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 2706-5421

psicologi

Psicodiagnóstico del niño/a: una breve guía para padres

Es común que entre los padres se lleve a cabo un seguimiento minucioso sobre los diferentes avances neuroevolutivos de sus hijos/as. Desde la concepción hasta el final de la adolescencia, la vigilancia parental es constante: balbuceos, primeras palabras y frases, el gateo, caminar sin apoyo y otros hitos evolutivos forman parte de ese monitoreo que tienen los padres hacia sus hijos/as; en donde la edad es un parámetro (transversal) en el que se encuentran establecidos los diferentes logros neuroevolutivos por alcanzar. 

Se hace evidente (aún más) la preocupación que existe entre los padres de niños/as que parecen no estar logrando los hitos neuroevolutivos según su edad. La preocupación aumenta si se observan “retrocesos” en los logros que ya se habían alcanzado (pérdida del habla, coordinación motora, entre otros). Es esta serie de hechos que, en más de alguna ocasione, lleva a los padres a consultar y acudir con un profesional, usualmente neurólogos, psicólogos o psiquiatras. En cualquier caso, el primer acercamiento con algún profesional es clave para desarrollar un sentimiento de apoyo y aceptación a la vez que permite elaborar un psicodiagnóstico preciso. 

Desde la psicología clínica infantil, el psicodiagnóstico de niños es complejo, el constante desarrollo (cambios) en el que se encuentran niños/as, la herencia y el entorno hacen que el psicodiagnóstico se realice considerando todos los factores psicosociales intervinientes; eso solo puede lograrse apoyándose de la aplicación de técnicas e instrumentos científicos apropiados, por ejemplo: instrumentos psicométricos estandarizados (mediciones de C.I., Atención, Lenguaje, etc.), proyectivos (conflictos inconscientes, agresividad, impulsividad), neuropsicológicos (disfunciones neurocognitivas leves), entrevistas con padres o cuidadores (estandarizadas estadísticamente de preferencia) y por supuesto la observación clínica del niño/a. 

En este sentido, para realizar un correcto psicodiagnóstico, el profesional de la psicología deberá no solamente conocer el manejo de los test que aplicará, sino de los principios y teorías en los que estos se basan, a fin de brindar una interpretación fiel de los resultados. En cuanto a la entrevista clínica, esta es un instrumento versátil, pero requiere técnica y entrenamiento apropiado para su empleo, pericia, sobre todo en el área clínica infantil. 

En consonancia con todo lo anterior, muchos padres de niños con déficits en el neurodesarrollo buscan psicodiagnósticos exprés para sus hijos, quienes posteriormente comenzarían a recibir las intervenciones terapéuticas adecuadas al caso. No obstante, esta premura conlleva dos grandes riesgos: (a) con la mejor de las intenciones, los padres requieren iniciar el proceso terapéutico casi de forma inmediata no considerando necesario una evaluación psicométrica exhaustiva y; (b) en vista de lo anterior, los padres buscan servicios psicodiagnósticos “convenientes” a nivel personal (lo anterior descrito) y a nivel monetario, el resultado de todo esto es acudir a un profesional de la salud mental que satisfaga esas necesidades evaluativa. Pero esto último en relación con las ideas anteriores, plantea problemas científico-metodológico-técnico que abarca un elemento crucial de la evaluaciónel profesional, dentro del proceso de evaluación, es el más capacitado teórica y prácticamente, teniendo la responsabilidad de psicoeducar a los padres en la necesidad de realizar pruebas psicológicas en batería (batería es un conjunto de pruebas psicométricas seleccionadas para aplicar a un individuo en particular) y no ceder en ese aspecto ante lo padres, pues al hacerlo deciden basar su evaluación solamente a juicio clínico, lo que carece de profesionalismo y ética. 

Lo anterior, se está convirtiendo en una práctica normativa común entre los profesionales de la salud mental (neurólogos, psiquiatras y psicólogos), ocasionando una crisis científica, profesional y ética sin precedentes; sin contar que muchos de los profesionales mencionados se  extralimitan en sus campos de actuación terapéutica. Pero, es todavía más deplorable cuando se observa este comportamiento en centros de ayuda terapéutica y psicopedagógica en los cuales las personas depositan más confianza, por el hecho del respaldo institucional con el que se ejerce, recibiendo como producto un proceso y resultados psicodiagnósticos sesgados y sin validez técnico-científica. 

