Seguimiento de noticias sobre corrupción
Este es el nuevo seguimiento interactivo de medios y noticias sobre corrupción.
Esta es la tercera entrevista sobre economía que publicamos en esta serie de previsión económica. Lorena Valle Cuéllar es una economista que publica en Alharaca y está sacando una maestría financiada por Erasmus: Economic Policies for the Global Transition (EPOG+), con una especialización en Macroeconomía y Política Económica.
Honestamente no tengo mucho optimismo en cuanto a la mejora de indicadores macroeconómicos y sociales, debido a las secuelas que ha dejado la pandemia, y que seguramente seguirán vigentes en 2021.
La llegada de la vacuna a El Salvador podría mejorar el panorama actual, pues permitiría reanudar gradualmente la actividad económica, pero esto no resolvería problemas estructurales en materia económica. Además, dudo que esto se logre en menos de un año, debido a las complejidades que implica la obtención de la vacuna y su distribución entre toda la población; sumado a la precaria infraestructura de nuestro sistema de salud y la manera opaca y desorganizada en la que el GOES manejó la distribución de pruebas y recursos durante la pandemia en 2020.
En macroeconomía se habla de ciclos económicos. Períodos de “booms”, donde la economía crece y todo parece ir bien, y períodos “de bajón”, donde hay crisis, se pierden empleos, los ingresos se reducen, etc. Las recesiones son parte de estos ciclos o fluctuaciones. En términos técnicos, una recesión sucede cuando la tasa de variación del Producto Interno Bruto (PIB) es negativa en dos trimestres consecutivos, es decir, en un período de al menos seis meses. Según datos del Banco Central de Reserva (BCR), en el segundo y tercer trimestre de 2020 el PIB mostró una reducción de -19.22% y -10.24%, respectivamente; como consecuencia de la crisis económica provocada por el COVID-19, y sus efectos en la oferta y demanda. Entonces sí, en El Salvador estamos en una recesión económica, como muchos países en el mundo.
El PIB es un indicador importante que nos permite tomarle el pulso a la actividad económica desde un punto de vista productivo y monetario, pero los efectos de la recesión los viven y los sienten las personas en su día a día: quienes han perdido empleos, quienes han tenido que cerrar negocios por las caídas en ventas, quienes han visto reducidos sus ingresos, quienes perciben más cargas de trabajo tanto remunerado como no remunerado.
Un “corralito” sucede cuando el Gobierno impide a las personas disponer libremente del dinero que tienen en plazos fijos, cuentas corrientes y cuentas de ahorro. Este término se acuñó a partir de las restricciones impuestas por el gobierno de Fernando de la Rúa en Argentina, en el año 2001. El argumento detrás de una medida de esa naturaleza es la pérdida de confianza en las instituciones financieras de un país; y su resultado puede ser una crisis financiera que eventualmente puede convertirse en un estallido social. Porque lo económico es también social y es político. Esta pérdida de confianza puede darse por múltiples factores, entre ellos las expectativas y percepciones que tienen las personas, empresas e instituciones que ahorran e invierte, a partir de las decisiones que toma un gobierno.
Dada la falta de planificación en el proceso de toma de decisiones en materia económica que ha caracterizado a este gobierno, me atrevo a decir que hay espacio para todo. Un corralito puede ser el resultado de una secuencia de decisiones poco responsables, y pérdida de confianza en el sistema financiero y en la capacidad del gobierno de regularlo. Por eso hay que poner mucha atención a las medidas y acciones tomadas desde el Ministerio de Hacienda y desde la Superintendencia del Sistema Financiero.
No. Generar alarmas sin evidencias contundentes puede llevarnos a una crisis financiera.
