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 2706-5421

Arte encuesta de probreza farmaceútica 2
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CEC / Susana Joma

Ilustración: Gustavo Menjívar

Salvadoreños gastan un promedio mensual de $126 en medicamentos

La Encuesta de Pobreza Farmacéutica, lanzada este 19 de febrero por el Centro de Estudios Ciudadanos (CEC), de la Universidad Francisco Gavidia (UFG), mostró que, a pesar de que los salvadoreños tienden a buscar atención en los servicios de salud pública, aún enfrentan el reto de destinar fondos para solventar necesidades médicas.   

En este estudio, que se realizó entre el 26 y 31 de enero y abarcó 1,245 entrevistas casa por casa a nivel nacional, se evidenció, entre otras cosas, que el 36.7 % de personas busca el servicio de las unidades de Salud cuando ellos o familiares están enfermos; el 22.3 % va a los hospitales públicos; 21.6 % del Seguro Social; pero también hay un 10.6 % que asiste a clínicas privadas; un 6.2 % recurre a un médico amigo o particular; 0.7 % a clínicas parroquiales; 0.1 % a un curandero y 1.6 % a otros lugares. 

Los datos arrojan que si bien un 43.5 % de personas que consultan en el sistema de salud pública o el Seguro Social reportan recibir todos los medicamentos que le indica el médico; hay un 44.6% que dice recibir algunas; 8.3 % las tienen que comprar, y el 3.6 % respondió que no sabe o desconoce. 

En la encuesta se advierte que un 74.7 % de los entrevistados no contemplan en su presupuesto un monto para gastos de salud; no obstante, un 25.1 % que sí lo hace, mientras un 0.2 % dice no saber.  

Según los resultados, quienes sí incluyen en su plan de gastos dinero para cuestiones sanitarias tienden a invertir un promedio mensual de $126.00, lo que representaría más de la mitad del salario mínimo del país, que ronda los $304.00. 

Óscar Picardo Joao, director del Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación (ICTI), señaló que los datos arrojan que “seis de cada diez salvadoreños no tiene ningún registro en instituciones que brindan salud y recursos para el retiro”. 

En el último año, de acuerdo con los datos del sondeo, 52.5 % de los consultados no ha tenido contratiempos para comprar medicamentos; 30.1 % si ha tenido problemas para hacerlo, 17 % a veces y 0.5 % no sabe o no conoce. 

¿Qué ha influido en que no se pueda adquirir los fármacos? 42.9 % lo atribuye a que están muy caros, 30.7 % a que sus ingresos han disminuido, 15.2 % a que fue una situación inesperada, y 11.2 % no sabe. Esta es una situación que los lleva a buscar lugares que tengas precios más bajos, en otros casos a esperar llegar al hospital, o a buscar ayuda en las iglesias o en organizaciones. 

Los datos apuntan que $43.50 es el monto promedio del medicamento más caro que los entrevistados reportan haber comprado. 

De la información obtenida en la Encuesta de Pobreza Farmacéutica destaca también que hay entre la población una tendencia a consumir, de forma recurrente, varios medicamentos: antihipertensivos para reducir la presión arterial; analgésicos contra el dolor; antidiabéticos para reducir los niveles de glucosa; antitusivos para curar la tos; antipiréticos para quitar la fiebre; relajantes musculares, entre otros. 

De la población entrevistada se desprendió que un poco más de la mitad, 55.6 % está medicado de forma permanente o un familiar, el 44 % no lo está y 0.4 % no sabe. 

En este ejercicio, de igual manera, se indagó sobre algunas prácticas están en la población, entre ellas la automedicación, la confianza en la medicina farmacéutica y la natural, la percepción sobre la corrupción en el manejo de los medicamentos en el sistema público, y creencias sobre el origen de las enfermedades. 

Un 58.7 % de la población externa que tiene más confianza en la medicina farmacéutica; sin embargo, hay un grupo importante, el 34.4 %, que se inclina por la medicina natural. Mientras el 6.9 % no se define. 

No menos importante es el hecho de que el 23.1 % de los encuestados reconoció que suele automedicarse, 29.3 % dijo que lo hace a veces, 47.6 % dijo que no lo hace y 0.1 % no sabe. 

“La encuesta viene a corroborar a grandes rasgos que hay un 30 % de la población que está emproblemada (económicamente), lo cual corresponde al nivel típico de progreso de país. No es casualidad. Si una persona tiene un padecimiento y le recetan una medicina que puede andar como vimos hasta los $46 dólares, una persona que gana 365 si compra la medicina no le alcanza para ir a trabajar o para comprar sus alimentos”, indica Picardo Joao. 

Según el investigador, esta situación puede tener consecuencias devastadoras para una familia, porque su situación económica y social se agudizará sobre todo si se muere el sostén de esta. 

Una mano solidaria 

Werner Wahn, presidente de la Asociación Farmacia Solidaria, una organización sin fines de lucro recién constituida que busca ayudar a salvadoreños con problemas económicos y con enfermedades agudas o crónicas a acceder a medicamentos, señaló que, hasta la fecha, la pobreza farmacéutica no ha estado tipificada en el país, pero es una realidad. 

Según expuso, la pobreza farmacéutica “pretende cuantificar y geolocalizar aquella población vulnerable que tiene dificultades de acceso al derecho de la salud, se ve imposibilitada a acceder a medicamentos, limitada a recursos financieros, con una deficiente educación e inseguridad en fuentes de ingreso”.   

Wahn externó que la asociación que representa ya está legalizada en el país y busca obtener medicamentos a través de jornadas de recolección, las cuales se desarrollarán en las principales cadenas de farmacias del país, inicialmente en San Salvador y La Libertad; además, se gestionarán donaciones de fármacos a laboratorios farmacéuticos nacionales y extranjeros. 

«Los medicamentos recibidos y recolectados en ambas actividades serán canalizados hacia las clínicas médicas parroquiales y privadas seleccionadas que son las beneficiarias de nuestra actividad, y que anticipadamente harán saber sus necesidades de medicamentos por medio de la entrega de un listado», sostuvo. 

La Asociación también establecería un Observatorio de la pobreza farmacéutica, para lo cual buscarán integrar un equipo multidisciplinario de profesionales de distintas disciplinas relacionadas con el tema de la salud, medicamentos y pobreza.

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