Entonces, ¿cómo debería ser una evaluación psicodiagnóstica? Y lo más importante, ¿para qué? No es algo fácil de responder, pues las evaluaciones psicodiagnósticas deben prepararse respondiendo al motivo de consulta y a la observación clínica del niño. Sin embargo, se podría decir que existen algunas consideraciones respecto a la evaluación.  

La evaluación psicodiagnóstica debe estar compuesta de pruebas estandarizadas estadísticamente como lo son: Test de inteligencia, de lenguaje, de atención, neuropsicológicos, entre otros. Esto permite comparar el nivel en el que se encuentra el niño/a frente al nivel esperado para su edad, lo que facilita identificar los déficits y, por tanto, perfilar mejor las áreas de intervención. Por otra parte, toda evaluación psicodiagnóstica si amerita -esto se aplica a la mayoría de los casos que llegan a consulta- deberá considerarse una evaluación de aspectos emocionales y de personalidad, ya sean con pruebas proyectivas o pruebas estandarizadas como el MMPI-A, CDI, CAS, entre otros. Además, todo psicodiagnóstico debe incluir entrevistas a los padres. Esta es una técnica muy versátil, se adecua según las necesidades por explorar, aunque también se les pueden encontrar de forma estandarizada como los son el ADI-R, CHiPs, entre otras que se consideren pertinentes. Por último, es necesario recurrir a la observación clínica, sea a través del juego (si es posible) o mediante observaciones estandarizadas como ADOS-2, el EDAH, solo por mencionar algunos.   

Ahora con base a lo anterior, resta responder ¿para qué? Es decir, ¿para qué llevar a cabo todo este proceso? Poseer todos los resultados de los test psicológicos no brinda un psicodiagnóstico, aunque si le brinda fuertes fundamentos para este, debe considerarse como un respaldo en el cual apoyar el análisis e interpretación que lleve al experto a obtener un diagnóstico. Será la pericia del clínico y su habilidad para interpretar los mismos lo que hará la diferencia; pero, esta es una relación bilateral: El clínico no puede emitir un diagnóstico psicológico solamente con su buen juicio, ni tampoco podría lograrlo solamente con los resultados de las pruebas psicológicas, aunque estas últimas son indispensables para fundamentar con propiedad dicho diagnóstico. 

Es de importancia que los padres se informen debidamente cuando decidan realizar evaluaciones psicodiagnósticas a sus hijos/as. Es compresible la rapidez con la que el padre desea intervenciones clínicas para su hijo/a, sin embargo, estos no son expertos como para conocer la mejor ruta de tratamiento. En este punto también se hace eco que solo un juicio clínico resulta insuficiente e irresponsable para realizar un psicodiagnóstico. El clínico profesional y ético escucha a los padres, sus inquietudes y necesidades, pero también psicoeduca y transmite tranquilidad y confianza hacia el proceso evaluativo, el cual, con especial énfasis deberá ser científico y técnicamente fundamentado. Cuidado padres con aquellas instituciones que ofrecen terapias (lenguaje, psicoeducativas, psicoterapias) a niños/as sin llevar un proceso de evaluación científica, y por contra, deciden basar el psicodiagnóstico a juicio clínico o con “pruebas” psicológicas de elaboración propia, carentes de análisis estadísticos. Toda institución seria y profesional basa sus procesos de psicodiagnóstico analizando el caso, preparando pruebas psicológicas apropiadas para este y así satisfacer las necesidades de medición. Los padres están en su derecho de conocer el procedimiento que se establecerá para brindar el diagnóstico, las técnicas e instrumentos a emplear y exigir que el proceso sea científicamente confiable. 

Cada vez más, en nuestro país, observamos una “crisis de evaluación psicodiagnóstica”, personas e instituciones se dedican, en más de las veces, a evaluar a niños/as únicamente por observación o por entrevistas iniciales semiestructuradas, sin calibración psicométrica. A lo largo del texto, se hace claro que el procedimiento de evaluación psicodiagnóstica es complejo en niños/as, requiere conocimientos técnicos, prácticos y experiencia en el campo. Se ha tratado de esbozar en pocas palabras y de manera general lo que debería contener, como mínimo un proceso de evaluación psicodiagnóstico. Como padres es importante estar informado y conocer a grandes rasgos lo que se necesita para lograr una intervención adecuada a las necesidades de su hijo/a.  

NotaLo expresado en este documento no sustituye la visita a un profesional de salud ni apela al abandono de tratamientos previamente establecidos por otros profesionales. 

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