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Óscar Picardo

Óscar Picardo

Demoscopia e Ideología…

La demoscopia se dedica a estudiar las opiniones o manifestaciones de los ciudadanos mediante los sondeos de opinión o encuestas. Por otro lado, la ideología es un sistema de representaciones mentales, por la cual y en la cual, el individuo accede a la realidad (percepción, intelección, comprensión) e interactúa con ella (movimiento, acción, trabajo) -Martín-Baró-. 

Dicho lo anterior, nos preguntamos, ¿son los salvadoreños de derecha, de izquierda, conservadores o progresistas?, ¿tienen una ideología definida?, ¿existe un marco axiológico sólido o firme sobre el cual sustentan sus ideas, opiniones o comportamientos?, hay muchas preguntas más… 

En la última encuesta de mayo 2022 del Centro de Estudios Ciudadanos (CEC) de la Universidad Francisco Gavidia, la posición ideológica de los salvadoreños y salvadoreñas en una escala dónde cero es muy de izquierda y diez muy de derecha; la gente se ubica en 6.34. En el estudio “Humor Social y político, cosmovisión e ideología de los salvadoreños (as)” de noviembre de 2021, la posición ideológica es de 5.83. En la evaluación de dos años de gobierno, junio 2021, la posición es 6.34. En la medición preelectoral del Gran San Salvador, enero 2021, la posición ideológica fue 5.50. En el estudio nacional preelectoral enero 2021, la posición ideológica fue 6.07. En el estudio titulado “Las cartas están echadas”, septiembre 2020, la posición fue 5.5. En la evaluación de seis meses de gobierno, enero de 2020, el resultado fue 6.45. En la encuesta de 100 días de gobierno -septiembre 2019- la posición fue 6.61. 

La media aritmética es 6.08, levemente inclinado a la derecha; ¿derecha moderada o una tercera vía? Difícil, más bien parece ser una postura alejada de las extremas o una renuncia a la típica derecha empresarial o a la izquierda popular.  

Cuatro años y ocho encuestas (lo que implica más de 10,000 entrevistados) son datos y evidencias suficientes para evaluar tendencias y llegar a ciertas conclusiones: 1) La ciudadanía se despolarizó de los esquemas tradicionales entre derecha e izquierda; 2) El fiel de medición se movió al centro, esto nos sitúa en un espacio de “indefinición” ideológica; 3) La nueva situación ideológica nos hace más vulnerables a los vaivenes políticos y a la vez más pragmáticos; 4) Se han perdido las “tradiciones” típicas o heredadas de las costumbres electorales; y 5) No hay debate político ideológico, ni referentes, ni bases teóricas. 

A la base de este fenómeno, también debemos destacar que hay un problema de “relevo generacional”; nuevos jóvenes en política que nacieron, al final o después del conflicto armado, y esto cambia las perspectivas. Por si fuera poco recibieron una instrucción histórica muy débil en sus aulas; los contenidos curriculares de historia representan 1/3 de los Estudios Sociales; y además se lee poco…  

¿Qué puede significar este hallazgo para el futuro?, las posiciones de derecha e izquierda, con todo su desgaste y crisis, siempre supuso un debate entre dos visiones antagónicas: el apoyo al mercado como eje del mundo privado versus los controles Estatales; o el conservadurismo versus el progresismo, entre otros paradigmas. Para una democracia sana esto siempre ha sido importante. Pero hoy tenemos una nueva ideología, una especie de chiste político llamado “Libertarismo”, se trata de anarquistas líquidos, sustentados en las ideas económicas Murray Rothbard y de Moshe Kroy, de donde emergen dos corrientes absurdas: anarcocapitalistas que abogan por la desaparición del Estado; y los minarquistas que defienden un Estado mínimo (que en la medida que aumentan los problemas, incrementan las capacidades Estatales). Hay otros libertarios voluntaristas y objetivistas, pero no es prudente dedicar tiempo y espacio a esto. 

Las Ciencias Políticas, los modelos de gobierno, los aparatos ideológicos y los partidos políticos necesitan una plataforma teórica de cultura y filosofía política para la búsqueda del bienestar. Hoy es más difícil atender las nuevas necesidades de las minorías emergentes; la sociedad cada vez es más compleja y surgen nuevos derechos, y es tarea de lo político respetar y resolver estas necesidades; buscar los equilibrios y definir posturas en el marco de un debate racional.   

¿Tenemos ideología los salvadoreños (as)?, ¿cuál es ese conjunto de ideas que defiende o encubre ciertos intereses?. En el estudio citado sobre “Humor Social y político, cosmovisión e ideología” descubrimos que somos: a) Conservadores; b) Religiosos; c) alta satisfacción vicariante (nos proyectamos en lo mejor desde nuestras carencias); d) pragmáticos; e) distanciados de las secuencias numéricas; f) proclives a la memoria de corto plazo; g) admiradores de los cambios; h) preocupados por un mejor empleo.  

Pero también Roque Dalton, Humberto Velázquez u Horacio Castellanos Moya presentan otros rasgos de nuestra personalidad sociológica y política, con luces y sombras; son lecturas del pasado, cuya herencia va desapareciendo. El o la salvadoreño (a) de hoy es muy distinto, ha ido cambiando políticamente, tras los golpes de corrupción e impunidad, ha dejado de creer y se ha aferrado a otras creencias. 

Hemos construido una herramienta interpretativa, llamada: “Categorías demográficas socioeconómicas para la lectura de encuestas”: 

https://www.disruptiva.media/evaluacion-de-tres-anos-de-gobierno-del-presidente-nayib-bukele-sin-novedades-todo-esta-bien/  

Una pirámide explicativa, que intenta dar cuentas de cómo piensa la gente y cómo se manifiesta a través de los estudios de opinión. Hay muchos que no creen, dudan o critican los resultados de estos estudios, pero en el fondo hay una lógica que proviene de ciertas circunstancias socioeconómicas, no hay casualidades y al final es estadística y ciencia aplicada.    

Disclaimer: Somos responsables de lo que escribimos, no de lo que el lector puede interpretar. A través de este material no apoyamos pandillas, criminales, políticos, grupos terroristas, yihadistas, partidos políticos, sectas ni equipos de fútbol… Las ideas vertidas en este material son de carácter académico o periodístico y no forman parte de un movimiento opositor.

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