La estimación hacia los formadores era producto del esfuerzo cotidiano del educador, del convivio fraterno y del ideal común que ambos compartían, y que es de donde surge eso que llamamos mística del maestro. Trae a la memoria los sabios consejos y orientaciones de grandes formadores como: Doña Gloria de Campo, Don José Olivares Castro, del Teacher Quintanilla, de Don Marcelito Estrada, de Don Alfredo Huertas García, de Doña Marina de Quezada, de Doña Mélida Anaya Montes, de Don Manuelito Bolaños, de Don José Lanza Diego, de Doña Tanchito Huezo Córdova de Ramírez, de don Joaquín Anaya Montes, de don Roberto Barahona, de don Manuel Guillermo Campos, entre otros destacados mentores.