tabla 1 se puede apreciar niveles que oscilaron entre 0.03 a 0.04 mg/kg en 2017 y 0.00 mg/kg en 2020, indicando ausencia de contaminación por este metal en el ecosistema acuático. En ese mismo año se midieron niveles de arsénico y plomo en la misma especie, encontrando 0.00 mg/kg de esos elementos, reflejando ausencia de contaminación del metal en esa zona del lago de Güija.
En síntesis, hasta la fecha la tendencia de los niveles de mercurio, arsénico y plomo en almejas permiten descartar niveles importantes de esos elementos con alta potencia tóxica en el lago de Güija. Los sedimentos y peces presentaron similares niveles.
La Universidad Francisco Gavidia continuará monitoreando, utilizando los bioindicadores más apropiados.
Referencias
Carbajal-Torres, C.M. 2009. Determinación de mercurio en tejido blando de Anadara tuberculosa (Sowerby, 1833), Anadara similis (C.B. Adams, 1852) en la bahía de Jiquilisco, Departamento de Usulután, El Salvador 2009. 33 pp.
Mata, M., McKinnie, Barraza, E., Serricano, J. 2002. Hurricane Mitch Reconstruction/Gulf of Fonseca Contaminant Survey and Assessment. Seattle: Office of Response and Restoration, NOAA Ocean Service. 46 pp.
Merian, E. 1991. Metals and Their Compunds in the Environment. VCH. Weinheim, Germay. 1438 pp.