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Susana Joma

590,862 salvadoreños necesitarían asistencia alimentaria entre mayo y agosto de 2024

El Fenómeno del Niño y cambio climático están pasando factura en   la región centroamericana, al punto de que 4,092,318 personas residentes en Guatemala, Honduras y El Salvador podrían requerir de asistencia alimentaria entre mayo y agosto de 2024 (periodo de Hambre Estacional), según resultados de un estudio publicado por la Oxfam el pasado 11 de abril. 

El organismo internacional, a través del informe titulado “El Fenómeno de El Niño no permite “soñar la Mesa”, en el corredor Seco de Centroamérica”, detalla que para el caso de El Salvador son 590,862 personas las que requerirán de ayuda para acceder a alimentos, en Honduras 1,000,440 y en Guatemala 2,546,017. 

Los tres departamentos con más población en situación vulnerable por falta de alimentos son: San Salvador con 170,225; La Libertad con 82,806; Sonsonate con 51,951, según se observa en el mapa del estudio que la Oxfam impulsó con financiamiento del Departamento de Ayuda Humanitaria de la Unión Europea (ECHO). 

Según los datos brindados por Oxfam este esfuerzo se llevó adelante en coordinación otras organizaciones como ASEDECHI, ASEDE Corazón del Maíz, de Guatemala; PRO-VIDA y Fundación Campo, en El Salvador; CAFEG, ASONOG, Save the Children y CASM, de Honduras. 

El estudio tuvo como objetivo principal “analizar el impacto de las pérdidas en la producción agrícola, causadas por el fenómeno de El Niño, evaluando su repercusión en la seguridad alimentaria de los hogares afectados”, pero también buscó identificar las áreas prioritarias que las instituciones gubernamentales deben intervenir, con el fin de que diseñen estrategias efectivas para atender a esta población en situación de inseguridad alimentaria en el Corredor Seco. 

“La influencia del fenómeno de El Niño en el Corredor Seco de Centroamérica se manifestó, además de períodos sin precipitaciones, a través de un inicio tardío e irregular del período lluvioso, lo cual se reflejó en el retraso en el inicio de la siembra durante el primer ciclo de cultivo, según lo reportado por los hogares entrevistados”, cita el documento. 

Los investigadores subrayan que solo el 50.9 % de los hogares consiguió sembrar en la fecha habitual, que corresponde al mes de mayo, mientras el 39 % pospuso la siembra hasta junio; el 5.0 % en julio. Solo un 5.0 % logró sembrar con las primeras lluvias de abril. 

El fenómeno no solo afectó con el retraso en los periodos de siembra, sino que también generó episodios de déficit hídrico y lluvias intensas que perjudicaron los cultivos. 

“Según los hogares entrevistados, el 75.9 % de sus cultivos sufrieron los efectos de la sequía, definida como períodos de más de 15 días consecutivos sin lluvias. Específicamente, un 56.9 % de los hogares registraron pérdidas superiores al 70 % en la producción de maíz, mientras que un 57.4 % indicó haber sufrido pérdidas similares en la producción de frijol”, revela el informe. 

Además, los datos que recopilaron mostraron que hay “una prevalencia anormalmente alta de hogares en inseguridad alimentaria a finales de año (2023), a pesar de que el periodo de hambre Estacional ya había concluido”. 

Oxfam, en este estudio, también abordó la situación de violencia que afecta a las mujeres, así como otras condiciones de los hogares, por ejemplo, quién ejerce la jefatura en ellos, la cantidad de personas que los conforman, la situación de sus viviendas, si cuentan con los servicios básicos, los ingresos económicos, entre otros puntos. 

Las recomendaciones emitidas como resultado del análisis de los datos apuntan, entre otras cosas, que “es necesario proporcionar asistencia alimentaria de forma inmediata, preferiblemente a través de transferencias monetarias, a los hogares que han sufrido más del 50 % de pérdidas en la producción de granos básicos y que enfrentan algún grado de inseguridad alimentaria”.  

También es prioritario atender a la niñez con desnutrición aguda o en alto riesgo de padecerla, y a los hogares de jornaleros agrícolas que están sin trabajo; realizar intervenciones para mejorar la calidad de las viviendas, esto implica mejorar el acceso a agua potable, saneamiento básico. 

Si bien el organismo llama a la cooperación internacional a aumentar la cobertura de los proyectos de emergencia relacionados con asistencia alimentaria y reactivación agrícolas que se desarrollan a través de ongés, también exhorta a los ministerios o secretarias de salud pública de los países afectados a que, entre otras cosas, actualicen y refuercen en el personal el conocimiento de las normas de atención y vigilancia de los casos de desnutrición aguda desde los servicios de primer y segundo nivel de salud. 

Otras recomendaciones pasan por fortalecer la búsqueda activa de casos de niñez con desnutrición aguda o en alto riesgo de padecerla, e incorporarlos en programas de protección social y asistencia alimentaria para favorecer que se recuperen. 

La preocupación por el impacto de El Niño para este 2024 también fue expuesta en noviembre 2023 por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FA0), cuando planteó que requería $160 millones para poder dar asistencia a más de 4.8 millones de personas hasta marzo de este año, ante los estragos que el fenómeno está provocando en varias regiones del mundo. 

La FAO, en un artículo que publicó en su sitio en línea, precisó en esa oportunidad que pondría en marcha un plan de acción preventiva y respuesta actualizado a fin de reducir los efectos que tendrá El Niño en la agricultura y seguridad alimentaria de poblaciones que están en mayor riesgo.  

Como parte de ese plan tenía previsto adoptar medias en 34 países de África oriental y austral, América Latina y el Caribe, así como Asia y el Pacífico, que fueron seleccionadas a partir de una evaluación sobre las repercusiones históricas que tiene el fenómeno, también considerando otros factores, entre ellos las previsiones climáticas estacionales recientes, estacionalidad de la agricultura.  

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