Óscar Picardo
No, presidente…
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El día 15 de noviembre, el presidente Nayib Bukele subió la portada de Diario El Salvador, en cuya madera se titulaba: UFG: Nuevas Ideas arriba en el AMSS; y su post anotaba: “Ojo, el director de la casa encuestadora de la @UFGoficial es un fuerte crítico de este gobierno”.
Vale la pena aclarar que la encuesta mencionada se filtró, no la presentamos, era un estudio privado solicitado por la rectoría de la universidad; y no tiene nada atípico, los resultados eran similares al estudio electoral anterior del Centro de Estudios Ciudadanos de la UFG titulado “Las cartas están echadas”.
De modo personal y profesional no me considero un crítico del gobierno, más bien hemos querido colaborar diseñando soluciones, aportando ciencia y datos a los problemas del país. La cuestión es que la respuesta del gobierno ha sido insultos y desprecio.
Durante 240 días de pandemia en la Universidad Francisco Gavidia no hemos parado de trabajar en función del país; publicamos tres libros sobre COVID-19, llevamos a cabo varios proyectos de laboratorio y campo en apoyo municipal, aplicamos tres encuestas, diseñamos dos aplicaciones móviles, creamos tres sitios webs nuevos (observatoriocovid19.sv, Centraleaks.org, anticorrupción.edu.sv) corrimos más de seis modelos matemáticos, participamos en webinars, y congresos online y hemos escrito una considerable cantidad de artículos interdisciplinarios. Nuestras puertas están abiertas para trabajar con quien sea, sector privado o gobierno.
Nuestra misión académica y universitaria no es ser opositora al gobierno, ni mucho menos ejercer una crítica ideológica. Los que piensan así están muy equivocados. Por esta razón, tenemos la capacidad de señalar cuando el gobierno está equivocado -progresiones matemáticas u hospital El Salvador- y a la vez presentar cuatro encuestas -en lo que va del año- señalando la alta nota de popularidad del presidente y las tendencias electorales favorables al gobierno.
La academia no suele estar en “modo electoral, político e ideológico”, aunque sí, por sus fines científicos debe ser conciencia crítica de la sociedad; el Padre y Mártir Ignacio Ellacuría SJ en “Universidad y Política” (ECA, 1982) señalaba: “La politicidad es un hecho y una necesidad (filosóficamente hablando) (…) Politicidad universitaria es dar respuestas a la realidad-sociopolítica (diseño de soluciones) (…) La universidad no está separada de la sociedad (…) La universidad no debe estar al servicio de ser un instrumento de dominación sino buscar el equilibrio social (…) la universidad no debe ser cómplice de la irracionalidad y de las injusticias; proyección social con sentido y propósito”.
Sabemos que el pensamiento y los tiempos de la academia poseen una cadencia distinta y distante a los tiempos políticos e ideológicos; en efecto, la vida universitaria trasciende a los periodos gubernamentales, los supera y con el tiempo la ayuda de la ciencia va madurando y dando más de sí. El equilibrio entre política y universidad puede darse con un factor generalmente ausente: Ética…
Debemos citar nuevamente a Ellacuría, y recordarle al presidente que una función filosófica de la universidad es “desideologizar”, desenmascarar, buscar la verdad, y esta acción suele ser incómoda; tan incómoda y complicada que el 16 de noviembre de 1989 las fuerzas oscuras, políticas e ideológicas del país utilizando a las Fuerzas Armadas decidieron asesinar al propio Ellacuría, sus compañeros y dos colaboradoras de la UCA.
El “para qué y el por qué” de la universidad no es sólo ser un instrumento o “ascensor social” para graduar profesionales a través de la docencia (Baró, I.), es también la búsqueda de la verdad a través de la investigación y, la incidencia y transformación del país a través de la proyección social.
Presidente, no vea a la academia como un ente crítico de su gobierno, intente más bien acercarse, conocerla y buscar su apoyo para el diseño de políticas públicas eficientes; no somos perfectos, nos podemos equivocar, pero las probabilidades de cometer errores serán menores, y, además, seguro habría más transparencia.
Por estas y muchas razones más, es importante ingresar a una universidad, egresar y graduarse; no por el título, sino por la experiencia de iniciar y terminar algo bajo un ecosistema de méritos. La importancia y la vitalidad de la vida universitaria enseña a ver la vida de otra manera; desde un locus privilegiado, así como su estimado padre Armando Bukele, un académico de primer nivel, sabio, culto, brillante.
Me despido, nuevamente, sin admiración, pero con estima. No soy su crítico, sino su antiguo profesor, y un docente nunca olvida a sus estudiantes…
- Fe de erratas: En la primera versión publicada se expresaba que la Alcaldía de San Salvador había solicitado el estudio, y no fue así.