Es difícil tener información perfecta sobre el futuro, sobre todo en lo que respecta al sistema financiero. Es por eso que las personas tomamos decisiones sobre cómo usar nuestro dinero -si ponerlo debajo del colchón, en una cuenta de ahorros o invertirlo en algo- a partir de las expectativas que tenemos sobre el futuro. Estas expectativas se van formando a partir de varios factores relacionados con el contexto en el que estamos y los mensajes que recibimos de los medios de comunicación, del gobierno, de instituciones internacionales, etc. Si los y las economistas, o demás personas que tienen conocimiento técnico sobre economía, comenzamos a decir en medios de comunicación “saquen su dinero del banco”, es muy probable que se generen alarmas y expectativas negativas sobre el futuro, y las personas comiencen a sacar sus ahorros del banco, generando un efecto dominó que puede culminar en una crisis financiera con consecuencias sociales, como mencioné anteriormente. Es por eso que debemos mantenernos informados e informadas, y prestar atención a las decisiones que se toman desde el gobierno y desde las instituciones financieras, para evitar actuar de manera precipitada.
Nadie previó la pandemia, pero los efectos sociales y económicos causados por esta no deberían sorprendernos. El ordenamiento económico y social en el que vivimos desde hace años ha dado señales de ser incapaz de garantizar condiciones de bienestar para la gran mayoría de personas en el mundo. La crisis derivada del COVID-19 solo ha puesto en evidencia a todo color y en tonos más crudos esta realidad.
Es común escuchar que ante la crisis económica es importante ayudarnos entre nosotros: comprarle a comercios locales, hacer donaciones, etc. Estos son gestos que parten de sentimientos nobles. Sin embargo, para hacer frente de manera sostenible a los problemas económicos del país que terminamos enfrentamos todos y todas, considero que debemos partir de dos puntos:
Estas parecen acciones pequeñas ante una crisis de dimensiones abrumadoras, pero es importante que hagamos uso de todas las herramientas que estén en nuestras manos como ciudadanía para incidir en las decisiones que se toman en el presente, y que tendrán consecuencias en el futuro.
Planificar de manera seria, transparente, participativa y con base en evidencia científica. Esto implica al menos:
No tengo idea de cuál puede ser el “as” bajo la manga del GOES. Pero debería preocuparnos que se hable en esos términos, pues el rol del Gobierno no es “sorprendernos”, es actuar de manera responsable, transparente y planificada; y eso debe reflejarse en sus declaraciones sobre las acciones que implementará.
Discutir la reforma del sistema de pensiones en El Salvador es imperativo. No solo por las presiones fiscales que general la deuda previsional, sino, sobre todo, porque el acceso a una pensión es un derecho humano que debe ser garantizado para todas las personas adultas mayores del presente y del futuro (o sea nosotrxs, jeje). Cualquier reforma -sea iniciativa del gobierno actual o administraciones futuras- debe tener estar basada en un diálogo social y participativo, y tener un carácter integral. Esto quiere decir que debe contemplar aspectos fiscales y financieros, pero también la ampliación de cobertura y el incremento en la suficiencia de las pensiones.
Este es el nuevo seguimiento interactivo de medios y noticias sobre corrupción.
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El viernes 13 de marzo, el presidente Nayib Bukele ordenó a Protección Civil decretar la alerta roja ante el riesgo del coronavirus. Además, instó a
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El lavado de manos habitual es una de las principales medidas recomendadas para prevenir las enfermedades de fácil transmisión originadas por virus o bacterias, como
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En un diálogo digital -y medio ubicuo- con el académico Carlos Cañas Dinarte, residente en Barcelona, España, conversábamos sobre el rumbo educativo y cultural de El Salvador; mi punto de vista era que el país estaba simplemente “ralentizado”, pero Carlos me propuso una serie de argumentos para explicarme que más bien era una “entropía”, es decir estamos involucionando.
La temporada de incendios forestales de Australia 2019-2020 ha quemado un estimado de 6 millones 300 mil hectáreas. En el fuego, además de destruir más de 2,500 edificios, han muerto 24 personas hasta el pasado 4 de enero de 2020.
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Mauricio González es un economista, investigador de la Universidad Francisco Gavidia y de la Universidad José Matías Delgado, él propone que el país abandone la dolarización para poder hacerle frente a esta crisis económica.
Esta es la primera de una serie de entrevistas realizadas con el propósito de tener una previsión de lo que les espera a las personas salvadoreñas este 2021 en materia económica. La primera entrevistada es la economista Tatiana Marroquín columnista de Alharaca y El Faro.