Óscar Picardo
Barajamos: Segunda mano y otras cartas están echadas
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El 14 de septiembre de 2020 publicamos la encuesta electoral titulada “Las cartas están echadas”, pronosticando una Asamblea Legislativa con absoluto dominio del partido Nuevas Ideas; ¿de dónde sacamos la polémica definición?, en primer lugar, de tres estudios previos:
- En la primera encuesta de 2020, en enero 15, que presentó el Centro de Estudios Ciudadanos (CEC) de la Universidad Francisco Gavidia (UFG), se tituló: “Todos los sectores apoyan al presidente… pero el 4 % existe”; la nota del presidente fue de 8.39.
- En la segunda encuesta, del CEC-UFG, en dónde se evaluaron los hechos del 9 de febrero, los ciudadanos adjudicaron la nota de 8.21.
- La tercera encuesta evaluó el manejo de la pandemia de Covid-19, y se presentó el 30 de abril, y se tituló: “Bukele: Inmune a la pandemia del Covid-19”; la nota del presidente fue de 8.70
Pero también contábamos con otros datos analizados por el Centro de Modelaje Matemático “Carlos Castillo-Chávez” y herramientas de análisis de redes sociales realizados por el equipo de Disruptiva.media, entre otras fuentes. Conclusión: El presidente transfiere su imagen a todo lo que está a su alrededor.
“La suerte está echada” (Alea Iacta Est) es una frase que se atribuye a Julio César, y que la habría dicho momentos después de cruzar el río Rubicón con sus legiones; algo así, como no hay vuelta atrás.
Aplicamos y adecuamos esta frase en la expresión “las cartas están echadas”, como si fuera una partida de póker; una vez repartidas las barajas, nada se puede hacer. Era un asunto de suerte o de circunstancias.
Los estudios de opinión pública iban presentando fotos parciales de la realidad; pero al unir todas las fotos se configuraba cierta tendencia y, pese a las diversas aritméticas del pasado se descubrió un cambio de “humor social” con un impacto irreversible.
Inclusive después de las elecciones, la mayoría ciudadanos, antes de la Ley del Bitcoin, aprobaban todo lo que hacía y decía el presidente; desde la invasión militar a la Asamblea Legislativa de febrero de 2020 hasta las decisiones durante la pandemia del mismo año. La opinión era bastante monolítica. Obviamente había un desencanto con la clase política del pasado y la percepción que había iniciado un nuevo ciclo político bajo ciertos principios o eslóganes: “Nuevas Ideas”, “los mismos de siempre”, “el dinero alcanza cuando nadie roba”, entre otras.
Pero en política termina una partida y comienza otra; y en la segunda mano, la suerte cambió un poco. En la encuesta “Los salvadoreños opinan sobre la Ley de Bitcoin: ¿Aceptan y reciben?” publicada el 7 de julio de 2021 ya no se ve una escalera real alta o un póker de ases…
Veamos las cartas:
- 53.5% piensa que la ley de Bitcoin es una decisión nada acertada.
- 64.8% No está dispuesto a recibir su salario en Bitcoin.
- 44.7% no ve la Cadena Nacional.
- 24% no tiene conexión a internet.
- 60% no tiene cuenta bancaria.
Ahora, sigue en la partida, y se piden cinco cartas más:
- 95% valora para su estabilidad financiera el dólar.
- 40.6% opina que el presidente actuó como en la dolarización, como los mismos de siempre.
- 40.4% cree que la nueva ley va a favorecer a los grandes empresarios.
- 31% Cree que le afectará al presidente negativamente.
- 32.7% Los motivos del presidente son personales y empresariales.
Para salvar la partida, se piden otras tres cartas más:
- 57.8% Siempre pagaremos alguna comisión.
- 43.6% La situación económica puede empeorar.
- 48.7% Con esta decisión hay incertidumbre.
Al final, en esta partida hay otras cartas sobre la mesa…; al cruzar los datos estadísticos del estudio, cerca de un 30% de los encuestados se alejan del presidente, mientras que un 50% se mantiene fiel. Ya no es el pírrico 3%, ni el presidente y su equipo tienen este visto bueno generalizado que veíamos en otros escenarios del pasado inmediato.
Pero hay algo más, aparece otro jugador en la mesa: el reportaje de El Faro “Bukele y sus hermanos planean emitir colones digitales” (16 de julio 2021); este elemento antagoniza la partida y da vitalidad a las hipótesis de la clase media, a los sectores con escolaridad más alta y a las personas de 40 y 55 años (según la encuesta). En efecto, ningún especialista e institución seria considera una buena idea establecer el Bitcoin como moneda de curso legal obligatoria.
Es natural que inicie un proceso de desgaste político a partir del segundo año de gobierno; pero más allá de este proceso estamos frente al primer “paso en falso” político del presidente y su equipo.
A nivel global se vive un profundo proceso de “transformación digital” y es lógico pensar en diseñar soluciones y nuevos productos virtuales; de hecho, cada vez más realizamos trámites, transacciones y servicios por aplicaciones móviles. El modelo GAFA (Google, Apple, Facebook, Amazon) está cambiando todo; Netflix, Uber, Airbnb, Waze, Spotify. Pero a pesar de ello, y considerando el contexto macroeconómico salvadoreño y las condiciones geopolíticas, una decisión como la Ley de Bitcoin se tuvo que haber discutido con economistas e instituciones serias, y no sólo con “Bitcoin Brothers”…